Ir¨¢n-EEUU: una lenta aproximaci¨®n
LA VOTACION del viernes de la semana pasada para la presidencia de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, que favoreci¨® al ministro de Finanzas y hasta ahora economista te¨®rico -en el exilio franc¨¦s-, Abulhassan Bani Sadr, es m¨¢s un rito en la reconstrucci¨®n administrativa y pol¨ªtica de la revoluci¨®n que un dato pol¨ªtico significativo. Dibuja unas posibilidades parlamentarias: su opositor en este caso, el almirante Madari, lo ser¨¢ tambi¨¦n en las elecciones legislativas del 15 de febrero, y el Parlamento quedar¨¢ formado probablemente -tomando como base las cifras actuales- por una amplia mayor¨ªa de Gobierno y una oposicion peque?a. Desde el momento en que todo est¨¢ sometido a la voluntad superior de Jomeini y a la supremac¨ªa de las instituciones religiosas, no s¨®lo por su fuerza popular. sino por las normas constitucionales aprobadas en un refer¨¦ndum anterior, las posibilidades del Parlamento, del Gobierno y de la oposici¨®n pueden quedar reducidas a un simple semblante de democracia y de formaci¨®n org¨¢nica que tenga escaso reflejo en la vida del pa¨ªs. Pero que pueden ser perfectamente utilizadas por la teocracia.Las dificultades, los problemas econ¨®micos, las luchas internas, las cuestiones ¨¦tnicas, las relaciones internacionales podr¨¢n ser cargadas a la cuenta de los poderes ejecutivos y legislativos. Puede haber tambi¨¦n una utilizaci¨®n distinta. Por ejempjo, en el caso de la aproximaci¨®n a Estados Unidos. Bani Sadr, que todav¨ªa no es presidente ejecutivo, ha hablado ya de que todo podr¨ªa cambiar si cambiase la actitud de Estados Unidos, y ha dicho que la actitud de los estudiantes que retienen a los rehenes -n¨®tese tambi¨¦n que en todo tiempo se est¨¢ utilizando a estos estudiantes como cuerpo intermediar¨ªo- tiene visos de infantilismo.
La actitud de Estados Unidos s¨ª est¨¢ cambiando, moderadamente, con rodeos verbales. En las propuestas de Carter al Congreso para la elevaci¨®n inmediata del presupuesto de rearme y acci¨®n militar habla del ?terrorismo iran¨ª? y no del Estado de Ir¨¢n, como si pusiera el primer pie en un terreno en el que ya se pueda aislar la acci¨®n contra su embajada en Teher¨¢n; y las ambiguas noticias sobre una detencl¨®n domiciliaria del sha en Panam¨¢ y las posibilidades de un comit¨¦ de investigaci¨®n sobre los posibles delitos del emperador exiliado parecen principios de conciliaci¨®n. Los rumores de que Bani Sadr, al instalarse en la presidencia, formar Gobierno y obtener la ratificaci¨®n de ¨¦ste por el Parlamento que se forme, dar¨ªa origen a una amnist¨ªa en la que se encontraran incluidos los desd ichados rehenes, podr¨ªa iniciar el desbloqueo de este contencioso.
El signo m¨¢s visible de todo este cambio que se est¨¢ realizando es la participaci¨®n de Ir¨¢n en la conferencia de pa¨ªses isl¨¢micos que se est¨¢ celebrando en Pakist¨¢n. Hasta ahora se est¨¢ alineando con los puntos de vista de las naciones conservadoras que van dirigiendo la conferencia -como el propio Pakist¨¢n, como Arabia Saud¨ª-, sobre todo, en cuanto se refiere a la inequ¨ªvoca condena de la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n. Pero estas mismas naciones apoyan una condena de los acuerdos de Camp David y pueden llegar a una aplicaci¨®n de sanciones contra Egipto, lo que resultar¨ªa, a su vez, una desautorizaci¨®n a Estados Unidos y a Carter.
En medios jud¨ªos se teme que la aproximaci¨®n lenta de Estados Unidos y de Ir¨¢n, si llega a producirse, vaya en detrimento de Israel y de sus esperanzas en su zona. Puede ocurrir tambi¨¦n, con bastantes posibilidades, que en el comunicado final de la sesi¨®n de clausura -que ha sido retrasada, probablemente, para tratar de equilibrar todos los elementos contradictorios- aparezca tambi¨¦n una condena a Estados Un? dos por sus presiones sobre Ir¨¢n. Todo ello lo aceptar¨ªa probablemente Carter de momento como un pago que hay que hacer al intento superior -para su pol¨ªtica- de volver la ira isl¨¢mica contra la URSS en lugar de contra Estados Unidos. Lo est¨¢ consiguiendo: eso s¨ª, con la notable ayuda del Kremlin, que, con sus ¨²ltimas acciones, parece que est¨¢ impulsando la candidatura de Carter a mantenerse en la Casa Blanca.
De todas formas, no hay que olvidar que la mayor parte de las naciones de la conferencia de Islamabad representan unos Gobiernos que est¨¢n en situaci¨®n precaria con sus propios pueblos. En el amplio movimiento isl¨¢mico que se est¨¢ desarrollando hay que contar siempre con este factor: son las grandes masas, profundamente religiosas, las que perciben y fomentan este tipo de revoluci¨®n regeneradora -por no decir regeneracionista-, en las que si el enemigo m¨¢s visible y m¨¢s denunciado es el extranjero, la intenci¨®n m¨¢s firme es la de cambiar el estado de cosas en sus propias naciones: m¨¢s o menos, en el sentido en que lo ha hecho o est¨¢ tratando de hacer Ir¨¢n.
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