En 1984 se podr¨¢ pescar en el Manzanares a su paso por Madrid
Basta con echarle una ojeada al Manzanares en cualquiera de sus tramos, desde El Pardo hasta Vaciamadrid, para darse cuenta del estado en que se halla el sanea miento de Madrid y su t¨¦rmino municipal. En el mejor de los casos, cuando no hay una gruesa capa de m¨¢s de veinte cent¨ªmetros de espuma y detritus flotante, las aguas bajan completamente turbias, como si una fabulosa cuenca minera de carb¨®n estuviese ubicada al Norte, entre Colmenar y Madrid. Si un valiente se ba?ara en las aguas del r¨ªo podr¨ªa coger m¨¢s de una docena de enfermedades contagiosas distintas. Un r¨¦cord donde los haya.Pero, con ser lo m¨¢s espectacular, no es lo peor. Una cifra es suficiente para centrar la cuesti¨®n: Madrid produce cada segundo entre catorce y diecis¨¦is metros c¨²bicos de aguas residuales, seg¨²n las ¨¦pocas. De este volumen, aproximadamente la mitad no recibe ning¨²n tipo de tratamiento y las aguas residuales y las negras se pierden a cielo abierto. El resto recibe un tipo de tratamiento denominado primario (a trav¨¦s de depuradoras situadas en La China, Butarque, Rejas, etc¨¦tera), con el cual la contaminaci¨®n de superficie se reduce solamente en un 35%. Y s¨®lo una depuradora (la de Viveros. situada en el puente de los Franceses), con un volumen de O,5 metros c¨²bicos por segundo, tiene tratamiento secundario, que reduce dicha contaminaci¨®n en m¨¢s de un 90%.
Madrid fue, hasta unos a?os antes de la guerra espa?ola de 1936, una ciudad a la medida del hombre, con poco m¨¢s de un mill¨®n de habitantes. Una pol¨ªtica autoritaria equivocada, salida del bando triunfador de la contienda, hizo de Madrid algo que deber¨ªa figurar en el libro Guiness de los records: cuadruplicar su poblaci¨®n en me nos de cuarenta a?os. (??C¨®mo ¨ªbamos a permitir que Barcelona, Valencia y Bilbao fueran m¨¢s grandes que Madrid??, dicen que dijo Franco en repetidas ocasiones en los a?os siguientes a 1939).
Se trajo la industria, la materia Prima y la mano de obra. Se desertiz¨® media Espa?a. Madrid se convirti¨® en cuna de quimeras y de sue?os y vanidades provincianas y se consigui¨® hacer, entre otros monu mentales desaguisados, un pasillo industrial de sesenta kil¨®metros de largo entre Madrid y Guadalajara. O bien, concentrar tal cantidad de industria en el sur de Madrid que alguien deber¨ªa decir p¨²blicamente, entre otras muchas cosas, que los habitantes de Villaverde, por ejemplo, sufren una concentraci¨®n de plomo en la sangre superior a la admisible y muchas veces mortal. Los barrios perif¨¦ricos de la ciudad parecen pegotes de pintura lanzados desde distancia contra un lienzo.
Pero, si desde todo punto de vista ha sido reprobable la actuaci¨®n urban¨ªstica, el tal¨®n de Aquiles de la ciudad es, sin ninguna duda, su sis tema de saneamiento de aguas residuales.
Si se estudia el mapa que se pu blica en la p¨¢gina siguiente, se ve que, descontando los pozos negros, muchos de ellos en proceso de eliminaci¨®n, la ¨²nica v¨ªa posible de eliminaci¨®n de las aguas residuales es el Manzanares, al margen de una peque?a parte de poblaci¨®n del noroeste de la ciudad que vierte sus desperdicios sobre el r¨ªo Jarama, en el que desemboca el Manzanares.
El r¨ªo divid¨ªa antiguamente la ciudad en dos partes casi iguales. Pero en los ¨²ltimos cuarenta a?os, en virtud del crecimiento desorbitado, ha quedado desplazado hacia el Este, y, en materia de saneamiento, s¨®lo sirve a una poblaci¨®n que no rebasa la cifra de un mill¨®n y medio de habitantes. El resto de la ciudad (descontada la depuradora de Rejas, que vierte sobre el Jarama), para una poblaci¨®n de casi dos millones y medio de habitantes, tiene un sistema de saneamiento muy deficiente, por no decir que nulo.
S¨®lo 3.000 kil¨®metros de alcantarillado
Zonas enteras, como Villaverde, los Carabancheles, Aluche, Vallecas, Tetu¨¢n, Barajas, est¨¢n pr¨¢cticamente v¨ªrgenes en materia de saneamiento. Las aguas residuales transcurren a cielo abierto, entre estercoleros y descampados, por no decir, en ocasiones, a pie de vivienda. La fauna y la flora en estos barrios no existe y no se ha hecho hasta la fecha un estudio sensato del n¨²mero de enfermedades infecciosas que hay que achacar a esta contaminaci¨®n terrestre.
Urbanizaciones modernas, como la de Virgen del Cortijo o el barrio de Bego?a, por no citar ejemplos dolientes como el barrio del Pilar u Hortaleza, tienen sistemas de saneamiento que podr¨ªan calificarse, en el mejor de los casos, como primitivos. El alcantarillado existente en muchos barrios de Madrid (algunos c¨¦ntricos) se prevela exclusivamente para recogida de aguas negras o residuales. Pero al pavimentarse las calles se han introducido fuertes vol¨²menes de agua que antes o se infiltraban en el terreno o discurr¨ªan a cielo abierto.
Hoy, esta circunstancia complica a¨²n m¨¢s la escasa red de alcantarillado que discurre por debajo de la ciudad y que consta de algo m¨¢s de 3.000 kil¨®metros, de los que poco m¨¢s de la tercera parte son visitables; esto es, por donde puede pasar andando, aun agachada, una persona. El resto, ni siquiera se conoce cu¨¢l es su estado real. En esta red habitan, por otra parte, cinco millones de ratas.
El problema est¨¢, en cualquier caso, en que en la mayor parte de la ciudad los alcantarillados apenas desaguan, al no tener capacidad suficiente los colectores sobre los que vierten. Esto explica por qu¨¦ una tormenta de agua de medianas proporciones basta para anegar simult¨¢neamente casi todos los barrios perif¨¦ricos de la capital. O por qu¨¦ la ciudad es una continua sucesi¨®n de peque?as obras en busca de una alcantarilla rota o de un colector saturado. Es, por poner un ejemplo, el caso de una persona a la que continuamente salen granos o erosiones en todas las partes del cuerpo o el de una vivienda con constantes problemas de fontaner¨ªa.
Desde la iniciativa del corregidor madrile?o Francisco Villorias, en 1618, cuando la ciudad contaba 80.000 habitantes, de construir una infraestructura de alcantarillado, pasando por la construcci¨®n de una nuevared,en 1780, por Carlos III, y la actuaci¨®n emprendida por el Ca nal de Lozoya entre 1850 y 1864, fechas de las que data el n¨²cleo central del alcantarillado madrile?o, la pol¨ªtica de saneamiento ha sido una pol¨ªtica m¨¢s preocupada por el continuo parcheo de la red de desag¨¹es que otra cosa. Con notables excepciones, eso s¨ª, como la estaci¨®n depurada de La China (en el barrio del mismo nombre) em prendida en 1934 y terminada en 1968; la antigua y mejor de todas de Viveros (en el Puente de los Franceses), o las m¨¢s recientes de Butarque, El Pardo, Manoteras, Rejas y Zoo, todas ellas claramente insuficientes, como ha quedado dicho.
Un plan de cuatro a?os para salvar Madrid
El Plan de Saneamiento Integral (PSI) que piensa acometer, a partir dejulio.pr¨®ximo, el Ayuntamiento (aunque algunas obras menores, adem¨¢s del primero de los colectores, el de Pinos, de unos dos kil¨®metros de longitud, en el barrio de Tetu¨¢n, ha comenzado ya) costar¨¢ casi 33.000 millones de pesetas, que ser¨¢n pagados, como se explica en cuadro aparte, por los ciudadanos madrile?os, uno a uno, a trav¨¦s de los incrementos aprobados ya de las tarifas del agua. Si se cumplen las previsiones, las obras estar¨¢n completamente terminadas a mediados de 1984.
El Plan consiste en algo tan sencillo, y costoso al mismo tiempo, como construir cientos de kil¨®metros de colectores de casi dos metros de di¨¢metro, que recojan las aguas residuales de las alcantarillas y las transporten desde cualquier punto de Madrid hasta las estaciones depuradoras, situadas todas ellas junto a los r¨ªos Manzanares y Jarama. Una vez que las aguas queden limpias son enviadas a los respectivos cursos fluviales. El Plan garantiza la disminuci¨®n de la contaminaci¨®n de superficie en m¨¢s de un 95%.
En las estaciones depuradoras se dispondr¨¢ un tratamiento biol¨®gico que garantizar¨¢ la alta efectividad citada. De esta forma, los c¨¢lculos m¨¢s optimistas, realizados por los actuales responsables del PSI, estiman que al t¨¦rmino de la ejecuci¨®n del mismo las aguas del Manzanares estar¨¢n lo suficientemente limpias como para que sea posible que las especies de barbos, bogas y carpas, que antiguamente habitaban el r¨ªo, vuelvan otra vez a esta parte del mismo, todo ello dentro del ciclo natural correspondiente.
El PSI resolver¨¢ los problemas de saneamiento de Madrid para una poblaci¨®n de cinco millones y medio de habitantes. Seis como mucho. No han sido muy previsores los padres del Plan, toda vez que la cifra actual de habitantes es de cuatro millones y las previsiones se acercan casi a esa cifra de cinco millones y medio para 1985. Es, sin duda, la ¨²nica pega que se le puede poner al PSI (la proporci¨®n l¨®gica en este tipo de obras se sit¨²a casi en el doble del n¨²mero de habitantes) porque, por lo dem¨¢s, es, con mucha diferencia, la obra de ¨ªngenier¨ªa m¨¢s importante que se ha hecho en Madrid en toda su histor¨ªa.
Las obras, que se har¨¢n de forma escalonada, comenzar¨¢n con los colectores sur-tercera fase: Doblado de Rejas, Canillejas-Barajas, carretera de Ajalvir, Meaques Aluche y Galicia, para terminar, en. su ¨²ltima fase (ver mapa adjunto), con colectores en la zona de Bar quillo, interceptadores y conexiones en la margen izquierda del Manzanares; colectores en Perales Pan Bendito, Pradolongo y avenida Lusitana, y, finalmente, la estaci¨®n depuradora de Butarque.
Se da, pues, prioridad a aquellas zonas m¨¢s necesitadas, como es el caso de Aluche, donde se ha llegado a hacer tal barbaridad que uno de los colectores del barrio, el de Meaques, desagua directamenten el lago de la Casa de Campo.
El Plan, en su conjunto, consta de veinte bloques de obras: ocho de estaciones depuradoras y once de colectores. Un ¨²ltimo bloque conocido como bloque cero, agrupar¨¢ a todas las obras menores que se realicen durante los cuatro a?os
Tres preciosos a?os de retraso
El Plan de Saneamiento Integra se aprob¨® por el pleno del Ayuntamiento en abril de 1977, siendo al calde de la ciudad Juan de Arespacochaga y delegado de Sanea miento y Medio Ambiente Flo rentino P¨¦rez. Tras los tr¨¢mites necesarios, entre eUos el de informaci¨®n p¨²blica, fue aprobado por el, Consejo de Ministros en diciembre del mismo a?o.
Una comisi¨®n mixta de supervisi¨®n y control del Plan, que tard¨® en crearse seis meses m¨¢s, consumi¨® a¨²n un per¨ªodo de un a?o antes de poner en marcha el mismo. Constaba el PSI entonces de seis grandes bloques de obras, los cuales, tras salir a concurso p¨²blico, fueron declarados desiertos el 11 de junio de 1979 ante la falta de licitadores.
Como consecuencia de este fracaso del Plan de Saneamiento Integral, que no lleg¨® a interesar a ninguna empresa, a pesar de la envergadura de las obras, los responsables de la Delegaci¨®n de Saneamiento y Medio Ambiente, el concejal Manuel Mella y el delegado Francisco Guti¨¦rrez, realizaron una nueva propuesta t¨¦cnica, contenida en un documento de 120 p¨¢ginas, que fue aprobada por la comisi¨®n mixta del Plan el pasado 15 de diciembre.
Con ser sustancialmente el mismo Plan que ideara Arespacochaga, y que hiciera tan efusivamente suyo Jos¨¦ Luis Alvarez, en su corto paso por la alcald¨ªa en 1978, puede afirmarse que el actual PSI que pondr¨¢ en marcha este Ayuntamiento de izquierdas es un plan m¨¢s concreto y m¨¢s racionalizado. Un plan factible, en suma, debido al importante desglose de obras, que har¨¢ interesarse a los constructores. El equipo de Gobierno sacar¨¢ a concurso las obras ,en los pr¨®ximos meses.
A Madrid, por el norte, especialmente desde las poblaciones de la sierra, entre ellas Colmenar y Miraflores, le seguir¨¢n llegando residuos aguas arriba, en tanto no se ponga en marcha el Plan de Saneamiento provincial. No obstante, seg¨²n los responsables municipales, la proporci¨®n de estas aguas no es preocupante y los ¨ªndices de limpieza que garantiza el Plan permiten mantener el optimismo de que, a partir de mediados de 1984, ser¨¢ posible que los peces vuelvan a las aguas del r¨ªo Manzanares a su paso por Madrid.
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