Cobra fuerza el proyecto de Unidad Popular como alternativa pol¨ªtica en El Salvador
La teor¨ªa de la unidad popular como la ¨²nica alternativa posible para solucionar la crisis de El Salvador est¨¢ cobrando un inusitado impulso en los ¨²ltimos d¨ªas, incluso en sectores progresistas tradicionalmente moderados. Los estudiosos de la situaci¨®n parecen haber concluido que el fracaso de la v¨ªa reformista auspiciada por un sector de las fuerzas armadas y algunos grupos pol¨ªticos es irreversible. Al otro lado del espectro, los m¨¢s pesimistas no ven m¨¢s salida que la del enfrentamiento generalizado. El proyecto de la unidad popular parece tener cabida en el centro de ambas posiciones.
Los primeros pasos para la consolidaci¨®n de dicho proyecto ya est¨¢n dados. Recientemente, varias organizaciones populares, Uni¨®n Democr¨¢tica Nacionalista, Frente de Acci¨®n Popular Unificada, Bloque Popular Revolucionario y Ligas Populares 28 de Febrero, anunciaron sus prop¨®sitos de coordinar actividades como un camino natural para conseguir la unidad de las izquierdas.Este bloque coordinado y otras organizaciones pol¨ªticas, sindicales, econ¨®micas y culturales, conocidas por su trayectoria democr¨¢tica y progresista y por sus planteamientos moderados, formar¨ªan la unidad popular, a la que se tratar¨ªa de atraer al sector m¨¢s avanzado de las fuerzas armadas. Es evidente, por ejemplo, que a los grupos izquierdistas les interesa atraerse la capacidad de arrastre de la Iglesia salvadore?a.
Igual de interesante es la capacidad que la Universidad Centroamericana (UCA) o partidos como el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), socialdem¨®crata, tienen para aportar cuadros dirigentes y personas preparadas para conducir el proceso pol¨ªtico y administrativo de El Salvador. No es aventurado suponer que estas tres entidades citadas, la Iglesia, la UCA y el MNR, entre otras muchas, apoyar¨¢n p¨²blicamente en los pr¨®ximos d¨ªas el proyecto de la unidad popular.
Los analistas pol¨ªticos han llegado a la conclusi¨®n de que la juventud militar salvadore?a, autora e inspiradora del golpe que derroc¨® al presidente Romero el d¨ªa 15 de octubre del pasado a?o, es incapaz, o no dispone de la suficiente fuerza, para realizar el programa de reformas prometido en la proclama inicial. En los d¨ªas siguientes al pronunciamiento se observ¨® c¨®mo las nuevas autoridades no consegu¨ªan desplazar de prominentes lugares de decisi¨®n a oficiales estrechamente ligados a reg¨ªmenes anteriores. En el proceso de selecci¨®n del Gobierno, personalidades relacionadas con la oligarqu¨ªa nacional obstaculizaron las reformas a las que, por clase y convicci¨®n, eran opuestos.
La cercana relaci¨®n establecida durante cincuenta a?os entre las fuerzas armadas y los sectores dominantes de la sociedad salvadore?a no se interrumpi¨® absolutamente con el golpe del d¨ªa 15 de octubre, sino que se atenu¨® de forma moment¨¢nea. La reanudaci¨®n de esos v¨ªnculos coincidi¨® con el paulatino desplazamiento del poder real desde la junta de Gobierno y el Gabinete hacia el mando de las fuerzas armadas, y, sobre todo, al ministro de Defensa, Jos¨¦ Guillermo Garc¨ªa, poco favorable a los cambios. El ostensible aumento de la represi¨®n, que ha alcanzado, despu¨¦s del d¨ªa 15 de octubre, cotas superiores a las de los reg¨ªmenes de Romero y Molina), y la creciente impunidad de las bandas armadas de la ultraderecha, convencieron a los anteriores miembros civiles de la junta y a la mayor¨ªa de los ministros de la inviabilidad de su proyecto, y dimitieron.
La llamada ?ala derecha? de la Democracia Cristiana tom¨® el relevo, estableciendo unas condiciones que supon¨ªan planteamientos incluso m¨¢s radicales que los de sus predecesores, tales como la reforma agraria inmediata y la nacionalizaci¨®n de los sistemas financiero y de comercio exterior.
Parece evidente, a corto plazo, el desgaste de los actuales miembros de la junta y de los ministros del Gabinete. Parece haberse detectado, adem¨¢s, un progresivo aislamiento del coronel Majano, a quien se considera el m¨¢s genuino representante de la ?juventud militar?, en beneficio del coronel Abdul Guti¨¦rrez, alineado con los planteamientos del ministro de Defensa. Cuando se produzca el fracaso de la experiencia democristiana, lo que casi todos vaticinan, las ¨²nicas alternativas ser¨ªan, en opini¨®n de los observadores, la estrictamente militar, a la que se opondr¨¢n con todas sus fuerzas las organizaciones revolucionarias, y la unidad popular que en estos d¨ªas se fragua.
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