Los motivos de una huelga
En las pasadas semanas, y con una fuerza que a todos ha sorprendido, se ha producido en la Administraci¨®n p¨²blica espa?ola la huelga, qu¨¦ duda cabe, m¨¢s importante de su historia. Con ello no hac¨ªa m¨¢s que ponerse de manifiesto un malestar profundo y un deterioro grave de la funci¨®n p¨²blica, cuyas ra¨ªces se hunden en a?os anteriores, que ha encontrado su detonante en la aplicaci¨®n de la ley General de Presupuestos para 1980. Tres han sido los motivos m¨¢s reiteradamente aludidos por los compa?eros en nuestra ¨²ltima asamblea general.Desde el comienzo de la crisis econ¨®mica, la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los colectivos en huelga ha sido no inferior al 50%, siendo, por consiguiente, el grupo que quiz¨¢ m¨¢s ha contribuido a pagar la factura del empobrecimiento. Frente a esta situaci¨®n de fondo consagrada a?o tras a?o, con aumentos retribuidos inferiores al sector privado, los presupuestos de a?os anteriores hab¨ªan tomado medidas redistributivas que paliaban la situaci¨®n y frenaban el descontento, mientras que este a?o el partido gobernante ha optado por la ?I¨ªnea dura? Y tras no admitir ninguna de las numerosas enmiendas presentadas por otros partidos. se ha dispuesto a aplicar su especial filosof¨ªa. Una filosof¨ªa tan vieja como los equipos en la sombra del Ministerio de Hacienda que la elaboran (desde hace m¨¢s de una d¨¦cada es la misma receta siempre), consistente en salvar o pretender salvar la eficacia de la gesti¨®n, hoy por los suelos, en base a crear una ?aristocracia? administrativa de sectores bien pagados eficientes, relegando a la mayor parte de los funcionarios hasta que el presupuesto vaya permitiendo mejoras. para a?os despu¨¦s iniciar de nuevo el ciclo.
La aplicaci¨®n de esta f¨®rmula. concediendo ?dedicaciones exclusivas? y, ?complementos de destino? a unos s¨ª v a otros no. va empleando para ello una parte de la masa salarial prevista (12.5%). ha sido el detonante de la huelga. Y es que los proponentes del sistema han olvidado dos cosas obvias:
1. Que las condiciones sociales, sindicales y pol¨ªticas son otras respecto a tiempos pasados. Y hoy ni los funcionarios soportamos medidas de este tipo.
2. Que por mucho que se exija poco a cambio de pagar poco, situaci¨®n actual en la funci¨®n p¨²blica, llega un momento en que hay que cubrir los m¨ªnimos vitales, sobre todo si las viejas puertas del pluriempleo est¨¢n cerradas.
Estas consideraciones explican el motivo central de la huelga: la distribuci¨®n del 4% que la ley de Presupuestos dejaba en el aire.
El segundo de los temas continuamente abordados en las asambleas ha sido el estatuto, nombre viejo que viene a designar lo que se ha reducido al t¨ªtulo III de una ley m¨¢s amplia sobre Administraci¨®n del Estado. La postura generalizada es de oposici¨®n y rechazo a este texto. La raz¨®n es que, cuando durante a?os se est¨¢ esperando un cambio sustancial en la estructura de la funci¨®n p¨²blica, nos hemos encontrado con un texto poco progresivo, de una enorme vaguedad en la mayor parte de los temas y regresivos en buena parte de los pocos temas que concreta. Indudablemente, lo m¨¢s importante en este caso ser¨¢n los decretos que desarrollen el texto, pero los funcionarios, que han comprobado c¨®mo tradicionalmente los decretos en funci¨®n p¨²blica no han hecho sino empeorar lo poco bueno que ten¨ªan las leyes, desconf¨ªan y se oponen.
Y es que cuando se espera de un estatuto un nuevo sistema retributivo. una carrera administrativa ¨¢gil unos derechos sindicales plenos.... resulta dif¨ªcil conformarse con la reaparici¨®n de los incentivos. el mantenimiento del sistema de cuerpos o la aclaraci¨®n de que las huelgas ser¨¢n deducibles en n¨®mina, sin que, como contrapeso, se hable de la negociaci¨®n colectiva.
El tercer punto que en estos momentos m¨¢s importa a los funcionarios son las sanciones con motivo de la huelga. Sanciones que, por encima de tantas y tantas coacciones y amenazas de jefes yjefecillos. parece que van a concretarse en el descuento de haberes a los huelguistas. Para ello existe la d¨¦bil apoyatura legal de un acuerdo de Consejo de Ministros dejunio pasado que, en mi opini¨®n, es claramente ilegal, por cuanto se salta a la torera toda la legalidad vigente a¨²n hoy, que exige la incoaci¨®n de expediente para la deducci¨®n de haberes.
Entrando en el fondo del asunto. qu¨¦ duda cabe que sabemos bien que en cualquier sector y pa¨ªs la huelga no se cobra. Ahora bien, tambi¨¦n en cualquier sector o pa¨ªs se tiene derecho a la negociaci¨®n colectiva y otros derechos sindicales que los funcionarios p¨²blicos espa?oles no tenemos; por eso, nos parece poco justo que el Gobierno se apunte a las maduras, pero no a las duras.
La huelga entra hoy en un comp¨¢s de espera de diez d¨ªas, y en este comp¨¢s anhelamos encontrar una soluci¨®n al conflicto. De lo ocurrido hasta ahora se pueden obtener, sin embargo, no pocas conclusiones y motivos de reflexi¨®n.
Resulta evidente que ha concluido el tradicional adormecimiento del funcionariado, que desde ahora est¨¢ dispuesto a ser un sector m¨¢s presente y actuante en las conflictivas relaciones laborales de nuestra sociedad, y esta primera huelga reviste las caracter¨ªsticas propias de toda iniciaci¨®n. Ha sido un movimiento exclusivo surgido del hondo malestar al que nos hemos sumado quienes venimos luchando hace tiempo en estos terrenos. Como todo movimiento espont¨¢neo y primerizo se ha organizado en asambleas y coordinadoras y se ha cargado de unas grandes esperanzas en cuanto a solucionar multitud de problemas e Injusticias existentes. Qu¨¦ duda cabe que sea cual fuere el resultado final de nuestra lucha, ya han cambiado muchas cosas, y la primera es que el Gobierno no podr¨¢ seguir actuando arbitrariamente como hasta ahora. Lo que esperamos es saldar con la consecuci¨®n de algunos puntos esta primera lucha y que ello sirva a todos los funcionarios para convencerse de que el modo de defenderse no es por eclosiones incontroladas de tiempo en tiempo, sino mediante una lucha constante y tenaz que exige organizaci¨®n. Ser¨ªa ilusorio creer que los problemas de d¨¦cadas se puedan arreglar en dos semanas de huelga, pero no es ilusorio creer que se han sentado las bases para arreglarlos y que el instrumento adecuado es organizarse sindicalmente. Para estas luchas se crearon hace un siglo los sindicatos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.