Espect¨¢culo tragic¨®mico en el Parlamento italiano por el debate antiterrorista
Despu¨¦s de la decisi¨®n de los radicales de proseguir a la desesperada con el obstruccionismo en el Parlamento italiano, contra la aprobaci¨®n de las nuevas leyes antiterrorismo, comunistas y socialistas est¨¢n haciendo todo lo posible para buscar una estrategia com¨²n a la hora del doble voto, el de la confianza al Gobierno y a las nuevas leyes. Se trata de un problema pol¨ªtico. Los comunistas desear¨ªan poder votar contra el Gabinete Cossiga, pero a favor de las nuevas leyes. Los socialistas, al contrario, est¨¢n divididos por lo que se refiere al voto a las leyes, despu¨¦s de presentar enmiendas importantes encuentran dificultades para votar a favor.
Mientras tanto, el espect¨¢culo del Parlamento es tragic¨®mico. Los radicales siguen adelante aprovechando que el reglamento no fija un l¨ªmite a las intervenciones para ilustrar conjuntamente las 7.000 enmiendas presentadas. Los observadores siguen el espect¨¢culo casi corno una competici¨®n deportiva, mientras los diputados obligados a hacer turnos d¨ªa y noche para asegurar la presencia requerida por el reglamento est¨¢n desesperados. Para los turnos de noche, por ejemplo, el Gobierno, que debe tener un cierto n¨²mero de representantes, ha escogido a los subsecretarios m¨¢s j¨®venes. En la Asamblea, escuchando discursos que van de un m¨ªnimo de cuatro a un m¨¢ximo de diez horas, asisten en total unas veinte personas m¨¢s los ujieres. El r¨¦cord absoluto, desde que existe la ley del obstruccionismo, lo ha vencido ayer el diputado radical Tessari, con diez horas y diez minutos, quit¨¢ndole el r¨¦cord a Giorgio Almirante, secretario nacional del MSI (neofascista) que, con ocasi¨®n de las leyes acerca de las regiones, hab¨ªa hablado durante nueve horas y veinte minutos. Hab¨ªa sido apellidado entonces ?vejiga de hierro? porque estos maratones del obstruccionismo no se pueden interrumpir ni para orinar. Tampoco se pueden leer textos escritos. Por eso, en muchos casos, se convierte en un aut¨¦ntico espect¨¢culo, sobre todo porque deben hablar s¨®lo del tema concreto.En la madrugada de ayer hubo tambi¨¦n una nota que pudo ser tr¨¢gica: la diputada radical Adele Faccio, despu¨¦s de cuatro horas y quince minutos, se cay¨® desplomada v¨ªctima de una crisis card¨ªaca. Afortunadamente, entre el grupo de turno democristiano hab¨ªa un m¨¦dico, que la asisti¨® inmediatamente.
Los radicales, acusados por la izquierda de haber impedido que las leyes se aprobaran con algunas enmiendas y criticados duramente por toda la prensa, siguen afirmando que, aun con el riesgo de ser incomprendidos, est¨¢n defendiendo un deber sagrado de las minor¨ªas que deben luchar para no aceptar, sin cr¨ªticas, las decisiones de una mayor¨ªa aplastante, como resulta cuando se ponen de acuerdo democristianos y comunistas.
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