Presiones para que sean devueltos "plenos poderes" a la CIA
?Hubiese podido alg¨²n plan secreto de la Agencia Central de Espionaje (CIA) bloquear la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n? ?Hubiese podido un enfervorizado James Bond norteamericano haber salvado el trono del sha de Ir¨¢n o por lo menos evitar el secuestro de rehenes estadounidenses? Muy probablemente no. Pero al estar EEUU en situaci¨®n defensiva en zonas agitadas a trav¨¦s del mundo, la CIA vuelve casi a ser mimada en Washington.Los partidarios de la Central piden que la CIA sea ?desencadenada?, que se te permita una mayor amplitud en sus operaciones. Esta moda de endurecimiento coincide con los trabajos del Congreso, que est¨¢ estudiando un nuevo estatuto para la CIA y donde se prev¨¦ un gran debate en torno al grado de supervisi¨®n que tiene que ejercer el Congreso sobre los planes de operaciones secretas de la CIA en el mundo.
En el centro del debate est¨¢ la enmienda presentada en 1974 por Huges-Ryan, que prev¨¦ que el presidente apruebe en sus m¨¢s m¨ªnimos detalles la mayor¨ªa de los planes de operaciones de la central de espionaje. Tambi¨¦n estipula que ocho comit¨¦s del Senado y de la C¨¢mara de Representantes -que integran en total m¨¢s de doscientas personas- sean informados sobre ese tipo de operaciones por anticipado o inmediatamente despu¨¦s de su puesta en marcha.
Esta enmienda fue propuesta despu¨¦s de dram¨¢ticas revelaciones sobre las ?conspiraciones? desestabilizadoras de la CIA contra Chile y sus intervenciones pol¨ªticas secretas. Los adversarios de la enmienda se?alan ahora que plantea graves riesgos por sus peligrosas lagunas en materia de seguridad y que tiene efectos de disuasi¨®n sobre las acciones secretas, aquellas que van m¨¢s all¨¢ de la diplom¨¢ticas pero no llegan a ser una guerra abierta.
La Casa Blanca quiere modificar las disposiciones sobre la obligatoriedad de la informaci¨®n anticipada e incluir estos cambios en los nuevos estatutos de la CIA pendientes de aprobaci¨®n por el Congreso. Las modificaciones limitar¨ªan la informaci¨®n de la CIA a los comit¨¦s encargados de la supervisi¨®n de los servicios secretos del Senado y de la C¨¢mara de Representantes, que s¨®lo integran veintisiete personas. Los nuevos estatutos propuestos tambi¨¦n reducir¨¢n el ¨¢mbito de las operaciones secretas que puedan ser llevadas a cabo sin la aprobaci¨®n espec¨ªfica del presidente.
Pero no todo el mundo est¨¢ de acuerdo. Entre los que se oponen a desnaturalizar la enmienda de Hughes-Ryan figuran algunos miembros del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, que consideran que las acciones secretas constituyen una prolongaci¨®n de la pol¨ªtica exterior bajo su responsabilidad.
En el ambiente supercargado creado por los acontecimientos de Ir¨¢n y de Afganist¨¢n, una disminuci¨®n de la informaci¨®n brindada por la CIA al Congreso es probablemente inevitable. Pero lo que disgusta a Birch Bayh, presidente del comit¨¦ del Congreso encargado de la supervisi¨®n de los servicios secretos, es que otras reformas necesarias del c¨®digo de los servicios secretos ser¨¢n probablemente olvidadas en el camino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.