Detenido un presunto pir¨®mano que aprovechaba el fuego para robar
Al menos cinco casos de incendio han sido esclarecidos por la polic¨ªa con la detenci¨®n del activo pir¨®mano Ram¨®n Crespo Calatrava, un robusto ciudad¨¢no de 32 a?os. Se sabe que el arrestado disfrutaba triplemente de los siniestros. Primero, los provocaba; luego, desvalijaba las viviendas, aprovechando la confusi¨®n, y fmalmente, colaboraba con los bomberos en los trabajos de extinci¨®n y salvamento. Hace tres d¨ªas, los bomberos empezaron a sospechar. Poco despu¨¦s llegaba la polic¨ªa.
La detenci¨®n de Crespo Calatrava se consum¨® en el curso de un incendio, el ¨²ltimo, que hab¨ªa iniciado el domingo por la tarde en el Edificio Espa?a con el mismo triple objetivo que los anteriores, Invariablemente segu¨ªa un sistema: incendiaba los edificios, avisaba a. los vecinos o moradores para que se pusieran a salvo y les hac¨ªa la recomendaci¨®n expresa de que dejasen abiertas las entradas a salones y dormitorios, ?a fin de que los bomberos pudieran trabajar con las manos libres?. Como era de esperar, procuraba anticiparse a la llegada de los equipos de extinci¨®n con sus propios equipos de recogida.Por este procedimiento, Crespo Calatrava hab¨ªa logrado apoderarse de 95.000 pesetas en un apartamento del hotel Meli¨¢-Princesa el d¨ªa 8. Parec¨ªa tener una cierta predilecci¨®n por los edificios suntuarios: en su historial conocido se incluyen las mencionadas incursiones en el Edificio Espa?a y en el hotel Meli¨¢, y dos en el hotel Gran V¨ªa, una perpetrada hace dos meses, y otra el s¨¢bado, d¨ªa 15. Era un Ner¨®n sin arpa que comet¨ªa el error de entregarse excesivamente a la arriesgada tarea de incendiar, robar y sofocar; vamos, que le sobrab¨¢ ardor. El pasado domingo prendi¨® la mecha en dos lugares diferentes: por la mafiana, en una casa de la calle de Trujillo; por la tarde, en el rascacielos. Se pas¨® el d¨ªa jugando con fuego.
Seg¨²n las primeras referencias, los bomberos entraron en sospe chas porque era inevitable desconfiar de un colaborador que aparec¨ªa indefectiblemente all¨ª donde algo. se estaba quemando, aunque fuera en sitios distantes y en fechas distintas; se confirma as¨ª que esa p¨®stuma inclinaci¨®n suya al benem¨¦rito trabajo de apagar fuegos, despu¨¦s de la abominable tarea de provocarlos, ha sido su perdic¨ª¨®n. Un d¨ªa, aquello ten¨ªa que olerle a chamusquina a un bombero.
Dice la polic¨ªa que Crespo experimentaba un discreto placer ?ante el espect¨¢culo de las llamas?. Es evidente que ha carecido de la paciencia precisa para esperar a las Fallas y que, en ¨²ltima instancia, t¨ªene una irresistible vocacion de apagar. El humorista Pitigrilli ya hab¨ªa clasificado casos como el suyo en una vieja frase: ?El que empieza de incendiario termina de bombero.?
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