Villagarc¨ªa: de la agricultura de subsistencia ala industrializaci¨®n frustrada
La r¨ªa de Arosa constituye un claro ejemplo de la peculiaridad que en Galicia presenta el problema del paro. El obrero de la r¨ªa es un trabajador simbi¨®tico, muy lejos de la proletarizaci¨®n que presenta el trabajador de zonas m¨¢s decididamente desarrolladas, como pueden ser Vigo, La Coru?a o El Ferrol. En la r¨ªa se registra la peculiaridad a que da lugar el tr¨¢nsito imperfecto de la sociedad agraria, que a¨²n persiste en gran medida, a la sociedad relativamente industrializada. Las cifras de paro en la r¨ªa de Arosa, en la escasa medida con que se cuenta con una cierta cuantificaci¨®n del desempleo, resultan poco exactas, por cuanto no incluyen la aut¨¦ntica dimensi¨®n del problema: el paro encubierto o el subempleo.
Uno de los sectores que mayor ¨ªndice de paro registra, la construcci¨®n, sirve de ejemplo a esta situaci¨®n de subempleo. El obrero de la construcci¨®n vive en el campo, trabaja la tierra de su peque?a loira (finca) y su situaci¨®n de paro, cuando queda sin empleo, se ve atenuada por la supervivencia que le permite lo que saca de la tierra, de una parte, y con lo que obtiene del mar, con el marisqueo furtivo que, como contrapartida social, est¨¢ esquilmando la riqueza de la r¨ªa.Las condiciones de vida, sin embargo, distan mucho de alcanzar un nivel aceptable. Como se?ala el abogado socialista Benito Garc¨ªa, ?las condiciones de vida en la zona rural son infrahumanas. Entras en cualquier vivienda y puedes observar c¨®mo carecen de la m¨¢s m¨ªnima garant¨ªa de higiene. Los animales, en proporci¨®n, est¨¢n en mejores condiciones que las personas?.
El sector marisquero, uno de los m¨¢s fuertes de la zona, est¨¢, sin embargo, seriamente amenazado por el grave deterioro ecol¨®gico que origina simult¨¢neamente el vertido de aguas fecales el esquilmo que provoca la avlancha de campesinos, que con frecuencia acuden desde el interior hasta el mar en busca de un ?complemento de subsistencia ?.
Familias enteras de Orense acuden en los primeros d¨ªas de octubre a mariscar a la r¨ªa. Ello ocasion¨® el pasado mes que el caj¨®n de berberechos pasara de 2.000 a 8.000 pesetas, lo que, sin embargo, no significa que ganen m¨¢s dinero. Ocurre, simplemente, que las capturas son menores.
Esta situaci¨®n plantea un serio problema a las centrales sindicales, que han de defender el principio de que el mar es para quienes lo trabajan, al tiempo que no pueden evitar que acudan al mismo otros trabajadores que necesitan de ¨¦l como complemento para subsistir.
En este sentido, se denuncia la falta de vigilancia por parte de las autoridades de Marina, las cuales tienen encomendada esta tarea. Se utilizan artes prohibidas e incluso se captura marisco en ¨¦poca de veda, sin que los responsables de la vigilancia del mar parezcan capaces de evitarlo.
En Villagarc¨ªa se recuerda que en la r¨ªa de Vigo exist¨ªa un problema similar, ya en v¨ªas de soluci¨®n mediante la colaboraci¨®n de los sindicatos marineros con el Plan Marisquero de Galicia. No obstante, dentro de la propia r¨ªa de Arosa existe una cierta diferencia o matizaci¨®n del problema marisquero de una zona a otra. En El Grove, por ejemplo, existen seiscientas mejilloneras, que dan empleo al 25% de la poblaci¨®n activa del pueblo. En r¨¦gimen de explotaci¨®n familiar, de su alto rendimiento da idea el hecho de que el pasado a?o rindi¨® cada una de las mejilloneras, unas ganancias brutas del orden de los dos o tres millones de pesetas. Ello se logr¨®, sin duda, por la organizaci¨®n que fueron capaces de montarse estos mariscadores, que llegaron incluso a constituir una asociaci¨®n que logr¨® influir en el precio del mejill¨®n. Y es precisamente el aspecto de organizaci¨®n el que parece presentar mayor dificultad a la hora de afrontar el problema marisquero. El hecho de que el trabajador de la r¨ªa de Arosa presente el car¨¢cter simbi¨®tico ya apuntado le impide sentirse reivindicativo, ya que una parte de su trabajo -que en muchas ¨¦pocas del a?o es la fundamental- lo efect¨²a por cuenta propia en su propia tierra. Esta circunstancia dificulta el desarrollo de las centrales sindicales en la zona, en la que, no obstante, Comisiones Marineras est¨¢ logrando una cierta implantaci¨®n, junto con la UGT, central esta que tiene mayor presencia en la industria conservera, donde la mano de obra es fundamentalmente femenina.
En cuanto a la industria conservera, otro de los puntales de la industrializaci¨®n de la zona, su principal caracter¨ªstica es la fragilidad que presenta, consecuencia de una falta de planificaci¨®n en la captura de la materia prima -aspecto este que comienza a ser abordado por las empresas, algunas de las cuales poseen ya su propia flota pesquera- y la ausencia de capitalizaci¨®n.
No es infrecuente el conflicto social en este sector, como consecuencia de la falta temporal de una determinada especie de pescado, lo que origina el despido de parte de la plantilla de cualquier empresa. Este tr¨¢mite resulta as¨ª de f¨¢cil por el simple hecho de que una de las caracter¨ªsticas de la mano de obra de este sector, adem¨¢s de su docilidad, es la eventualidad. Aqu¨ª resurge la dificultad de los sindicatos para hacerse presentes, ya que raro es la mujer que adem¨¢s de trabajar en una f¨¢brica de conservas no se ocupa tambi¨¦n de trabajar su tierra, por lo que nunca se ve totalmente sin trabajo.
Seg¨²n denuncia el alcalde de El Grove, otra de las caracter¨ªsticas frecuentes del sector, consistente en la ausencia de cotizaci¨®n a la Seguridad Social por el car¨¢cter eventual de gran parte de los trabajadores, motiva la reiterada solicitud de ayuda a los ayuntamientos por parte de mujeres que despu¨¦s de treinta a?os de trabajo se encuentran sin empleo y sin ning¨²n tipo de pensi¨®n.
El turismo, que podr¨ªa constituir una de las principales fuentes de riqueza de la zona, aparece, sin embargo, a un nivel ¨ªnfimo de desarrollo. El turista acude a la r¨ªa por las condiciones naturales de la misma, pero se encuentra con deficientes servicios que hacen imposible la prolongaci¨®n de la temporada natural.
Tan s¨®lo La Toja parece seriamente interesada en la b¨²squeda de atractivos tur¨ªsticos que permitan prolongar la temporada de turismo en la zona. No obstante, a nivel general, el turismo es hoy en la r¨ªa de Arosa, simplemente, otra fuente de trabajo, cuando las condiciones naturales la pod¨ªan situar en una de las principales fuentes de riqueza.
La frustraci¨®n del superpuerto
Para culminar esta pesimista imagen que los testimonios recogidos por este diario ofrecen del desarrollo econ¨®mico de la r¨ªa de Arosa, y m¨¢s concretamente de Villagarc¨ªa, hay que referirse a la frustraci¨®n causada por la definitiva huida del superpuerto que en la d¨¦cada de los sesenta se proyectaba construir en Villagarc¨ªa.
Parad¨®jicamente, y como si el paso del tiempo pretendiera burlarse de lo que un d¨ªa fue esperanza de desarrollo para toda una regi¨®n, hoy el puerto de Villagarc¨ªa padece una importante recesi¨®n en su tr¨¢fico, que en los ¨²ltimos cuatro meses ha supuesto un decrecimiento del 27%. La causa, tambi¨¦n parad¨®jicamente, es la mejora en las comunicaciones internas de la regi¨®n, unas comunicaciones que tradicionalmente situaban a Galicia m¨¢s lejos a¨²n de lo que geogr¨¢ficamente se encuentra. En efecto, la apertura del tramo de autopista La Coru?a-Santiago ha desviado el tr¨¢fico portuario que habitualmente sal¨ªa de Villagarc¨ªa, fundamentalmente elaborados de la madera, hacia el puerto de La Coru?a.
Pero volviendo a la frustraci¨®n del superpuerto, en Villagarc¨ªa no se olvida el informe presentado por el plan de desarrollo franquista a cierto Consejo de Ministros celebrado en Meir¨¢s, seg¨²n el cual el proyecto elaborado por diez multinacionales para construir en esta zona un superpuerto, aut¨¦ntico pulm¨®n de Europa, con una inversi¨®n de 325.000 millones de pesetas, no era posible, especialmente por la falta de preparaci¨®n t¨¦cnica de la zona. La decisi¨®n final fue la construcci¨®n del superpuerto en Bilbao.
De esta manera, Galicia se qued¨® sin unas instalaciones que supon¨ªan el montaje de un complejo industrial integrado por una gran refiner¨ªa, una petroqu¨ªmica integral y una siderurgia, junto con una planta para el tratamiento del mineral de cobre, hasta un total de seis empresas de cabecera que deb¨ªan derivar en veinticuatro subsidiarias inmediatas, que ocupar¨ªan veintis¨¦is kil¨®metros cuadrados en la zona de la r¨ªa.
El proyecto part¨ªa de la idea de que era conveniente la utilizaci¨®n de buques de gran desplazamiento para el transporte a distancia de materias primas a granel. Estas materias deber¨ªan ser recibidas en el superpuerto y distribuidas luego por medio de otros barcos de menor tonelaje, logrando as¨ª unos costes de transporte y unos precios de las materias primas competitivos.
Los promotores de esta idea consideraban que Villagarc¨ªa de Arosa reun¨ªa todas las condiciones id¨®neas (calado de la r¨ªa, situaci¨®n del puerto para el suministro de mercanc¨ªa, etc¨¦tera) para ser elegida para el proyecto. Se ignoraba, o se pretend¨ªa ignorar, no obstante, el peligro que hubiera supuesto su instalaci¨®n para el sistema ecol¨®gico de la zona.
En cualquier caso, los sue?os gallegos se los llev¨® el viento del desarrollismo de la ¨¦poca a otros lugares, concretamente a Sagunto y Bilbao, con la colaboraci¨®n del Opus, que, como se supo despu¨¦s, a trav¨¦s de L¨®pez Bravo, jug¨® la carta contraria a los intereses gallegos.
As¨ª, el tr¨¢nsito de la sociedad agraria, a¨²n no abandonada a una sociedad industrial capaz de afrontar la crisis econ¨®mica que hoy registra el mundo occidental, sigue siendo una quimera que se traduce en un elevado ¨ªndice de paro encubierto y un subempleo que parece despreciar la riqueza natural de una regi¨®n aut¨¦ntica reserva econ¨®mica de Europa.
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