Un homenaje al maestro del "suspense"

Este filme de Chabrol, estrenado a la semana justa de Violette Noziere puede incluirse en una vertiente bien distinta, dentro de su ya amplia carrera, que no es preciso recordar ahora. Sus comienzos en la nueva ola francesa y su libro sobre Hitchcock son de sobra conocidos. Si en su anterior pel¨ªcula estrenada entre nosotros analizaba, como de costumbre, la burgues¨ªa francesa de los a?os treinta, un tiempo af¨ªn al realizador y en el que quiz¨¢ por ello pueden hallarse sus filmes mejores, en este Laberinto..., menos oscuro de lo que el t¨ªtulo promete, se limita a poner en pie un oficio rigurosamente aprendido y practicado en empe?os anteriores. Su admiraci¨®n por el maestro del suspense, compartido por tantos directores en un tiempo j¨®venes, queda, a la hora de la realidad, muy lejos del de sus aut¨¦nticos disc¨ªpulos americanos, aun situando la acci¨®n de la pel¨ªcula al otro lado del oc¨¦ano.Es como si Chabrol, a la hora de imitar, no se decidiera a dar del todo el salto. En el arte del cine el hecho de copiar suele recibir el ben¨¦volo nombre de homenaje. En tal sentido, Laberinto mortal vendr¨ªa a ser un homenaje m¨¢s al inventor de un cine mundialmente imitado. Lo malo es que un estilo, un autor, un nombre, no est¨¢ hecho solamente de pura sintaxis. En Hitchcock hay algo m¨¢s: del humor a la imaginaci¨®n, junto con una fantas¨ªa servida por un mecanismo de l¨®gica implacable. Ello le hace alzarse por encima de cuchilladas gratuitas, cr¨ªmenes m¨¢s o menos s¨¢dicos o mensajes psicol¨®gicos con que sus seguidores suelen a veces intentar salvar sus narraciones.

En este caso la historia comienza bien, pero a medida que va tomando cuerpo y forma, convertida en diario de la v¨ªctima. se desv¨ªa por cauces demasiado convencionales., Ni el situar la trama en el seno de una familia cat¨®lica, ni su leve intriga, ni alg¨²n que otro atisbo de matiz psicol¨®gico van m¨¢s all¨¢ de meras anotaciones al paso.

Interpretado por Stepliane Audran, compa?era en vida y en el arte, promotora de sus filmes mejores, Chabrol ha querido guardar en su manga la baza de su aparici¨®n para alzar la historia en un clima de adolescentes en saz¨®n con problemas de v¨ªnculo familiar a la hora de acostarse, y maduros, m¨¢s o menos perversos, aficionados a menores. Donald Sutherland interpreta a un agente sin esforzarse demasiado, en el estilo de los diversos actores, y que se hace extensivo al equipo, director incluido, junto con m¨²sica, fotograf¨ªa y dem¨¢s recursos.