Renfe est¨¢ dispuesta a ceder el 60% de las estaciones de Delicias, Imperial y Pe?uelas
Madrid va a recuperar en el plazo de un a?o gran parte de las estaciones de Delicias, Imperial y Pe?uelas si las Cortes aprueban el Plan General Ferroviario. Este plan Incluye un programa de cercan¨ªas para la capital por el que Renfe renunciar¨ªa al 60% del suelo que ocupan hoy las tres estaciones citadas. Una superficie situada en el centro de la capital y que equivale, m¨¢s o menos, a la tercera parte del actual parque del Retiro. Su destino final depende del Plan General de Madrid, que se encuentra en trance de revisi¨®n y, m¨¢s concretamente, de las propuestas del Plan de Actuaci¨®n Inmediata de Arganzuela- Retiro. Sobre el futuro de estas estaciones tendr¨¢ lugar hoy una mesa redonda en la propia estaci¨®n de Delicias, donde Renfe proyecta instalar, entre otras cosas, un gran Museo del Ferrocarril.
La exposici¨®n que el PAI (Programa de Actuaciones Inmediatas) de Arganzuela-Retiro ha montado en la antigua estaci¨®n de Delicias, y que est¨¢ abierta a lo largo de toda esta semana, al objeto de presentar a los vecinos de la zona cu¨¢les son los problemas que sufre el distrito y qu¨¦ soluciones propone el equipo redactor del mismo, ha servido, entre otras muchas cosas, para poner de nuevo en el tapete de la discusi¨®n el viejo tema de las estaciones que Renfe ha dejado o va a dejar fuera de uso y qu¨¦ hacer con el suelo que ocupan. Precisamente esta tarde, la estaci¨®n de Delicias ser¨¢ escenario de una mesa redonda en la que, con asistencia de varios urbanistas, uno de ellos perteneciente al staff de la propia Renfe, se plantear¨¢ p¨²blicamente qu¨¦ hacer con las estaciones.El equipo redactor del PAI de Arganzuela, despu¨¦s de su trabajo de cerca de cinco meses. ha llegado a unas conclusiones sobre las necesidades de la zona que le llevan a presentar unas propuestas de planeamiento para esa zona central de la ciudad, que est¨¢n en funci¨®n de que Renfe desafecte los terrenos hoy ocupados por las tres estaciones citadas.
Sin embargo. esas propuestas que el PAI de Arganzuela presentar¨¢ a los responsables de Coplaco no pasar¨ªan de ser un deseo -que, como tal, puede verse frustrado de dotar al centro de la ciudad de una serie de instalaciones de uso comunitario, si Renfe decidiera mantenerse en el uso de las 44.98 hect¨¢reas que ocupan, en conjunto, esas tres estaciones.
Pero no parece que esos sean los planes que la compa?¨ªa ferroviaria espa?ola tiene en la actualidad. Bien es cierto que hace tan s¨®lo dos a?os los responsables de Renfe intentaron montar una amplia operaci¨®n especulativa inmobiliaria en la que la base principal era el suelo ocupado por esas tres estaciones, m¨¢s las de Pr¨ªncipe P¨ªo y Atocha. Pero el proyecto. afortunadamente para el futuro de la ciudad fue abandonado ante la presi¨®n ejercida en su contra.
El Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid, redactado en el a?o 1963, ya preve¨ªa la desaparici¨®n de esas tres estaciones como tales, cosa que ya por entonces entraba en los planes inmediatos de Renfe. Estos planes hablaban, incluso, de convertir Atocha en un inmenso solar de m¨¢s de 57 hect¨¢reas.
Pero el caso es que el Plan General atribu¨ªa a esa zona ferroviaria una edificabilidad de siete metros c¨²bicos por cada metro cuadrado de terreno; es decir, muy superior a la media de la ciudad, que se sit¨²a en torno a los 2,5 metros c¨²bicos por metro cuadrado. Por seguir con el mismo ejemplo de antes, en la estaci¨®n de Atocha podr¨ªan llegarse a construir legalmente, con el Plan General en la mano, cerca de 2.500 viviendas. En el distrito de Arganzuela existen hoy en d¨ªa 62.000 viviendas. Si los planes de construcci¨®n previstos en el Plan General llegaran a cumplirse, la zona pasar¨ªa a tener del orden de las 100.000; es decir, Arganzuela se ver¨ªa macizada, por arte del Plan General, utilizando el suelo dejado libre por las estaciones, por 38.000 viviendas m¨¢s, con su demanda de servicios correspondiente.
El proyecto de Renfe consist¨ªa en la venta de todos esos terrenos -cosa que deber¨ªa hacer el Ministerio de Hacienda, puesto que todo el suelo ferroviario es de propiedad estatal- a los mismos precios que estaban rigiendo en aquel momento, hace dos a?os, en el mercado inmobiliario madrile?o. Por tal venta, Renfe se propon¨ªa conseguir un beneficio de 9.046 millones de pesetas, seg¨²n se desprende de un estudio fechado en noviembre de 1977. El mismo estudio calculaba unos rendimientos de diversas instalaciones comunitarias a realizar en los terrenos hoy ocupados por la estaci¨®n de Atocha, que le supondr¨ªa un beneficio a?adido del orden de quinientos millones de pesetas.
Si calculamos globalmente la operaci¨®n, es decir, como un todo en el que entra la venta de los terrenos por Renfe, su construcci¨®n por las grandes inmobiliarias y la posterior venta de las viviendas ya construidas -con la plusval¨ªa que ello supone-, nos encontraremos con que el negocio de las estaciones tiene un montante del orden de los 27.000 millones de pesetas.
El Plan de Cercan¨ªas como justificaci¨®n
Renfe hab¨ªa elaborado, en 1973, un Plan de Cercan¨ªas para Madrid que supon¨ªa, directamente, la desaparici¨®n -de acuerdo con el Plan General- de las estaciones de Pr¨ªncipe P¨ªo -llamada del Norte-, Imperial -centro de mercanc¨ªas-, Pe?uelas -aduana de mercanc¨ªas- y Delicias -que serv¨ªa ferroviariamente al Oeste-. Por contra, el gran nudo de ferrocarril de la ciudad se colocaba al norte de la misma, en la estaci¨®n de Chamart¨ªn. Un t¨²nel que uniera esta estaci¨®n con Atocha -conocido como ?el t¨²nel de la risa?- servir¨ªa para enlazar con las l¨ªneas que llevaran hacia el sur de la Pen¨ªnsula, a la vez que se propon¨ªa el paso por el de un servicio urbano entre el norte y el sur de la ciudad, d¨¢ndole el nombre a ese t¨²nel de ?enlaces ferroviarios?.Pero, para llegar a ejecutar ese plan, Renfe precisaba de una fuente de financiaci¨®n, de un dinero con el que afrontar unas obras de muy costoso presupuesto. Parte de ese dinero habr¨ªa de salir precisamente de la venta de los terrenos ocupados por las estaciones. El mismo estudio de noviembre de 1977 establece que la realizaci¨®n de las obras derivadas de ese Plan de Cercan¨ªas supon¨ªa en aquel entonces un desembolso de 13.000 millones de pesetas. Es decir, ni con la venta de los terrenos se consegu¨ªa dinero suficiente para poder ejecutar el plan.
Dicho de otra forma, la excusa de Renfe estaba bien clara: ?Yo le hago a Madrid un Plan de Cercan¨ªas que le va a permitir acercar toda la periferia a la capital y descongestionar el transporte de superficie. Pero ese Plan me cuesta muchos millones de pesetas. Si esos millones no me los da el Ayuntamiento -y est¨¢ claro que no me los puede dar-, los tengo que sacar por mis medios. Y los ¨²nicos medios que tengo son los terrenos que hoy ocupo.? Para Madrid, pues, no quedaba otra alternativa m¨¢s que ver c¨®mo desaparec¨ªan sus estaciones y se macizaba un poco m¨¢s el centro de la ciudad.
Oposici¨®n cultural y ciudadana
Pero Madrid no transigi¨®. Mientras los estamentos oficiales (l¨¦ase Ayuntamiento) mostraban p¨²blicamente su disgusto, pero aseguraban no disponer de la panacea que hiciera que Renfe se volviera atr¨¢s de sus planes, el Madrid cultural y ciudadano se volcaba en favor de las estaciones, que corr¨ªan el riesgo de pasar a ser simple suelo a edificar.El Madrid cultural recurri¨® a los valores arquitect¨®nicos e hist¨®ricos de los edificios de las estaciones para reivindicar su conservaci¨®n. El movimiento ciudadano, por su parte, plante¨® la exigencia de que Madrid contara con unos equipamientos en el centro de la ciudad, que hicieran, por un lado, que ¨¦ste no continuara degrad¨¢ndose en la medida en que lo hab¨ªa hecho en los ¨²ltimos a?os, y, por otro, que satisfaciera las necesidades que de este tipo de dotaciones ten¨ªa todo el conjunto urbano.
Entre las propuestas alternativas que en aquel entonces surgieron destac¨®, por su importancia y originalidad, la presentada por los arquitectos Navarro Baldeweg, Fern¨¢ndez Alba y Bellosillo, que fue publicada por EL PAIS el 8 de octubre de 1978. Consist¨ªa la propuesta en la creaci¨®n de un circuito cultural que tuviera como puntas importantes las cinco estaciones afectadas -Atocha., Delicias, Imperial. Pr¨ªncipe P¨ªo y Pe?uelas- todas ellas construidas en el siglo XIX, salvo la ¨²ltima, que data de 1908. Adem¨¢s de las estaciones, en el circuito aludido se intengrar¨ªan edificios y conjuntos madrile?os de marcado car¨¢cter hist¨®rico y art¨ªstico, en n¨²mero de veintiuno, que tambi¨¦n ser¨ªan visitados por quien se decidiera a realizar el recorrido. Pero la idea no pas¨® de ser considerada como algo poco menos que irrealizable.
De entonces ac¨¢, la postura de Renfe ha dado un giro de casi 180 grados. De querer vender el suelo de las estaciones. no es que haya pasado a defender su utilizaci¨®n en equipamientos sociales, pero, por lo menos, su planteamiento actual se basa en que, de ese suelo, s¨®lo necesita en torno a un 40%, entre las tres estaciones, que utilizar¨ªa en la construcci¨®n de nuevos apeaderos en el centro de Madrid, punto muy importante en la penetraci¨®n del ferrocarril en la ciudad.
Hoy, Renfe asegura no tener ning¨²n af¨¢n especulativo sobre el suelo que ocupan sus estaciones. Es m¨¢s: no entra a considerar -no le importa- qu¨¦ uso pueda tener el suelo que deje libre una vez que un nuevo Plan de Cercan¨ªas de Madrid, que se encuentra en fase muy avanzada de redacci¨®n, haya sido apro bado. Renfe s¨®lo dice que precisa mantener el uso de una parte del suelo de las estaciones de Delicias, Imperial y Pe?uelas. Atocha y Pr¨ªncipe P¨ªo. de acuerdo con ese avance del Plan de Cercan¨ªas no s¨®lo se conservan, sino que se potencian en la utilizaci¨®n para la que fueron dise?adas: como estaciones ferroviarias.
Es m¨¢s: Renfe, una vez abandonado su proyecto de venta de los terrenos, se ha planteado la posibilidad de instalar en el edificio de la estaci¨®n de Delicias su Museo del Ferrocarril, hoy api?ado y mal instalado en un edificio de la calle de San Cosme y San Dami¨¢n. Ese proyecto para el Museo del Ferrocarril cuenta ya con toda clase de bendiciones oficiales y puede empezar a convertirse en realidad a partir de la semana que viene. Adem¨¢s, a lo largo de los ¨²ltimos meses se han ido concentrando en la estaci¨®n de Delicias un buen n¨²mero de m¨¢quinas que han entrado ya en desuso y que ser¨¢n piezas importantes en tal manifestaci¨®n cultural.
Ahora, una vez que Renfe est¨¢ a punto de decir que s¨®lo necesita una parte del terreno ocupado por sus estaciones, el Ministerio de Hacienda es quien ha de decidir qu¨¦ hace con ese suelo; pero la decisi¨®n estatal no ha de surgir por simple capricho de sus responsables, sino que ha de estar en consonancia con lo que el planificador urban¨ªstico decida qu¨¦ ha de ir en ese suelo. Y esa es la oportunidad que se presenta ahora que el Plan General de Madrid ha entrado en fase de revisi¨®n. Sobre lo que diga el plan que ha de ubicarse en esos terrenos, Hacienda habr¨¢ de decidir si lo cede al Ayuntamiento, lo segrega o lo mantiene y se hace cargo del equipamiento que, con toda probabilidad, se?ale el nuevo Plan General.
?Qu¨¦ hacer con las estaciones?
Ahora, una vez que ya se sabe que Renfe va a desafectar ese suelo que queda en el centro de Madrid, han de ser los madrile?os quienes decidan qu¨¦ se hace con ¨¦l.El PAI de Arganzuela va a realizar unas propuestas concretas, en base a las necesidades que, tras su estudio, ha detectado en la zona. Esa propuesta del PAI se concreta en los siguientes puntos:
- Delicias: Hospital Geri¨¢trico, parte del parque Metropolitano, Museo del Ferrocarril, centro cultural en torno a ¨¦ste, centro educativo polivalente para EGB, BUP y FP y viviendas sociales.
- Imperial: gran zona deportiva con toda clase de instalaciones. Una especie de estadio Vallehermoso de la zona sur, rodeado de una amplia zona verde.
- Pe?uelas: Hospital Maternal de trescientas camas. centro de EGB y viviendas sociales en las mismas condiciones que las que se pudieran construir en Delicias.
Pero esta no es m¨¢s que una propuesta de qu¨¦ es lo que se puede hacer con las estaciones que Renfe abandona. Sobre qu¨¦ hacer con ese suelo todos pueden ahora aportar su propia soluci¨®n.
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