Comienza el debate del programa de gobierno en Portugal
Las relaciones entre el nuevo Gobierno portugu¨¦s y los dem¨¢s ¨®rganos de poder -Presidencia de la Rep¨²blica, Consejo de la Revoluci¨®n y Parlamento- est¨¢n en el centro del debate sobre el programa del ejecutivo, que continu¨® ayer en la Asamblea portuguesa. El programa tiene asegurada la victoria ante las dos mociones de rechazo presentadas separadamente por los partidos Socialista y Comunista.El primer d¨ªa de debate, totalmente ocupado por el discurso inaugural del primer ministro y su respuesta a las interpelaciones de los portavoces de todos los partidos representados en la Asamblea, sirvi¨® para ampliar la discusi¨®n sobre la pol¨¦mica sobre el esp¨ªritu y la letra del cuadro constitucional
En respuesta a los portavoces de la oposici¨®n, que contestan la constitucionalidad del refer¨¦ndum que el Gobierno de Sa Carneiro pretende introducir, el primer ministro afirm¨® su convicci¨®n de que ?en un r¨¦gimen democr¨¢tico, todo aquello que no est¨¢ formalmente prohibido, est¨¢ autorizado?, a diferencia de lo que sucede en los reg¨ªmenes totalitarios, donde est¨¢ prohibido todo lo que no est¨¢ terminantemente autorizado.
La f¨®rmula lapidaria de Sa Carneiro puede perfectamente aplicarse a las leyes fundamentales, que encuadran, en particular, el actual sistema econ¨®mico y social, y deber¨¢ inspirar las anunciadas revisiones de las leyes sobre separaci¨®n de los sectores p¨²blico y privado y de la reforma agraria. Para citar un ejemplo, la Constituci¨®n, que consagra la irreversibilidad de las nacionalizaciones, no incluye nada sobre la constituci¨®n de empresas privadas en los sectores previamente estatalizados o sobre la enajenaci¨®n, total o parcial, del patrimonio de las empresas estatales.
Los gobiernos socialistas hab¨ªan ya hecho uso, aunque discretamente, de esta omisi¨®n para proponer leyes como la de reforma agraria, que ya en su tiempo el Partido Comunista calificara de ?contrarrevoluci¨®n legislativa?.
Sin embargo, el conflicto potencial sobre la interpretaci¨®n de la ley fundamental est¨¢ expreso en las disposiciones constitucionales que confieren al Consejo de la Revoluci¨®n y al presidente de la Rep¨²blica poderes, no s¨®lo para velar sobre el respeto de la Constituci¨®n ?por acci¨®n o por omisi¨®n?, sino tambi¨¦n sobre ?el esp¨ªritu de la revoluci¨®n portuguesa del 25 de abril de 1974?. Esta noci¨®n del ?esp¨ªritu de la revoluci¨®n?, eminentemente subjetiva, da pie de antemano a divergencias de dificil soluci¨®n, dado que el primer ministro contesta la competencia del Consejo de la Revoluci¨®n para fiscalizar el programa del Gobierno, y que el presidente de la Rep¨²blica dispone de un derecho de veto sobre las iniciativas legislativas del Gobierno.
En caso de veto por inconstitucionalidad, las leyes del Gobierno o del Parlamento precisan, para superarlo, de una mayor¨ªa de los dos tercios, que Alianza Democr¨¢tica no puede reunir sin el apoyo de los socialistas. El primer ministro afirm¨® el viernes que pretende mantener ?relaciones constructivas? con el presidente de la Rep¨²blica, a la par que reafirmar su intenci¨®n de ver al jefe del Estado limitarse al estricto respeto de sus competencias constitucionales.
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