Las relaciones Espa?a-URSS atraviesan un momento delicado
El tercer aniversario del restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Espa?a y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que se celebra hoy, no ser¨ªa motivo de comentario si no fuera porque las relaciones entre ambos pa¨ªses pasan por el momento m¨¢s delicado desde el 10 de febrero de 1977. La reciente anulaci¨®n, a petici¨®n espa?ola, del viaje del ministro de Comercio Exterior sovi¨¦tico, Patolichev, que deb¨ªa visitar nuestro pa¨ªs en la pr¨®xima semana, y la paralizaci¨®n total de los preparativos de posibles viajes del presidente Su¨¢rez y los Reyes en el transcurso de este a?o a la URSS son dos importantes y significativas an¨¦cdotas.
Hacer un balance del desarrollo de las relaciones entre los dos pa¨ªses en los ¨²ltimos tres a?os, no ser¨ªa dif¨ªcil conseguirlo en pocas l¨ªneas, y podr¨ªa parecer un balance negativo. Lo cierto es que los cuarenta a?os de aislamiento, cuando est¨¢ todo por hacer, necesitan de una proyecci¨®n mayor de tiempo para consignar alg¨²n logro significativo. Dos pilares estaban colocados, a niveles de ambos ministros de Asuntos Exteriores, que se reunieron en Mosc¨² y Madrid en el transcurso del ¨²ltimo a?o. Un nuevo paso pol¨ªtico hubiera sido la visita a la URSS del presidente Su¨¢rez, cuyos primeros tanteos para realizarla se hicieron en el pasado mes de diciembre, en visita a Mosc¨² de un asesor del presidente.D¨ªas despu¨¦s, los acontecimientos de Afganist¨¢n, las fuertes declaraciones condenatorias de Su¨¢rez y su visita rel¨¢mpago a Washington abr¨ªan una profunda brecha entre las direcciones pol¨ªticas de ambos pa¨ªses.
Su¨¢rez, "un buen funambufista"
A pesar de su postura pro OTAN, el presidente espa?ol, que abrazaba a Arafat en Madrid y decidi¨® la presencia de Espa?a en la Conferencia de Pa¨ªses no Alineados de La Habana, empezaba a ser considerado en Mosc¨² como h¨¢bil pol¨ªtico, capaz de dar una de cal y otra de arena, seg¨²n conviniera a americanos y sovi¨¦ticos. Las cosas han cambiado, y fuentes sovi¨¦ticas subrayan que en los momentos dif¨ªciles Su¨¢rez, ?que parec¨ªa un buen funambulista, se inclina decididamente hacia Estados Unidos?.Bien es cierto que los que desde Mosc¨² dirigen la pol¨ªtica sovi¨¦tica para con Espa?a deben reflexionar, y comprobar¨¢n que en las relaciones entre ambos pa¨ªses existe por parte de la URSS una cierta inhibici¨®n en un tema decisivo en la pol¨ªtica mundial: el econ¨®mico. Por poner un ejemplo, el comercio entre ambos pa¨ªses est¨¢ estabilizado desde 1977. Existe un aumento natural, pero m¨ªnimo, y en algunos casos, como el de venta de petr¨®leo, de retroceso. Siguen sin un solo aumento las empresas establecidas en la ¨¦poca de Franco, cuando no hab¨ªa relaciones pol¨ªticas. Expositores espa?oles han llegado en los dos ¨²ltimos a?os con productos y art¨ªculos que necesita la Uni¨®n Sovi¨¦tica, los han presentado en exposiciones y ferias, y al final, en lo ¨²nico que han conseguido interesar a los sovi¨¦ticos era en los cat¨¢logos. Es para dudar de la buena disposici¨®n de establecer unas relaciones m¨¢s fuertes con nuestro pa¨ªs.
Tampoco hay entendimiento con la oposici¨®n
Y mientras, las relaciones comerciales mantienen un ritmo lento, y el entendimiento a nivel pol¨ªtico gubernamental no presenta muchos puntos de contacto.Con los dos grupos reales de oposici¨®n espa?oles tampoco se ha conseguido la suficiente aproximaci¨®n, sino todo lo contrario. Con el PCE las divergencias son evidentes, marcadas en los incidentes de noviembre de 1977, cuando Carrillo fue figura decorativa en Mosc¨² en el aniversario de la revoluci¨®n y cuya ¨²ltima fase, por ahora, ha sido la condena a la invasi¨®n de Afganist¨¢n y sus declaraciones de mantener la integridad eurocomunista.
El PSOE, por el contrario, ha sido desde su legalizaci¨®n el partido mejor cuidado por Mosc¨², y en estos a?os han sido numerosas las invitaciones, que se iniciaron con la presencia en la URSS de Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, encabezando una importante delegaci¨®n, a la que han seguido posteriormente grupos de diputados, y de las Juventudes Socialistas. Lo cual tampoco parece haber dado buenos resultados, pues en una ocasi¨®n tuvieron que soportar las declaraciones en Nueva York del secretario general de los socialistas, que a¨²n recuerdan con desagrado.
Por ¨²ltimo, tuvieron la inhabilidad de ofrecer una entrevista al alcalde de Madrid con el ministro de Asuntos Exteriores, Gromiko, audiencia excepcional para el alcalde de cualquier pa¨ªs y que era una atenci¨®n superior a la prestada a Felipe Gonz¨¢lez, cuando es obvio que en una alternativa de poder el viejo profesor no participar¨ªa en los poderes de decisi¨®n.
Se abre, pues, un comp¨¢s de espera a la soluci¨®n de la crisis que afecta a nuestros pa¨ªses y que puede tener una v¨ªa de arreglo en os preparativos de la Conferencia de Madrid, donde ambas partes -por motivos distintos pero coincidentes- conf¨ªan en que no se reduzca a una mera reuni¨®n internacional con representantes de segunda fila, donde, como en tantas otras, no se logre nada positivo.
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