Los ayuntamientos demandan competencias en materia de seguridad ciudadana para las polic¨ªas municipales
La izquierda pol¨ªtica que hoy gobierna la mayor¨ªa de los ayuntamientos espa?oles ha plasmado en unas Jornadas sobre Competencias en Seguridad Ciudadana, que se han celebrado la semana pasada en Cartagena, sus deseos de recuperar para los entes locales parte del protagonismo que, en ese terreno, ha sido absorbido, durante a?os, por el poder central. La reivindicaci¨®n final est¨¢ clara: la Polic¨ªa Municipal no tiene por qu¨¦ ser un auxiliar de la Polic¨ªa Nacional, sino que ha de tener sus propias competencias, en funci¨®n de su mayor cercan¨ªa al ciudadano.
Los responsables de los cuerpos de Polic¨ªa Municipal de las ciudades espa?olas de m¨¢s de 100.000 habitantes -en total, 56 concentraciones urbanas- se reunieron durante los tres ¨²ltimos d¨ªas de la semana pasada, en Cartagena, para estudiar y llegar a un planteamiento conjunto acerca de las competencias que los ayuntamientos deban asumir en materia de seguridad ciudadana, frente a las que haya de conservar el poder central. La reuni¨®n en cuesti¨®n lleg¨® a unas conclusiones, aprobadas por la mayor¨ªa de los asistentes, que habr¨¢n de ser presentadas a los responsables de la seguridad del Estado para negociar su posible aplicaci¨®n real, una comisi¨®n de seguimiento, elegida por los asistentes a esas jornadas de estudio, vigilar¨¢ su cumplimiento.La celebraci¨®n de las jornadas de Cartagena tiene unas coincidencias cuando menos rese?ables: el comienzo de la discusi¨®n por las Cortes de tres leyes que afectan directamente a las competencias planteadas: son ¨¦stas las de seguridad ciudadana, polic¨ªas aut¨®nomas y r¨¦gimen local. Mientras, Madrid era escenario, los d¨ªas 24, 25 y 26, de una reuni¨®n sobre la delincuencia juvenil en la que la Administraci¨®n central intentaba llegar a una postura definitiva acerca de este hecho criminol¨®gico.
De ello se deduce que el planteamiento del trabajo efectivo de los representantes municipales, en pos de lograr una mayor seguridad en nuestras ciudades, tiene un transfondo pol¨ªtico claro, desde el momento mismo en que el poder central se encuentra ocupado por la derecha, en tanto que la administraci¨®n municipal -la m¨¢s cercana al ciudadano- est¨¢ gobernada, en una gran mayor¨ªa, por la izquierda. Es m¨¢s, los responsables de los cuerpos de Polic¨ªa Municipal defend¨ªan la denominaci¨®n de seguridad ciudadana, mucho m¨¢s amplia y a la vez popular que la de orden p¨²blico, que parece patrimonio de fuerzas represivas.
Definici¨®n pol¨ªtica
Los trabajos de la reuni¨®n de Cartagena se dividieron, a efectos de un mejor estudio, en tres ponencias. Dos de ellas se adentraban, aunque con una base puramente pol¨ªtica, en los planteamientos t¨¦cnicos de la selecci¨®n y formaci¨®n del polic¨ªa municipal, por un lado, y, por otro, de su dotaci¨®n f¨ªsica para ejercer las funciones que le sean encomendadas.Pero la ponencia que hab¨ªa despertado un mayor inter¨¦s fue la que planteaba la postura pol¨ªtica a mantener por los ayuntamientos de izquierda de cara a las competencias que estos deban tener en el mantenimiento de la seguridad en las ciudades.
Esta ponencia, que fue defendida por Guillermo Guti¨¦rrez, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, se mov¨ªa sobre la definici¨®n que se le daba al hecho mismo de la seguridad ciudadana: ?La situaci¨®n social que garantiza o permite el pleno ejercicio por parte de los ciudadanos de todos y cada uno de los derechos que ostenta, tanto individuales como colectivos.?
Pero la realidad es que la seguridad en las ciudades de este pa¨ªs no aparece, por lo menos en principio, como un hecho corriente. Existe una sensaci¨®n de inseguridad en los ciudadanos que se desprende de una serie de causas que van desde la crisis econ¨®mica y su estela de paro e inflaci¨®n, hasta la transici¨®n pol¨ªtica realizada que, ?por no haberse dado por el procedimiento de ruptura dernocr¨¢tica?, ha producido una crisis de autoridad, desencanto, crisis de identidad de las instituciones de control social, etc¨¦tera; pasando por un planeamiento urban¨ªstico que rompe las relaciones vecinales, creando un clima de insolidaridad y marginaci¨®n.
Sin embargo, en las mismas jornadas, se plante¨®, en m¨¢s de una ocasi¨®n, si esa inseguridad que hoy se dice tener en nuestras grandes concentraciones urbanas no es m¨¢s producto de una concienciaci¨®n colectiva que de una realidad social. ?Son inseguras nuestras ciudades?
Uno de los tres invitados extranjeros que acudieron a esta reuni¨®n de Cartagena, el canadiense, aunque de origen espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Rico, expuso su propia experiencia en el pa¨ªs norteamericano, basada en la elaboraci¨®n de una encuesta entre la poblaci¨®n, en la que una de las preguntas hac¨ªa referencia al grado en que un hecho delictivo le hubiera afectado: en propia carne, en un vecino o familiar pr¨®ximo o si hab¨ªa tenido conocimiento de tal hecho a trav¨¦s de la prensa. Unicamente el 0,5% de los encuestados aseguraron haber padecido alg¨²n tipo de agresi¨®n delictiva personalmente, en tanto que algo m¨¢s del 1% afirmaban que la v¨ªctima hab¨ªa sido un familiar o un vecino. El 98% de los encuestados s¨®lo hab¨ªan tenido conocimiento de los hechos delictivos a trav¨¦s de los medios de informaci¨®n. El se?or Rico se preguntaba: ??No estaremos planteando un falso problema??
Choque de competencias
Espa?a es un pa¨ªs que resulta muy rico en polic¨ªas de todos los tipos y todas las dependencias. Si hablamos de ?recurrir a la polic¨ªa? para alg¨²n problema que precise de su intervenci¨®n, habremos de especificar que estamos hablando del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, de la Polic¨ªa Nacional, de la Guardia Civil, de la Polic¨ªa Municipal, de la polic¨ªa aut¨®noma de cualquier comunidad o de alguna de las innumerables polic¨ªas privadas o paralelas que han ido surgiendo a lo largo y ancho de la geograf¨ªa espa?ola.Esta claro que, en un pa¨ªs donde se da tal profusi¨®n de cuerpos responsables de la seguridad ciudadana, los conflictos de competencias han de ser constantes. Las jornadas de Cartagena ten¨ªan, entre sus objetivos m¨¢s inmediatos, el de determinar cu¨¢les habr¨ªan de ser en el futuro las competencias de la Polic¨ªa Municipal.
Es decir, la idea de discutir era, de alguna forma, si la Polic¨ªa Municipal deber¨ªa ser esa polic¨ªa de barrio, al estilo de los bobbies ingleses, que se reclama desde distintos estratos de nuestra sociedad. La respuesta ha sido, por parte de los participantes en las jornadas, mayoritaria: el polic¨ªa municipal debe ser ese polic¨ªa de barrio. Pero, paralelamente, ha habido una parte de los asistentes, encabezados por el alcalde de Fuenlabrada, que ha defendido la competencia del alcalde en la autorizaci¨®n del ejercicio de los derechos colectivos, tales como el de manifestaci¨®n, que puede exigir, en un momento determinado, no ya una represi¨®n policial, pero s¨ª un cierto control y encauzamiento.
El hecho de que se haya reclamado esa competencia para el alcalde -ahora s¨®lo asumida por el gobernador civil de cada provincia- tiene una vertiente mucho m¨¢s pol¨ªtica que puramente policial, ya que, en el fondo, lo que viene a suponer es que la actuaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, en tales casos, pase por la autorizaci¨®n previa del alcalde. O, viceversa, que tal actuaci¨®n lo sea previa petici¨®n del alcalde al gobernador civil.
Paralelamente, la Polic¨ªa Municipal, considerada ahora legalmente como auxiliar de la Polic¨ªa Gubernativa, no actuar¨ªa m¨¢s que por orden de sus mandos naturales. Es decir, que la Polic¨ªa Municipal s¨®lo actuar¨¢ en auxilio de la Nacional, previa petici¨®n en tal sentido al alcalde por parte del gobernador civil, y no por la decisi¨®n de cualquier mando de ¨¦sta, como hasta ahora puede producirse.
De todas maneras, las jornadas de Cartagena no han hecho m¨¢s que plantear el deseo de los ayuntamientos espa?oles gobernados por la izquierda de alcanzar sus propias competencias -hoy, en el terreno de la seguridad ciudadana- y dejar de ser, como ocurr¨ªa en la etapa franquista, menos ap¨¦ndices del poder central y ejecutores de sus altas decisiones en las cercan¨ªas del ciudadano.
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