Apat¨ªa en Yugoslavia ante la enfermedad de Tito

La pr¨®xima introducci¨®n de medidas de racionamiento de la gasolina, cuyo precio subi¨® a cincuenta pesetas litro la semana pasada, fue la noticia de ayer en Yugoslavia por encima del parte m¨¦dico habitual sobre la salud del presidente Tito. La vida contin¨²a en este pa¨ªs balc¨¢nico y con ella el azote de la crisis econ¨®mica, que debe pagar como Cualquier otro de Occidente o del Este. En este contexto, la enfermedad del mariscal comienza a aparecer como algo irreal, que deja indiferente a una poblaci¨®n mucho m¨¢s preocupada por los problemas de la vida cotidiana que por los grandes planteamientos filos¨®ficos sobre la autogesti¨®n o el no alineamiento.Por supuesto, Tito contin¨²a grave, pero hace unos d¨ªas estaba en coma y muchos ya lo hab¨ªan enterrado. Sus m¨¦dicos informaron ayer que los problemas suscitados en su deteriorado organismo por la larga enfermedad -iniciada con una tromboflebitis- son ?menos agudos?, sobre todo los relacionados con la insuficiencia renal. ?Otras medidas terap¨¦uticas necesarias son aplicadas. ? Cada hora, la radio yugoslava repite estas l¨ªneas, de las que puede deducirse muy poco. Quedan muy lejanos aquellos partes m¨¦dicos, verdaderas novelas, del oto?o de 1975 en Espa?a. Aqu¨ª, la dignidad del presidente y el respeto mayoritario del pa¨ªs por su persona y obra pol¨ªtica impiden la gran tramoya alrededor de su muerte.