T¨ªpico cierre de ejercicio
La ¨²ltima semana del a?o ha respondido al modelo tradicional de lo que acostumbran a ser los mercados de valores mobiliarios en los cierres de ejercicio.Las mejoras se generalizaban como consecuencia tanto del flujo comprador generado por las ¨®rdenes de los peque?os accionistas, realizadas con vistas a las desgravaciones fiscales por inversiones, como de la actuaci¨®n de los mentores de los distintos grupos, que se esforzaban por mejorar los cambios de las sociedades bajo su tutela, en un intento de presentar unos cierres anuales lo menos desfavorables que fuese posible.
As!, el resultado l¨®gico era el avance generalizado que reflejaban los indicadores sectoriales, y que oscilaban desde las exiguas veintid¨®s cent¨¦simas de las sider¨²rgicas hasta los cuatro puntos amplios del grupo el¨¦ctrico. Estas sociedades no s¨®lo consolidaron las mejoras registradas en la tanda semanal anterior, sino que las incrementaron, a pesar de hallarse buena parte de sus valores m¨¢s significativos en per¨ªodos ampliatorios.
En el caso concreto de Hidrola, se cerraba el per¨ªodo ampliatorio con los derechos de suscripci¨®n pag¨¢ndose por encima de sus valoraciones te¨®ricas. Esta circunstancia se apoyaba en la aparici¨®n de una demanda real cuyo origen eran los inversores particulares, en busca tanto de la rentabilidad como de los citados beneficios fiscales que la suscripci¨®n de estas acciones comporta, y en las peticiones que surg¨ªan desde las inmediaciones de la barandilla para cubrir aquellas ventas que hab¨ªan sido realizadas en descubierto por quienes hab¨ªan apostado por una p¨¦rdida de precio importante de los derechos de suscripci¨®n.
Sin duda, las reticencias del Banco de Espa?a y algunas de las instituciones que cuentan con un importante volumen de estas acciones en sus carteras han sido las causas determinantes para esta evoluci¨®n tan peculiar de los cupones.
Pero para comprender la trayectoria del grupo el¨¦ctrico no se puede olvidar el comportamiento de las acciones viejas. Para ¨¦stas aparec¨ªa una demanda l¨®gica; no hay que olvidar que en los primeros d¨ªas del pr¨®ximo a?o buena parte de ellas satisfar¨¢n el dividendo a cuenta de los resultados de 1978, que, en general, oscila en torno a un 5% del valor nominal de sus t¨ªtulos, y esto es casi un 8% de los precios a los que estas acciones comenzaron el ciclo semanal. A esto habr¨ªa que sumarle la demanda, del mismo origen que la de los cupones; esto es, aquella que busca los beneficios fiscales, pero que prefiere la posible liquidez que le prestan unas acciones ordinarias cotizadas a diario. Si se le suman los esfuerzos que sus cuidadores prestaban a la cotizaci¨®n de las acciones para que el efecto diferencial de los arbitrajes entre ¨¦stas y sus cupones mantuviese o incluso elevase el precio de los ¨²ltimos, tendremos compuesto el decorado en el que se han desenvuelto con tanta soltura.
Para acabar, diremos que el comportamiento del grupo bancario, a pesar de ser generalmente positivo, no result¨® uniforme. El Vizcaya, y sobre todo el Hispano, contaron con compras suficientes como para justificar las mejoras que experimentaron; pero el resto hab¨ªa de recurrir al apoyo de las emisoras para consolidar sus posiciones.
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