Dos gestos de valor
AL SE?OR Gonz¨¢lez Seara, ministro para las Universidades, se debe la valiente y acertada iniciativa de haber creado el instrumento legal mediante el cual ser¨¢ posible la incorporaci¨®n a la desfalleciente universidad espa?ola, con el rango de catedr¨¢ticos extraordinarios, de aquellos investigadores, profesores y creadores que, por circunstancias diversas, hab¨ªan quedado marginados de nuestra vida acad¨¦mica durante las d¨¦cadas precedentes. No se trata ya de la reposici¨®n de los profesores que hab¨ªan obtenido sus c¨¢tedras antes de julio de 1936, pues son otras las disposiciones que en su d¨ªa permitieron -como en el caso de Francisco Giral- su reincorporaci¨®n a la actividad universitaria. El real decreto de 3 de agosto de 1979 se propuso incorporar a la universidad espa?ola a ?todas aquellas personas de acreditado saber y prestigio en cualquiera de los campos de la ciencia y del saber que vienen desarrollando una constante y permanente labor bien en Espa?a o bien en el extranjero?.En una informaci¨®n publicada ayer en EL PAIS se citan los nombres de 33 candidatos al nombramiento de catedr¨¢ticos extraordinarios que cubren pr¨¢cticamente todos los supuestos que motivaron ese lento y paulatino empobrecimiento de nuestra vida universitaria en el pasado. En algunos casos, como los de Jos¨¦ Ferrater Mora y Juan Marichal, se trata de hombres que marcharon al exilio en plena juventud, al concluir la guerra civil. Otros, como Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz o Manuel Tu?¨®n de Lara, tuvieron que exiliarse posteriormente, como consecuencia de persecuciones pol¨ªticas bajo el franquismo consolidado. Tampoco faltaron j¨®venes profesores, como Juan Linz, Ignacio Sotelo o Salvador Giner, que cruzaron m¨¢s tarde la frontera en busca de un medio intelectual m¨¢s estimulante y que les permitiera alcanzar un puesto universitario en Estados Unidos, en Alemania o en Gran Breta?a por sus m¨¦ritos, y no por turno de antig¨¹edad o por fidelidad a un padrino o a una secta. Todos ellos han realizado una importante labor lejos de Espa?a. Dentro de nuestras fronteras no s¨®lo los esc¨¢ndalos en las oposiciones a c¨¢tedras, que dejaron en la cuneta por motivos extracient¨ªficos a intelectuales tan destacados como Manuel Sacrist¨¢n o Carlos Castilla del Pino, son injusticias que deben ser reparadas. El sectarismo, las maflas religiosas, ideol¨®gicas y pol¨ªticas, y el tenebroso desprecio hacia la vida intelectual de la tan cantada ahora Espa?a de los cuarenta, fueron los factores disuasorios que aconsejaron en su d¨ªa a Juli¨¢n Mar¨ªas, Julio Caro Baroja o Joan Fuster realizar su obra intelectual y ganarse la vida fuera de las aulas universitarias.
En la relaci¨®n de nombres incluida en la informaci¨®n antes citada figuran tambi¨¦n creadores como Miguel Delibes o Camilo Jos¨¦ Cela, as¨ª como los tres directores m¨¢s notables de nuestro cine. Algunos nombres, como los de Manuel Garc¨ªa Pelayo, Francisco Ayala, Francisco Giner de los R¨ªos, Adolfo S¨¢nchez V¨¢zquez o Rafael Dieste, se echan en falta. Tambi¨¦n habr¨¢ que plantearse sin chauvinismos la necesidad de ampliar esa relaci¨®n. para incluir a los profesores huidos del Cono Sur y que han buscado asilo en esa ?madre patria? que a veces se comporta con los argentinos, uruguayos o chilenos m¨¢s bien como la madrastrade Blancanieves. Pero lo importante es que el proceso se ponga finalmente en marcha, para lo cual es impresc¨ªndible que el Ministerio dicte todas las normas reglamentarias previstas en la disposi¨¦i¨®n final del decreto de agosto para su propio desarrollo y que lasjuntas de gobierno de las diferentes universidades y el Consejo de Rectores act¨²en en los tr¨¢mites preceptivos que les corresponden, sin dejarse presionar por los estrechos gremialismos, las cicater¨ªas envidiosas y los rencores nacidos de los agravios comparativos, que asoman ya su feo rostro en algunas reacciones aisladas del cuerpo de numerarios. Y si al se?or Gonz¨¢lez Seara no le falt¨® valor para imponer esa f¨®rmula para enriquecer nuestra empobrecida universidad y pagar al tiempo viejas deudas con nuestro exilio exterior e interior, tambi¨¦n hay que reconocerle coraje c¨ªvico y pol¨ªtico por ese ?encierro? para discutir el pr¨®ximo martes, en directo y ante el vast¨ªsimo auditorio de la televisi¨®n, el texto y las l¨ªneas maestras de la ley de Autonom¨ªa Universitaria. Esta decisi¨®n tiene un inconfundible sabor democr¨¢tico y muestra, al menos, que el ministro para las Universidades est¨¢ dispuesto a dar la cara, a tratar de desvanecer recelos y sospechas sobre presuntas segundas intenciones del proyecto y a comparecer ante la opini¨®n para defender sus posiciones. Que cunda el ejemplo, y que el se?or Su¨¢rez lo siga y conceda al se?or Garaikoetxea la oportunidad de exponer ante el pa¨ªs, en debate con. el presidente del Gobierno, las opiniones del PNV sobre el desarrollo del Estatuto de Guernica.
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