Carta de Jacques Lacan
Hablo sin la menor esperanza de hacerme oir de manera clara.S¨¦ lo que hago, incluyendo lo que eso comporta de inconsciente.
Esta es mi ventaja sobre el hombre que piensa y no se da cuenta de que primero habla. Ventaja que no debo a otra cosa que a mi experiencia.
Pues, en el intervalo que va de la palabra que desconoce a lo que cree hacer pensando, el hombre se enreda los pies, lo que no le da muchos ¨¢nimos.
De modo que el hombre piensa con debilidad, y tanto m¨¢s d¨¦bilmente cuando m¨¢s se exaspera... por enredarse los pies, precisamente.
Hay un problema de la Ecole. No es ning¨²n enigma. Tambi¨¦n yo ahora me ocupo de ¨¦l, y no prematuramente.
Dicho problema se revela tal por el hecho de tener soluci¨®n, y es, la digo: la disoluci¨®n.
De la asociaci¨®n que da, a esta escuela, estatuto jur¨ªdico.
Y bastando con que uno se vaya para que todos queden libres, soy yo, seg¨²n mi nudo, verdadero para cada uno, quien es preciso que lo haga en mi escuela.
Y me decido a ello, porque, de no impedirlo yo, seguir¨ªa funcionando a contrapelo de lo que yo mismo he fundado.
Con vistas a un trabajo, como ya he dicho -que, en el campo por Freud abierto, restaura el surco tajante de su verdad, y reconduce a la praxis original por ¨¦l instituida con el nombre de psicoan¨¢lisis al deber que en nuestro mundo le corresponde- y que, mediante- una cr¨ªtica asidua, denuncia las desviaciones y compromisos que amortajan su progreso, degradando su empleo. Objetivo este que sigo manteniendo.
Esta es la raz¨®n de que disuelva. Y no me quejo de los llamados ?miembros de la escuela freudiana?; antes les agradezco haberme ense?ado d¨®nde estaba mi fracaso: es decir, d¨®nde me hab¨ªa enredado los pies.
Esta ense?anza me resulta preciosa. Y ahora la pongo a rentar.
O, dicho de otro modo: yo persevero.
Y llamo a asociarse, en contrapartida, a cuantos, en enero de 1980, quieran proseguir con Lacan.
Que su candidatura por escrito me los haga pronto conocer. En el plazo de diez d¨ªaz, para cortar por lo sano la debilidad general, publicar¨¦ las primeras adhesiones que haya aceptado, como compromisos de ?cr¨ªtica constante? de cuantas ?desviaciones y compromisos? ha alimentado la Ecole.
Demostrando as¨ª que no es merced a ellos como mi escuela acabar¨¢ por convertirse en instituci¨®n, en grupo consolidado, a expensas de efecto de discurso que de la experiencia se espera, cuando ¨¦sta es freudiana. Ya se sabe el coste de haber Freud permitido que el grupo psicoanal¨ªtico primara sobre el discurso, convirti¨¦ndose en Iglesia.
La Internacional, pues tal es su nombre, se reduce al s¨ªntoma que es, debido a lo que Freud de ella esperaba. Pero no tiene peso por s¨ª misma. Es la Iglesia, la verdadera, la sostenida por el marxismo que le aporta sangre nueva... de un sentido renovado. ?Por qu¨¦ no tambi¨¦n el psicoan¨¢lisis cuando vira hacia el sentido?
No digo esto por pura y vana rechifla. La estabilidad de la religi¨®n proviene de que el sentido es siempre religioso.
De ah¨ª mi obstinaci¨®n en la v¨ªa del materna, que nada impide, sino que da fe de lo que al analista le falta, para estar a la altura de su funci¨®n.
Si yo patri-severo (p¨¦re-s¨¨v¨¦re), es porque la experiencia realizada requiere una contraexperiencia compensadora.
No necesito a mucha gente. Y hay gente de la que no necesito.
Yo dejo que por afinidad me muestren lo que saben hacer, con tal de no entorpecerme, y convertir en agua de borrajas una ense?anza en la que todo es sopesado.
?Lo har¨¢n mejor aquellos a los que admita? Al menos, podr¨¢n servirse del hecho de darles yo la oportunidad.
El directorio de la EFP, tal como yo lo he constituido, se encargar¨¢ de tramitar los asuntos llamados corrientes. hasta que una asamblea extraordinaria, que ser¨¢ la ¨²ltima convocada en el tiempo previsto por la ley, proceda a la devoluci¨®n de sus bienes, que habr¨¢n sido tasados por los tesoreros, Rene Baylli y Solange Falad¨¦.
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