"La adoraci¨®n de los Magos", una fiesta cultural y popular
Santillana del Mar celebra colectivamente la fiesta de los Reyes
?Si Cristo volviera a nacer, tendr¨ªa que hacerlo en Santillana?, comienza el Preg¨®n de Reyes de la cabalgata de Santillana del Mar, la villa medieval de la provincia de Santander que en la v¨ªspera del 6 de enero representa La adoraci¨®n de los magos al Ni?o Jes¨²s y se lanza a la calle en la celebraci¨®n del misterio, que es antes que nada una fiesta popular.
Trescientas personas vestidas de reyes y s¨¦quito recorren en cabalgata el pueblo, iluminado por antorchas, incienso y s¨¢ndalo, entre miles de personas venidas de toda la provincia, al tiempo que van representando, ante los ojos at¨®nitos de los ni?os, el misterio que dio tema a una de las reliquias de nuestra lengua: el auto de los Reyes Magos. Es una tradici¨®n recuperada, que durante muchos a?os dirigi¨® Antonio Niceas, capell¨¢n de las Clarisas y promotor del museo diocesano de Santillana, y que ahora llevan los hombres del pueblo y la parroquia.Durante mes y medio una comisi¨®n de j¨®venes han estado preparando la ropa y ensayando los gestos, probando los caballos y las antorchas, aprendi¨¦ndose las palabras como cada a?o, hace veinte ya. Con 30.000 pesetas de presupuesto, que se consiguen por suscripci¨®n popular y sin ninguna ayuda oficial, se lleva adelante esta representaci¨®n.
Tres Reyes, con su anillo luminoso y su acompa?amiento -los baldaquinos de raso en que son trasladados los regalos, el oro, incienso y mirra de la tradici¨®n esta vez son tambi¨¦n mu?ecos y turrones, los esclavos, y las hebreas, ni?as llenas de diademas, pendientes y turbantes; hasta 164 peque?os acompa?antes negros, a los que el pueblo ha bautizado este a?o como los ayatollahs, con sus teas de incienso- entran en el pueblo, y a las puertas, en el hotel Los Infantes, un joven, alcalde por esta noche, les ofrecer¨¢ las llaves y la ciudad antes de unirse a la comitiva. Acaba de comenzar la representaci¨®n.
La primera parada es bajo el balc¨®n del palacio de Peredo, actualmente de la marquesa de Benamej¨ª: una hebrea pide a los Magos que curen a su hijo. Uno por uno, desde la calle y en medio del silencio y la multitud, reconocen haber perdido los poderes sobrenaturales tras el nacimiento del que puede m¨¢s. Aconsejan a la hebrea que vaya con ellos a adorarle. La hebrea y su hijo se unen a la cabalgata, que sube calle arriba, hasta el palacio de Las Arenas, convertido hoy en la casa de Herodes. Se trata de la que fuera casa del inquisidor Corro, cuyas armas ostenta, y m¨¢s tarde palacio del escritor Ricardo Le¨®n, que pens¨® all¨ª su Casta de hidalgos. ?Escuchad lo que el profeta dice?, se oye a Herodes que grita a la multitud, impresionadamente callada, ?y t¨², Bel¨¦n, tierra de Jud¨¢, no eres ciertamente la menor. De ti nacera el caudillo que rija mi pueblo de Israel. ? El palacio, que pertenece ahora al historiador de la medicina Francisco Guerra, est¨¢ encendido. La cabalgata da la vuelta sobre sus pasos y abandona la zona de la colegiata, la que perteneciera al abad en la guerra medieval entre la nobleza y la Iglesia. Recorre dif¨ªcilmente por los empedrados de la ¨¦poca y a buen paso la Y que forman las dos calles del pueblo y se dirige a la zona del marqu¨¦s de Santillana, hasta la torre g¨®tica de don Borja, que perteneci¨® a la familia Barreda, que actualmente est¨¢ siendo restaurada como sede de la fundaci¨®n Santillana,
?Nuestro trabajo?, dicen a EL PA?S dos miembros del comit¨¦ de la cabalgata de Reyes, ?no termina ahora.? ?Ahora hay que volver a preparar los trajes, lavar, coser y plancharlos. Tenemos para quince d¨ªas por lo menos.? ?Se habla?, Sigue diciendo, ?de que esta fiesta se har¨¢ de inter¨¦s tur¨ªstico y que esto supondr¨ªa alg¨²n dinero oficial. Hasta ahora no vemos ni un c¨¦ntimo. ?
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