Valent¨ªn Andr¨¦s un economista para la "generaci¨®n del 27"
Muchos t¨ªtulos y m¨¦ritos se han se?alado para distinguir a quien es hoy, con sus 88 a?os, el l¨²cido y bienhumorado patriarca de los economistas espa?oles, Valent¨ªn Andr¨¦s Alvarez. Pero quiz¨¢ el que mejor sirva para situar en el panorama de la cultura espa?ola contempor¨¢nea al autor de Tarar¨ª y al prologuista y traductor de David Ricardo es uno en el que no siempre se ha reparado: a este asturiano irrepetible puede consider¨¢rsele como el economista de la generaci¨®n del veintisiete, en cuyo ¨¢mbito ?trabaj¨® activamente?, como en alguna ocasi¨®n ha subrayado el propio D¨¢maso Alonso, a?adiendo un valioso testimonio a los muchos que se obtienen de la propia biograf¨ªa de Valent¨ªn Andr¨¦s (su asiduidad a la tertulia de Pombo desde 1925 y su nunca ocultado ramonismo, su participaci¨®n en casi todos los ismos de los a?os veinte, su destacada presencia en los pasos iniciales de Revista de Occidente, y un largo etc¨¦tera).La aparici¨®n, estos d¨ªas, de su ¨²ltima obra, Gu¨ªa espiritual de Asturias, en un volumen que recoge tambi¨¦n por vez primera una selecci¨®n de toda su producci¨®n literaria y cient¨ªfica (I), no debe por eso quedar silenciada.
El largo y fecundo itinerario de este bailar¨ªn (lo fue, y de concurso) y profesor de Econom¨ªa es uno de los m¨¢s gozosos ensayos de simbiosis entre ciencia y vida, entre categor¨ªa kantiana y tango argentino, como ¨¦l mismo gusta repetir, o entre ?las matem¨¢ticas y el dada¨ªsmo, la c¨¢tedra y la vanguardia, la tradici¨®n oral y la escritura creadora, el ocio y la investigaci¨®n, la cultura popular y la sabidur¨ªa sin fronteras, la f¨ªsica y la metaf¨ªsica, las ciencias y las letras, el sentimiento -y compromiso- regional y la pasi¨®n indesmayable por lo universal?, como destaca Juan Cueto en un brillante estudio introductorio que abre el libro citado.
El origen de esa singular capacidad combinatoria se encuentra, sin duda, en una formaci¨®n tambi¨¦n hasta cierto punto ins¨®lita. En efecto, durante casi tres decenios -de 1907 hasta los a?os treinta-, Valent¨ªn Andr¨¦s estudia sucesivamente ciencias exactas, especialidad defisica, aprovech¨¢ndose del magisterio de Blas Cabrera y del tambi¨¦n polifac¨¦tico Jos¨¦ Echegaray, Historia del Derecho -de la mano de uno de los m¨¢s ilustres ¨¢grafos que ha dado este pa¨ªs, Laureano D¨ªez Canseco-, Filosof¨ªa con Ortega, ?tica con Garc¨ªa Morente y Econom¨ªa con Flores de Lemus. Y todo ello al tiempo que -tras una prodigiosa estancia en el Par¨ªs de Apollinaire y Tristan Tzara- frecuenta el Ateneo madrile?o, aquel Ateneo irrepetible de Valle-Incl¨¢n y del doctor Simarro, o de aquel gran admirador de Ibsen que, para poder leer Ias obras del autor de Casa de mu?ecas en su idioma original, estudi¨® sueco con ah¨ªnco durante tres a?os, y s¨®lo cuando lo aprendi¨® supo que lbsen era noruego.
Una formaci¨®n que el talento de Valent¨ªn Andr¨¦s va a reflejar durante m¨¢s de medio siglo en una obra polifac¨¦tica. As¨ª, en los a?os veinte cultiva con fortuna la aventura de la creaci¨®n literaria -con algunos t¨ªtulos sobresalientes: Sentimental-Dancing y Naufragio en la sombra, en el campo de la novela, y Tarar¨ª y Pim, pam, pum, en el del teatro-, figurando entre los fundadores, junto a Guillermo de Torre y Benjam¨ªn Jarn¨¦s, de la revista Plural, en 1925, y cont¨¢ndose entre los colaboradores de primera hora de Revista de Occidente. Luego, a partir de 1940, es la econom¨ªa el centro de su actividad creadora, como catedr¨¢tico inicialmente en la Universidad de Oviedo, y poco m¨¢s tarde, en la primera facultad de Econom¨ªa creada en Espa?a: la que abre sus puertas en el sombr¨ªo Madrid de 1944. Posici¨®n acad¨¦mica que aprovecha Valent¨ªn Andr¨¦s para elaborar o impulsar diversos estudios, tanto de alcance te¨®rico como de econom¨ªa aplicada, en un alarde a la vez de saber acumulado y de intuici¨®n, como se pone de manifiesto, por ejemplo, en sus trabajos sobre formas y terminolog¨ªa del mercado y en su labor de direcci¨®n de los primeros estudios de an¨¢lisis de las relaciones interindustriales y de contabilidad nacional realizados en Espa?a.
El resultado final, en uno y otro campo -como queda bien reflejado en la selecci¨®n que ahora se publica-, es una obra que, sin ser muy extensa, es un ejemplo acabado de lo que es un trabajo intelectual inteligente e innovador, mil veces pulido antes de ofrecer su versi¨®n ¨²ltima. La obra, en definitiva -retornando el tema anterior de estas l¨ªneas-, de quien representa todav¨ªa ese estado feliz de la cultura que permite simultanear la reflexi¨®n cient¨ªfica con la capacidad para suscitar lo maravilloso o para provocar estupor que, seg¨²n la consigna de Giambattista Marino, es el distintivo del verdadero artista; ese estado feliz de la cultura que por lo que se refiere a la ciencia econ¨®mica, en particular, no hace sino remitir a sus or¨ªgenes primeros, cuando todav¨ªa recib¨ªa protecci¨®n y savia del gran tronco com¨²n de los estudios human¨ªsticos y, concretamente, de la ?filosof¨ªa moral? que ense?aba el maestro de Adam Smith.
La generaci¨®n del veintisiete tambi¨¦n es excepcional, pues, por ?su? economista.
(1) Valent¨ªn Andr¨¦s Alvarez, Gu¨ªa espiritual de Asturias y obra escogida Caja de Ahorros de Asturias, Oviedo, 1980.
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