Las contradicciones del sindicalismo agrario
En los ¨²ltimos d¨ªas ha vuelto a renacer la conflictividad agr¨ªcola, en momentos en que el campo parece asumir, una vez m¨¢s, los mayores costes de la actual crisis econ¨®mica. Efectivamente, seg¨²n datos muy recientes, la componente ?alimentaci¨®n, bebidas, tabaco? del coste de la vida ha crecido un 8,4% en 1979, al tiempo que el ¨ªndice general lo ha hecho en un 15,6%.Existen dos razones poderosas para que la evoluci¨®n de los acontecimientos en 1980 mantenga la tendencia del a?o pasado. En primer lugar, por la importancia pol¨ªtica del sostenimiento de los precios de productos alimenticios. Pero este hecho no ser¨ªa suficiente si no se diera, simult¨¢neamente, una cierta indefensi¨®n del sector agrario, es decir, una capacidad de respuesta muy limitada. Evidentemente, el coste de la actual pol¨ªtica no es igual para todos los agricultores. El sector agrario es muy heterog¨¦neo y no todos sufren de igual modo las consecuencias de la crisis, a pesar de lo cual es obligado generalizar, dada la limitada extensi¨®n de este trabajo.
La indefensi¨®n del medio rural tiene su origen en un conjunto de caracter¨ªsticas estructurales, propias de la actividad agraria, asi como en el abandono pol¨ªtico del campo. La producci¨®n se caracteriza por una oferta atomizada y dispersa. La problem¨¢tica regional suele ser decisiva, entorpeciendo una estrategia reivindicativa a nivel del Estado. Adem¨¢s existe la diversidad estructural de la empresa agraria, grandes y peque?os empresarios, y, frente a todos ellos, el jornalero agr¨ªcola, con un peso espec¨ªfico diametralmente distinto de unas zonas a otras del pa¨ªs.
Todo lo anterior explica parcialmente el predominio de la derecha en el medio rural, exceptuando la influencia del jornalero agr¨ªcola. Pero incluso este grupo social se ha transformado radicalmente en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Su n¨²mero ha disminuido y en muchas regiones ha desaparecido. Donde a¨²n, existe en cantidad apreciable, su vinculaci¨®n exclusiva a la agricultura es dudosa. En Andaluc¨ªa, por ejemplo, el equilibrio del mercado laboral es intersectorial -construcci¨®n y hosteler¨ªa principalmente-, lo que supone el contrapunto al paro agrario estacional de los denominados ?cultivos sociales?.
De este modo, el peque?o propietario, que al tiempo arrienda otras parcelas o echa jornales en explotaciones vecinas, ha llegado a convertirse en la fuerza social, de ra¨ªz popular, predominante en el medio rural de la mayor¨ªa de las regiones espa?olas. Ello ha facilitado el confusionismo de la pol¨ªtica de la derecha que, con un agrarismo verbal a indiscriminado, mantiene b¨¢sicamente inalterado su dominio en extensas ¨¢reas rurales. La recuperaci¨®n de las c¨¢maras agrarias. en el general naufragio del sindicalismo franquista fue una h¨¢bil operaci¨®n para mantener la infraestructura de poder de la derecha en el campo. El resultado de las ¨²ltimas elecciones generales, con la victoria de UCD, supone la demostraci¨®n de este acierto.
Errores de la izquierda
?Y el resto de las fuerzas pol¨ªticas? La izquierda ha cometido errores muy graves en el campo. La conflictividad agr¨ªcola fue escasa hasta comienzos de la d¨¦cada de los setenta, pero con el comienzo de la crisis econ¨®mica se inicia un proceso de elevaci¨®n en el precio de los inputs agr¨ªcolas, que compromete de modo progresivo la rentabilidad de muchas explotaciones. Se producen conflictos aislados: la guerra de la leche, el tomate, las sucesivas guerras de tractores..., y el proceso se acelera a partir de 1976 con algunas ocupaciones de fincas, protestas de jornaleros, etc¨¦tera. Pero la contestaci¨®n agraria aparece muy fraccionada y confusa.
La COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) hab¨ªa logrado ensamblar en una delicada estructura a nivel del Estado las organizaciones m¨¢s o menos potentes, seg¨²n regiones, surgidas de la lucha reivindicativa de los a?os setenta. Pero el equilibrio interno de la COAG ha sido siempre muy d¨¦bil. Sirva como ejemplo la actitud de independencia de la Uni¨® de Pagesos en las elecciones a c¨¢maras, o el descontrol frecuente de cualquier UAGA (Uniones Provinciales de Agricultores y Ganaderos) respecto a la estrategia pol¨ªtica marcada por el grupo gestor de la COAG.
La actitud del Partido Comunista hacia el movimiento sindical en el campo se ve frenada por su imposibilidad de imponer criterios ideol¨®gicos propios a un movimiento agrario que desconoce, y en gran medida rechaza, todo aquello que no sea m¨¢s tangible, como la defensa de unos precios o la prohibici¨®n de unas importaciones. Sin embargo, el Partido Comunista ha apoyado incondicionalmente a la COAG, manteniendo la contradicci¨®n de intentar dominar su aparato, conociendo la imposibilidad de que las UAGA sirvan a su estrategia pol¨ªtica.
La actitud sindical en el campo del Partido Socialista ha consistido en apoyar b¨¢sicamente a la FTT (Federaci¨®n de Trabajadores de la Tierra), organizaci¨®n con implantaci¨®n entre jornaleros agr¨ªcolas. Esta actitud produce una especie de ?bloqueo traum¨¢tico? en la pol¨ªtica sindical agraria del PSOE. Las mayores contradicciones surgen en zonas donde las UAGA tienen, o han tenido, un peso importante de militantes socialistas en su seno. Este es el caso de Asturias, Navarra, Rioja, Arag¨®n, Catalu?a y el Pa¨ªs Valenciano, con matices que no vienen al caso.
El bloqueo en la actitud del PSOE confiere a la COAG una falsa estabilidad, permitiendo adem¨¢s a UCD todo tipo de manipulaciones, utilizando en cada momento el pe¨®n que m¨¢s le convenga. Las luchas de intereses personales han contribuido a dar estabilidad a la actual estructura sindical agraria en Espa?a, que, si algo puede afirmarse de ella, y por culpa de casi todos, no sirve a los intereses del campo espa?ol para nada.
Ni la constituci¨®n del denominado ?frente sindical agrario? ni la nueva ocupaci¨®n de carreteras por algunos tractores pueden ocultarnos la impotencia y contradicciones en que se debate el movimiento sindical agrario. Es urgente desbloquear la situaci¨®n actual y abordar, con un m¨ªnimo de realismo, una nueva estrategia que responda a los intereses de la gran mayor¨ªa de los agricultores.
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