Los ocupantes de la embajada de Espa?a en El Salvador no plantear¨¢n nuevas exigencias
A media ma?ana de hoy vence el plazo legal que el juez tiene para decidir la suerte inmediata de los veintitr¨¦s j¨®venes detenidos el martes pasado, tras el desalojo violento de la sede de la Democracia Cristiana salvadore?a. La liberaci¨®n de estas personas es la ¨²ltima exigencia de las Ligas Populares 28 de Febrero para desalojar nuestra embajada aqu¨ª.
Hay dificultades objetivas para que las autoridades judiciales puedan dar satisfacci¨®n a esta demanda, sobre todo en el caso de dos de los detenidos. Seg¨²n parece, estas personas estaban encarceladas en el momento en que se produjo el indulto decretado por la Junta de Gobierno poco despu¨¦s del golpe de Estado del 15 de octubre. Al ser reincidentes, las leyes de El Salvador no permiten la excarcelaci¨®n de los acusados.Los dirigentes de las LP-28 se muestran intransigentes en este punto: o liberan a todos, o no hay desocupaci¨®n de la embajada espa?ola. Pedro Bermejo, director general para Latinoam¨¦rica de Ministerio de Asuntos Exteriores, que est¨¢ llevando sobre sus hombros la pesada tarea de las negociaciones, trataba ayer de vence la resistencia de los responsable de la ocupaci¨®n. Al menos ha obtenido una garant¨ªa formal de que las LP-28 no a?adir¨¢n; en ning¨²n caso, nuevas condiciones a las ya establecidas.
Tensi¨®n nerviosa
El tiempo juega en contra de todas las partes implicadas. Pero, sin duda, quienes m¨¢s directamente est¨¢n sufriendo las consecuencias de este enojoso episodio son los rehenes, que llevan ya doce d¨ªas en esta forzada situaci¨®n. Despu¨¦s de la puesta en libertad de los dos t¨¦cnicos de Agrom¨¢n, Francisco N¨²?ez y Sebasti¨¢n Hern¨¢ndez, decidida en la noche del jueves por el grupo ocupante, solamente quedan en el interior de nuestra sede diplom¨¢tica, adem¨¢s de los militantes de las LP-28, el consejero Juan Carlos Ranero y el canciller Manuel de la Helguera. El estado an¨ªmico de ambos, l¨®gicamente, se deteriora progresivamente. En estas circunstancias, es dif¨ªcil mantener el autocontrol, y no puede descartarse que los rehenes quieran, en un momento determinado, terminar con su forzado encierro de la forma que sea.
La tensi¨®n nerviosa se ha reflejado igualmente en el embajador V¨ªctor S¨¢nchez Mesa, que ayer continuaba internado en el hospital. Aunque su estado de salud no inspira serios cuidados, s¨ª preocupan algunas de sus reacciones. El jueves, seg¨²n informes fiables, hubo que impedir al diplom¨¢tico su decidido empe?o de abandonar el hospital y dirigirse nuevamente a la canciller¨ªa, para seguir la misma suerte que sus colaboradores retenidos.
Nadie ve soluci¨®n al conflicto de El Salvador. La Junta de Gobierno no tiene el poder, como sus mismos dirigentes reconocen. Cuando la polic¨ªa allan¨® brutalmente la sede de la Democracia Cristiana, el partido en el poder, un miembro de la Junta, el doctor Morales, se dirigi¨® al pa¨ªs por televisi¨®n para explicar a los salvadore?os que las fuerzas de seguridad hab¨ªan actuado contraviniendo instrucciones espec¨ªficas de las autoridades.
Las perspectivas para la actual Junta, integrada por la Democracia Cristiana y el Ej¨¦rcito, son francamente pesimistas. Ha trascendido que varios miembros del Gabinete han expresado ya su deseo de no ser c¨®mplices, por m¨¢s tiempo, de una situaci¨®n que, en buena medida, ellos han contribuido a crear.
Hacia el "pinochetazo"
En medios cercanos a la llamada Juventud Militar, el grupo de oficiales que inspir¨® y realiz¨® el derrocamiento del general Carlos Humberto Romero, se asegura que estos militares tienen una soluci¨®n de recambio para el caso en que falle (lo que es m¨¢s que probable) la f¨®rmula democristiana. Parece que existen personalidades sin color pol¨ªtico, tecn¨®cratas procedentes de la escasa ?burgues¨ªa liberal? salvadore?a, dispuestos a llegar al Gobierno para impulsar las reformas prometidas, por un lado, y descabezar, por otro, a las cada d¨ªa m¨¢s poderosas organizaciones populares.
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