Las peticiones vascas sobre ¨¢mbito territorial de convenios se posponen al Pleno del Senado
. El Pleno del Congreso consumi¨® pr¨¢cticamente entera la sesi¨®n de la tarde en un debate sobre el ¨¢mbito territorial de los convenios colectivos. Las posiciones vascas se mantuvieron irreductibles y mientras la Minor¨ªa Catalana se daba por satisfecha con la interpretaci¨®n del tema, aqu¨¦llos insistieron en la necesidad de establecer competencias concretas en el ¨¢mbito auton¨®mico vasco para la negociaci¨®n colectiva. Tras suspender el Pleno durante quince minutos, despu¨¦s de un extens¨ªsimo debate, se anunci¨® que el acuerdo hab¨ªa resultado imposible y que permanec¨ªa abierta la v¨ªa negociadora de cara al Pleno del Senado.
La jornada vespertina comenz¨® con una pretensi¨®n del Grupo Comunista, defendida por Marcelino Camacho, para introducir dos nuevos art¨ªculos -tras el marcado como n¨²mero 74 en el texto- que regulasen las secciones sindicales. Bandr¨¦s apoy¨® tambi¨¦n esta pretensi¨®n, pero UCD se opuso por entender que los derechos sindicales, por afectar a la libertad de las personas, deben regularse por ley org¨¢nica, de acuerdo con la Constituci¨®n, y que, al igual que con el derecho de huelga, el Gobierno prepara los correspondientes proyectos de ley para enviarlos a la C¨¢mara.En el art¨ªculo 75, el PCE trat¨® de que las asambleas de trabajadores pudieran ser convocadas por un 25 % de la plantilla y no por el 33 %, como establece el proyecto. La pretensi¨®n fracas¨® por 241 votos favorables al texto, cuatro negativos y 34 abstenciones.
Los art¨ªculos 76, 77, 78 y 79, que regulan el lugar de reuni¨®n, la convocatoria, las votaciones y los locales y tabl¨®n de anuncio, dentro del derecho de reuni¨®n de los trabajadores, pasaron tambi¨¦n sin modificaciones sobre el texto, despu¨¦s de que se rechazasen enmiendas comunistas y de Bandr¨¦s.
Se entr¨® entonces en el t¨ªtulo tercero, que regula la negociaci¨®n y los convenios colectivos. El art¨ªculo 80 tuvo una enmienda comunista que defendi¨® S¨¢nchez Montero, por la que trataba de eliminar la referencia a la productividad como contenido que puedan regular los convenios colectivos. La propuesta comunista corri¨® igual suerte que las anteriores y fue derrotada con 270 votos favorables al texto, veinticinco en contra, una abstenci¨®n y dos nulos.
Ambito territorial
Se lleg¨® as¨ª al art¨ªculo 81, que concitaba un conjunto de enmiendas por parte de los grupos nacionalistas, fundamentalmente. La pretensi¨®n, en s¨ªntesis, era que se garantizase la posibilidad de negociar convenios colectivos, en el ¨¢mbito de las comunidades aut¨®nomas y con total independencia de los que pudieran acordarse a niveles territoriales superiores. Esta exigencia, especialmente por parte de los vascos, se planteaba de modo que el art¨ªculo 81 la reflejase de forma expresa y terminante.
Antoni Monforte, en nombre del PNV, mantuvo un voto particular y dos enmiendas a este art¨ªculo. Seg¨²n ¨¦l se trataba de la columna vertebral de la negociaci¨®n colectiva y el art¨ªculo ?arremete contra la soberan¨ªa de las partes?. Asegur¨® que algunos empresarios han podido creer que con el art¨ªculo 81 se eliminaba la negociaci¨®n colectiva, y puso como ejemplo las declaraciones de Ferrer Salat. Seg¨²n el diputado vasco, un sector de la gran empresa ha querido ver grandes ventajas en el planteamiento del Estatuto, pero, en su opini¨®n, esta postura es muy poco realista.
?Se ha dicho que se quiere homogeneizar las comisiones de trabajo, pero se ignora la realidad social?, afirm¨® el mismo diputado. ?Pretender acabar con la libertad de la negociaci¨®n colectiva es un despotismo, no precisamente ilustrado.? A rengl¨®n seguido, Monforte se extendi¨® en las consideraciones estrictamente auton¨®micas del tema: ?La institucionalizaci¨®n auton¨®mica es incompleta?, dijo, ?sin institucionalizar los aspectos sociolaborales.?
Hizo referencia a la huelga general del pasado d¨ªa 7, ?sin precedentes en los ¨²ltimos cuarenta a?os?, como muestra del rechazo colectivo que el pueblo ha mostrado respecto a este texto, y asegur¨® que las competencias auton¨®micas ser¨¢n totalmente cercenadas si no incluyen la posibilidad de diferenciar el campo de la negociaci¨®n laboral.
Los sindicatos de cuadros
Miguel Roca, por la Minor¨ªa Catalana, defendi¨® que el Estatuto recogiese la posibilidad de que los sindicatos de cuadros, en el mundo laboral, puedan firmar acuerdos reducidos a su ¨¢mbito, y lo mismo respecto a negociaciones sectorializadas. Puso ejemplos de derecho comparado, asegur¨® que la OIT estudia el problema a nivel europeo y argument¨® que si se dice que el art¨ªculo ya recoge esta posibilidad ?no vemos por qu¨¦ no se quiere decir con mayor claridad ?.
Sol¨¦ Tura, por el PCE, intervino en un intento de conciliar lo que ellos entienden como necesidad de unidad para la clase trabajadora: ?Sabemos que dentro de la clase obrera hay diversidad, e incluso conflictos, pero debemos tender a eliminarlos e ir hacia la unidad. Nos preocupa que florezcan las respuestas corporativas; hay que superar las respuestas fragmentadas.? En definitiva, se opon¨ªan a la posibilidad de negociaci¨®n diferenciada para sectores o cuadros.
Respecto al ¨¢mbito territorial de las negociaciones, reconoci¨® que el problema era m¨¢s complicado y que para ellos debe ser ?la voluntad de las partes la que delimite el ¨¢mbito territorial?. A rengl¨®n seguido explic¨® que con ello no se resolv¨ªa el problema, porque pueden surgir conflictos territoriales, y propuso como soluci¨®n que los convenios generales fijen m¨ªnimos, ?pero s¨®lo m¨ªnimos, para que los convenios particulares puedan mejorar las condiciones pactadas?. En s¨ªntesis se pronunci¨® por la ?unidad de la clase trabajadora, pero a partir de la diversidad territorial?.
Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s calific¨® el texto del art¨ªculo 81 de ?atentado contra el sindicalismo y contra las autonom¨ªas?. La autonom¨ªa, dijo, es algo global, y este texto constituye un ataque al sindicato de nacionalidades. ?Si los convenios de Euskadi se tienen que negociar en Madrid, ?d¨®nde queda la autonom¨ªa??, se pregunt¨®. Asegur¨® Bandr¨¦s que para Euskadi el tema es vital, ?porque se han puesto de acuerdo empresarios y trabajadores, partidos de derecha y de izquierda?, y record¨® que con la huelga general del d¨ªa 7 ?nos dieron un aviso?. A?adi¨® que ?tendremos que decir a nuestros electores: volvemos con las manos vacias? e inviti¨® a la C¨¢mara a que valorase las consecuencias de esta actitud.
Llamada a la solidaridad
Felipe Gonz¨¢lez subi¨® a la tribuna y, en una larga intervenci¨®n, que consigui¨® la mayor atenci¨®n de entre todas las que se produjeron en el debate, explic¨® que los socialistas se oponen a la sectorializaci¨®n, pero que la f¨®rmula del dictamen abre la posibilidad a las partes de que se celebren tales acuerdos sectoriales. ?Nosotros estamos en contra?, dijo, ?pero aqu¨ª ni se proh¨ªbe ni se consolida?, y explic¨® que depender¨¢ de la capacidad y de la fuerza de las partes negociadoras el hecho de que este tipo de convenios pueda llevarse a cabo.
Felipe Gonz¨¢lez, que defend¨ªa el texto de la Comisi¨®n frente a los enmendantes, argument¨® que, en su opini¨®n, ?lo m¨¢s respetuoso es que las partes decidan el ¨¢mbito de los convenios y que los trabajadores elijan el ¨¢mbito en que quieren plantear sus reivindicaciones ante la patronal?. Explic¨® que el texto primitivo del Gobierno al que quer¨ªan volver las enmiendas nacionalistas era una copia casi literal de la ley de Convenios Colectivos de 1973 y advirti¨® sobre la paradoja de que se intentase respetar un texto que evidentemente no tuvo para nada en cuenta a las nacionalidades cuando se redact¨®.
Explic¨® luego c¨®mo en Alemania los trabajadores eligen el Estado federal que creen m¨¢s favorable para iniciar la negociaci¨®n y luego la extienden al resto. A partir de ah¨ª, el l¨ªder socialista se introdujo en el terreno de la solidaridad para explicar que las pretensiones de los nacionalistas pueden crear agravios comparativos con otras regiones espa?olas. ?Trabajadores del pueblo vasco, queremos que ayud¨¦is?, dijo, ?a los trabajadores andaluces y manchegos a conseguir mejores condiciones de trabajo.?
Insisti¨® en que los socialistas quieren garantizar la solidaridad, y a partir de la misma, conseguida a base de m¨ªnimos, el proyecto permite las mejoras que cada cual sea capaz de lograr de acuerdo con sus posiciones reales en cada ¨¢mbito sectorial o territorial.
El ministro de Trabajo, Rafael Calvo, tom¨® la palabra para explicar que el Gobierno ofreci¨® la posibilidad de que todos los sectores, obreros y empresariales, aportasen su opini¨®n sobre el proyecto y se comprometi¨® p¨²blicamente a aceptar los acuerdos que pudiesen formular ambas partes. S¨®lo se present¨®, dijo, el acuerdo entre UGT y la CEOE?, y el Gobierno debe respetar ese acuerdo para mantener su credibilidad. Lo vamos a respaldar sin admitir la transacci¨®n, por dignidad?. Y abund¨® en la idea de que en el texto no hay nada que se oponga a convenios sectoriales o de cuadros.
En este punto, Sol¨¦ Tura pidi¨® una interrupci¨®n de quince minutos para tratar de llegar a una soluci¨®n. El ministro de Trabajo insisti¨® en que el compromiso hab¨ªa sido adoptado fuera del Gobierno, pero que estaba dispuesto a mantenerlo. Monforte replic¨® que la posici¨®n del ministro quer¨ªa decir ?que aunque hubi¨¦semos llegado a. un acuerdo, esta C¨¢mara no es soberana, y va a resultar que aqu¨ª el que vota permanentemente es el se?or Ferrer Salat?. Se defendi¨® con vehemencia de posibles acusaciones de insolidaridad y mantuvo la enmienda de su grupo. No as¨ª Roca, quien argument¨® que retiraba. su propuesta inicial si constaba en acta la interpretaci¨®n expresa del ministro en el sentido de que nada se opone a los convenios sectoriales.
Bandr¨¦s ironiz¨® tambi¨¦n sobre la existencia de dos nuevos cuerpos colegisladores: ?determinada central sindical y determinada organizaci¨®n empresarial?.
Todas las enmiendas fueron derrotadas, y el art¨ªculo 81 se aprob¨® por 287 votos favorables y ocho en contra -los de los nacionalistas vascos-, en su apartado primero, y con 253 votos favorables, 38 negativos y tres abstenciones, en sus apartados dos y tres.
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