Las razones de CCOO
El acuerdo firmado por la CEOE y la UGT no s¨®lo es inaceptable por su contenido puntual. como luego veremos. sino tambi¨¦n porque la globalidad del mismo. tal y como ha quedado. representa el intento de que los trabajadores asuman la actual crisis del capitalismo y acepten el hecho de que deben colaborar a salir de ella en los t¨¦rminos en que a aqu¨¦l le interesa. En efecto. los grandes empresarios. ante los problemas que les crea la crisis de su propio sistema. y siguiendo una largu¨ªsima tradici¨®n. no tienen m¨¢s objetivo que intensificar la explotaci¨®n de la fuerza de trabajo, aumentar sus excedentes, con el fin de realizar una nueva acumulaci¨®n de capital que posibilite un relanzamiento de las expectativas de beneficios suficientes. Todo ello sin tener en cuenta las condiciones de esta crisis, que exige soluciones distintas a las anteriores, incluida la de 1929. Pues, tanto en Espa?a como en Europa, el capitalismo financiero y multinacional ha dejado a un lado las recetas del modelo keynesiano del Welfare State, que tambi¨¦n han fracasado en sus distintas versiones socialdem¨®cratas, para lanzarse a resituar el ?orden capitalista? bajo las coordenadas de un modelo seudoliberal en lo econ¨®mico que a la altura de estos tiempos s¨®lo se puede mantener debilitando al movimiento sindical y con pol¨ªticas conservadoras de corte autoritario. Ello vendr¨ªa a demostrar que tras el agotamiento del modelo keynesiano, que se produce como consecuencia de la crisis de 1973-1974, en Europa no hab¨ªa m¨¢s que dos alternativas: o dar un paso adelante, dirigido por las fuerzas progresivas, hacia un modelo de econom¨ªa mixta con hegemon¨ªa del sector p¨²blico y democratizaci¨®n de la vida econ¨®mica, pol¨ªtica y social, o dar un paso hacia atr¨¢s, controlado por la fuerza de la derecha, que aumentara el protagonismo del sector privado, poniendo al Estado a su entero servicio. Esto es lo que est¨¢ sucediendo en varios pa¨ªses de Europa, y es la opci¨®n que tom¨® UCD a partir de las elecciones de marzo, despu¨¦s de liquidar todo vestigio de pacto de la Moncloa y pol¨ªtica de cooperaci¨®n. Aqu¨ª encuentran su sentido el PEG (y su aplicaci¨®n pr¨¢ctica en los Presupuestos Generales de 1980), mezcla refritera de los programas de la Thatcher y de Barre, as¨ª como los aspectos m¨¢s negativos del Estatuto de los Trabajadores, dedicados a facilitar y abaratar el despido, al tiempo que da bazas a un sindicalismo por arriba. Por eso hemos dicho que un mal acuerdo-marco era el tercer soporte que necesitaba el capitalismo espa?ol para que los trabajadores cargaran con lo esencial de la crisis. Un acuerdo que supone aceptar una p¨¦rdida de poder adquisitivo en los salarios. introducir elementos que pueden perjudicar al empleo, aceptar cl¨¢usulas que significan crecimientos de productividad sin contrapartidas. al tiempo que se limita la acci¨®n reivindicativa de los sindicatos. ?Acaso no son estas razones sindicales poderosas para rechazar tal acuerdo? O es que los sindicatos est¨¢n para facilitar a los empresarios a malparchear sus crisis. con el consiguiente pudrimiento constante de la situaci¨®n?El tratamiento salarial del acuerdo establece en realidad una banda ?limpia? del 12% al 15% (la que el Gobierno consideraba aceptable, si recordamos las declaraciones de Abril Martorell, y quiz¨¢ hubiera fijado en su decreto de no darse el acuerdo). Para aumentar un punto y llegar al 13%-16%, UGT acepta aumentos de productividad y reducci¨®n de absentismo, dos a?os de vigencia de los convenios, relaci¨®n inversa salarios-empleo, situaci¨®n econ¨®mica de las empresas. Criterios todos ellos que favorecen a los empresarios y que liquidan la relaci¨®n salarios-coste de la vida, pues, adem¨¢s en la visi¨®n de los firmantes lo que determina la carest¨ªa de la vida a efectos salariales ya no es su aumento pasado real, sino la previsi¨®n futura, que prev¨¦ la pol¨ªtica del Gobierno con considerables m¨¢rgenes de error. Por eso, la revisi¨®n salarial que se contempla impide cualquier tratamiento de escala m¨®vil, por modesta que fuere, con el agravante de que, por primera vez en nuestro pa¨ªs, un sindicato acepta que se deduzca del salario la repercusi¨®n del precio de la gasolina, haciendo el aumento de ¨¦sta doblemente regresivo y sentando un precedente peligroso. La revisi¨®n salarial CEOE-UGT supone una p¨¦rdida de varios puntos en los salarios, a 30 de junio de 1980, al no funcionar el correctivo de la escala m¨®vil. A¨²n as¨ª, la CEOE ha mantenido su cl¨¢usula de salvaguarda, introduciendo la posibilidad de ?descuelgue? de las empresas con p¨¦rdidas en ?los ejercicios contables? de 1978-1979 y con previsiones similares para 1980. ?Alguien cree que no van a darse excepciones teniendo en cuenta lo anterior, y que el propio acuerdo no tiene una vinculaci¨®n legal?
El elemento que m¨¢s se va a utilizar para intentar demostrar la ?bondad? del acuerdo ser¨¢ el de la reducci¨®n de jornada. Veamos cu¨¢l es la realidad. La reducci¨®n para este a?o de 2.006 a 1.980 horas de trabajo efectivo. teniendo en cuenta que la media de vacaciones est¨¢ en veintiocho d¨ªas. alcanza a poqu¨ªsimos trabajadores: unos miles en los convenios de empresas y unos cientos de miles en los de sector, con la particularidad de que los millones restantes no podr¨¢n negociar reducci¨®n de jornada este a?o. en el caso de que el acuerdo se cumpla. Adem¨¢s. el tipo de disminuci¨®n propuesto afecta esencialmente a las pymes -con convenios de sector-, mientras las empresas grandes que dominan la CEOE quedan al cubierto, por lo menos este a?o, de reducci¨®n de jornada. Luego, las 1.880 horas a 1 de enero de 1982 no son cuarenta horas con treinta d¨ªas de vacaciones, sino 41,07 horas a la semana. La jornada real, con cuarenta horas a la semana y treinta d¨ªas de vacaciones, ser¨ªa:
D¨ªas laborables al a?o = 365 -30 d¨ªas de vacaciones - 48 domingos - 12 festivos = 275 d¨ªas/ a?o.
Jornada diaria: 40 horas 6 d¨ªas = 6,66 horas diarias.
Doscientos setenta y cinco d¨ªas laborables X 6,66 horas diarias: 1.831 horas/a?o.
Esto significa que nuestra equiparaci¨®n a Europa es una entelequia, pues ya hoy la jornada laboral en los pa¨ªses de Europa est¨¢ por debajo de las 1.880 horas que nos prometen para enero de 1982: Austria, 1.804; B¨¦lgica, 1.810; RFA, 1.812; Suecia, 1.826; Dinamarca, 1.860; Francia, 1.864; Pa¨ªses Bajos, 1.872; Italia, 1.876. ?Qu¨¦ jornada tendr¨¢n estos pa¨ªses en enero de 1982 si la CES reivindica con fuerza la semana de 35 horas, lo que significar¨ªan 1.602 horas al a?o?
Es conocida nuestra opini¨®n sobre las concesiones que se hacen a la patronal en materia de productividad y absentismo, duraci¨®n de convenios, as¨ª como la propia vigencia del acuerdo CEOE-UGT por dos a?os. Ello supone que durante tres convenios colectivos no se puede negociar nada sobre atribuciones a delegados y comit¨¦s, partiendo de que el texto del acuerdo se limita a reproducir lo contenido en el Estatuto de los Trabajadores. Tambi¨¦n hemos dejado claro que en reducci¨®n de horas extras (propuesta de CCOO) y algunas facultades a los sindicatos (propuesta por CCOO-UGT) es positivo y lo defenderemos en los convenios. De la misma manera que consideramos que el 16% como punto superior de la banda se debe a la presi¨®n de CCOO en la negociaci¨®n, pues es sabido que UGT optaba por el 15% previsto para 1980. No es casual que un informe de la secretar¨ªa de acci¨®n re¨ªvindicativa de UGT con fecha de 1 de diciembre se?ale que la posici¨®n de la CEOE sobre la banda salarial es del 11-13%, a?adiendo a continuaci¨®n: ?Aunque creemos que podr¨ªa llegarse al 13-15%.? Y al hablar de la suya propia dice: ?Nos mantenemos in la cifra del 15%, pero admitir¨ªamos que se negociara por debajo de esta cifra siempre y cuando fuera compensada por creaci¨®n de puestos de trabajo.?
Las claves del acuerdo est¨¢n, pues, en una pol¨ªtica salarial que reduzca el poder adquisitivo, una jornada laboral congelada este a?o para las grandes empresas y, sobre todo, un tratamiento de la productividad-absentismo que permite al capital que se trabaje m¨¢s sin contrapartidas, relacionando salarios monetarios con productividad real a la hora de la negociaci¨®n colectiva tanto en las empresas como en los sectores de la producci¨®n. En realidad, esto significa que, teniendo en cuenta la baja utilizaci¨®n de la capacidad productiva y la no reducci¨®n real de jornada para este a?o, los aumentos de productividad que se aceptan para subir un punto los salarios llevan impl¨ªcitos la reducci¨®n del empleo. No ser¨ªa malo recordar aqu¨ª queseg¨²n un informe del Banco Pastor, de 1975 a 1979 el aumento de la productividad ha sido constante en Espa?a, pues los incrementos del PIB se han logrado con menos ocupados. Este a?o concretamente, con un PIB entre el 1% y el 2% y un descenso de la ocupaci¨®n del -1,9% al -2,5%, significa un crecimiento de la productividad del 4% al 5%,
Toda esta operaci¨®n exig¨ªa evidentemente una falta de conciencia entre los sindicatos m¨¢s representativos, que debilitara al movimiento obrero y de rechazo al conjunto de la izquierda. La unidad, por el contrario, habr¨ªa obligado a UCD-CEOE a hacer concesiones en todos los terrenos; la divisi¨®n, por el contrario, s¨®lo pod¨ªa terminar con un mal acuerdo a dos con caracter¨ªsticas claras de pacto social. Creemos, pues, tener razones poderosas, de estricto orden sindical, para rechazar este acuerdo y enfocar la negociaci¨®n colectiva con el realismo, energ¨ªa y responsabilidad con que lo hemos hecho siempre.
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