PSOE, Navarra y lucha armada
Cualquier observador de la pol¨ªtica y de la realidad vasca es consciente de que en nuestro pa¨ªs el proceso de ?normalizaci¨®n pol¨ªtica?, aquello que Su¨¢rez defin¨ªa como ?hacer que sea legal lo que en la calle es normal?, no s¨®lo se est¨¢ dando m¨¢s tarde y de un modo m¨¢s complejo que en el resto del Estado, sino que tiene una problem¨¢tica en alguna medida espec¨ªfica: A ello se a?ade el problema de que el grado de conciencia nacional y democr¨¢tica no es exactamente de la misma intensidad en todas las regiones ni en todas las capas populares de Euskadi.As¨ª las cosas, el caso de la integraci¨®n de Navarra en la comunidad aut¨®noma vasca aparece como un paradigma donde se juntan y mezclan problemas de muy variada ¨ªndole.
Hace tan s¨®lo dos a?os, la cuesti¨®n de Navarra no ofrec¨ªa ning¨²n viso de soluci¨®n a medio plazo, en la medida en que, por un lado, el PSOE y el PCE, que segu¨ªan siendo ?de Espa?a? y no ?de Euskadi?, consideraban que Navarra no era de hecho parte de Euskadi, y, por otro lado, los nacionalistas, tanto de derecha como de izquierda, se opon¨ªan a un refer¨¦ndum en Navarra sobre su pertenencia a la nacionalidad vasca. No sin problemas, tanto en la Constituci¨®n como en el Estatuto de Guernika. Y en el decreto-ley de democratizaci¨®n de las instituciones forales, del 29-1-1979, aunque sea por una vez, se ofrece una salida democr¨¢tica -y adem¨¢s legal- a uno de los temas que m¨¢s ampollas ha levantado en nuestro pa¨ªs.
Nadie ignora que uno de los temas que m¨¢s ha ayudado al nacimiento y desarrollo de ciertas variantes ideol¨®gicas aut¨®ctonas del ?chiismo? en Euskadi es precisamente la cuesti¨®n de la integridad territorial de Euskadi sur. La ausencia de Navarra en el Consejo General del Pa¨ªs Vasco ha restado m¨¢s credibilidad a dicho organismo, a las instituciones democr¨¢ticas y a la democracia en general, que todas las reticencias en la concesi¨®n de transferencias al ente preauton¨®mico, que han sido muchas, o la falta de eficacia de los partidos mayoritarios, que no ha sido poca.
En este momento los partidos ?nacionales? vascos aceptan el refer¨¦ndum porque ya no se plantea el este como ?integraci¨®n de Navarra en Euskadi?, sino como ?integraci¨®n de Navarra en una comunidad aut¨®noma vasca determinada, con unas instituciones y unas competencias espec¨ªficas?. Aceptan que del mismo modo que Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava han tenido que pronunciarse sobre el Estatuto de Autonom¨ªa en el pasado refer¨¦ndum del 25 de octubre, tambi¨¦n Navarra lo decida por medio de una consulta popular.
Sin embargo, el PSOE, al abstenerse en la comisi¨®n de r¨¦gimen foral ante la moci¨®n para plantear en el Parlamento Foral el tema de la integraci¨®n de Navarra, adopta una postura antidemocr¨¢tica, en la medida en que se opone a que sean precisamente los navarros, todos los navarros, quienes, por medio de un refer¨¦ndum democr¨¢tico, decidan su integraci¨®n o no en las instituciones de la comunidad aut¨®noma vasca.
Con todo, lo preocupante del caso es que esto no responde s¨®lo a que se haya impuesto en el pasado congreso del PSE la l¨ªnea m¨¢s antiautonomista, sino a que el PSOE, en su conjunto, vuelve a la pol¨ªtica lerrouxista. La aprobaci¨®n y el posterior apoyo al Estatuto de Guernica no ser¨ªa sino la excepci¨®n que confirma la regla: una l¨ªnea pol¨ªtica nacida no del convencimiento, sino de la presi¨®n pol¨ªtica que representaba el rechazo vasco a la Constituci¨®n espa?ola el 6 de diciembre de 1978 (el mismo d¨ªa que el PSOE abandon¨® la ponencia elaboradora del Estatuto para mostrar su disconformidad con los conciertos econ¨®micos) o del fracaso electoral del 1 de marzo, donde perdi¨® casi un 40% de los votos del 15 de junio.
Euskadiko Ezkerra ha expresado repetidas veces su convencimiento de que el 25 de octubre no hab¨ªamos conquistado todav¨ªa el Estatuto de Autonom¨ªa y que la pol¨ªtica progresista pasa por la conquista real de todas las competencias recogidas en el Estatuto.
Todo el mundo contaba con que UCD har¨ªa una lectura lo m¨¢s restrictiva posible del Estatuto de Autonom¨ªa. Pero lo que para muchos ha constituido una sorpresa es que incluso el PSOE se haya montado en el caballo de Espartero y azote sus prejuicios centralistas. Primero, se ha visto en el Estatuto de los Trabajadores, al negarse al marco de relaciones laborales espec¨ªfico de Euskadi, con el riesgo que encarna para la izquierda el hecho de que la autonom¨ªa sirva s¨®lo para cuestiones superestructurales, sean culturales o pol¨ªticas, mientras que los convenios que vayan a decidir el sueldo y las condiciones de trabajo se siguen decidiendo en Madrid.
Estas impresiones se basan tambi¨¦n en las razones -o sinrazones- expuestas por el se?or Urralburu en su exposici¨®n de motivos para abstenerse en la votaci¨®n sobre la moci¨®n de integraci¨®n. Es cierto que la historia del PSOE en Euskadi y en otras nacionalidades del Estado se debate entre la inhibici¨®n ante la cuesti¨®n nacional y, en general, ante toda cuesti¨®n pol¨ªtica (es clarificadora aquella famosa frase de Perezagua de que a los socialistas les tra¨ªa sin cuidado el tipo de r¨¦gimen, fuera la Monarqu¨ªa o la Rep¨²blica) y el m¨¢s visceral centralismo antivasco, que roza con el nacionalismo espa?ol, cuyo exponente m¨¢s representativo hasta el giro pol¨ªtico de 1934 fue el intelectual liberal, m¨¢s que marxista, Indalecio Prieto. Pero pocas veces, y menos en los ¨²ltimos tiempos, se habla opuesto a las libertades nacionales desde una perspectiva tan alejada del marxismo como lo hace Urralburu.
Por un lado, todav¨ªa trata de hacer creer que ?las diferentes versiones del nacionalismo vasco est¨¢n actuando en Navarra como si de una conquista se tratara?. Afirmaci¨®n de Urralburu dif¨ªcil de mantener cuando tales versiones del nacionalismo, si bien con sus contradicciones, defienden que sea el pueblo navarro el ¨²nico que debe decidir sobre su destino por medio de un refer¨¦ndum.
La postura del PSOE ante la integraci¨®n de Navarra, sin embargo, rompe no s¨®lo toda previsi¨®n, sino que representa el colmo de la irresponsabilidad pol¨ªtica. A estas alturas, el PSOE deber¨ªa haber aprendido qu¨¦ ocurre en nuestro pa¨ªs cuando se cierran todas las puertas o las soluciones democr¨¢ticas. De hecho, a quien conozca el significado de Navarra para la mayor¨ªa de los vascos, no se le escapa que con esta postura suicida del PSOE hace m¨¢s por la continuidad de la lucha armada y la desestabilizaci¨®n de la democracia, que las teorizaciones del supuesto ?apologista del terrorismo? m¨¢s sofisticado.
De nada sirve condenar el ?terrorismo? cuando una pol¨ªtica irresponsable arroja a posturas irracionales y antidemocr¨¢ticas a quienes desean soluciones profundas para ciertas cuestiones, soluciones que, en este caso, est¨¢n recogidas hasta en la propia Constituci¨®n.
Antiguo activista de ETA, juzgado en el Consejo de Burgos. Fue fundador de EIA (Partido para la Revoluci¨®n Vasca) y hoy es secretario general de este grupo, principal integrante de la coalici¨®n Euskadiko Ezkerra.
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