Premio Nacional de Historia
En EL PA?S de 20 de diciembre, sobre la concesi¨®n del Premio Nacional de Historia a Los or¨ªgenes del Consejo de Ministros, de Jos¨¦ Antonio Escudero, me han sorprendido ciertas afirmaciones, que quisiera comentar.Durante la investigaci¨®n preparatoria del libro premiado, Jos¨¦ Antonio Escudero ?encontr¨®?, dice textualmente la nota, ?en el Archivo Hist¨®rico Nacional las actas in¨¦ditas del primer Consejo de ministros presidido por Floridablanca?. Lo cierto es que, hace ya diez a?os, fui yo quien tuve la satisfacci¨®n de tener conocimiento de la existencia de dichas actas, a trav¨¦s de una informaci¨®n que me facilit¨® el entonces subdirector del Archivo Hist¨®rico Nacional, Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Bara. Con base en estas actas, y en otras fuentes in¨¦ditas, envi¨¦ al II Simposio de Historia de la Administraci¨®n, celebrado en 1969, un denso y meditado art¨ªculo sobre la referida junta, que fue publicado en 1971. Mi art¨ªculo no resulta desconocido para Jos¨¦ Antonio Escudero, que particip¨® en dicho simposio, recibi¨® una separata de mi trabajo, me pidi¨® informaci¨®n sobre mi hallazgo y lo ha citado varias veces.
Observo tambi¨¦n que, a pesar de los diez a?os que, seg¨²n se dice en la nota aparecida en EL PA?S, ha empleado Escudero en la redacci¨®n de su monumental obra, no ha tenido tiempo suficiente para leer atentamente ni las actas, cuya edici¨®n constituye el segundo tomo del monumento, ni mi propio art¨ªculo. S¨®lo as¨ª resulta explicable que se presente a Floridablanca como presidente de un pretendido Consejo de ministros, cuando precisamente una de las caracter¨ªsticas de la Junta Suprema de Estado es que no ten¨ªa presidencia.
?El libro?, se dice tambi¨¦n en la nota, ?intenta demostrar que el Consejo de Ministros de Espa?a fue fundado por Carlos III en 1787, al establecerse la Junta Suprema ordinaria y perpetua de Estado?. Esta afirmaci¨®n coincide con lo que ya declarara Escudero con motivo de la publicaci¨®n de su libro: que la originalidad de su investigaci¨®n radicaba, fundamentalmente en la consideraci¨®n de la Junta Suprema de Estado como el primer, Consejo de Ministros de nuestra historia administrativa. No es posible desmontar aqu¨ª semejante tesis, sobre cuyo car¨¢cter discutible ya insinu¨® bastante P¨¦rez Prendes en EL PA?S de 13 de junio de 1979, y yo mismo preparo un
trabajo en el que demuestro su absoluta gratuidad y ligereza.
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