Las elecciones al Parlamento vasco, un reto a la hegemon¨ªa del Partido Nacionalista Vasco
Un a?o despu¨¦s de las elecciones generales, los partidos pol¨ªticos vascos volver¨¢n a medir sus fuerzas en los comicios para el Parlamento aut¨®nomo, que pueden significar acaso la apuesta m¨¢s importante de la historia moderna de Euskadi. Est¨¢ en juego en ella el modelo de sociedad que de un desarrollo m¨¢s o menos progresista del Estatuto pueda resultar. La consulta se presenta, pues, como un reto a la hegemon¨ªa del Partido Nacionalista Vasco, un nuevo test -quiz¨¢ definitivo- para Herri Batasuna y la oportunidad del PSOE de Euskadi de recuperar la privilegiada situaci¨®n que conoci¨® enjunio de 1977. La inc¨®gnita ser¨¢, una vez m¨¢s, la abstenci¨®n, cuya magnitud todos los partidos conf¨ªan en reducir en provecho propio.
Aunque, por el momento, los sondeos con que se cuenta son parciales, o cuando menos poco fiables, nadie duda que la abstenci¨®n va a ser elevada en las elecciones al Parlamento vasco. En Euskadi se ha pasado de un porcentaje de abstenci¨®n del 22,74%, el 15 de junio de 1977, a un 33,42% el 1 de marzo de 1979 y a casi un 40% en los comicios municipales del 3 de abril del pasado a?o.Los observadores pol¨ªticos, que conf¨ªan en que en la pr¨®xima consulta se rebaje ese tope, achacan los porcentajes casi escandalosos de abstenci¨®n registrados ¨²ltimamente en el Pa¨ªs Vasco al cansancio y a la pasividad de un electorado no politizado que en un per¨ªodo algo superior a los tres a?os ha vivido siete consultas.
Al hast¨ªo que las sucesivas consultas han podido provocar en el electorado habr¨ªa que a?adir el desinter¨¦s de un sector nada despreciable de poblaci¨®n -en gran parte inmigrante- que considera que el tema de la autonom¨ªa ?no va con ellos?, o ?es cosa de vascos?. A la abstenci¨®n citada podr¨ªa sumarse la de anteriores votantes de Herri Batasuna, que pueden sentirse desorientados o desencantados ante la desuni¨®n de la coalici¨®n -y la salida de algunas de sus fuerzas componentes de su seno- y las expectativas poco claras de aqu¨¦lla cara al Parlamento vasco.
Pese a los oscuros augurios existentes en este sentido, varios partidos vascos conf¨ªan en aumentar sus votos a costa de la abstenci¨®n. En tal sentido se han manifestado PSOE, el Partido Comunista de Euskadi e incluso Herri Batasuna. De cualquier manera, en todas las campa?as electorales se est¨¢ combatiendo la abstenci¨®n que algunos pol¨ªticos vascos (en especial los del PSOE, el m¨¢s afectado por esta circunstancia el 1 de marzo y 3 de abril) califican ya como ?el mayor enemigo? en las pr¨®ximas elecciones.
La campa?a electoral, tal y como se esperaba -y se ha confirmado en su primera semana-, va a desarrollarse en un clima de gran violencia dial¨¦ctica, entre duros enfrentamientos y ataques virulentos. Se va a emplear m¨¢s tiempo -tal es hasta ahora la t¨®nica- en afear al contrario que en defender un programa o una opci¨®n concreta. Las elecciones del 9 de marzo abren una nueva etapa, quiz¨¢ decisiva, en la historia moderna de Euskadi y las distintas opciones de partido y el modelo de sociedad que, a juicio de cada uno, necesita el Pa¨ªs Vasco se van a vender con vehemencia.
No han cuajado alianzas ni coaliciones nuevas, porque todos los partidos quieren medir sus fuerzas y auscultar sus posibilidades reales en una consulta que viene a ser una repetici¨®n, con nuevos elementos, del 1 de marzo. El PNV tratar¨¢ de confirmar su hegemon¨ªa,y lograr suficiente mayor¨ªa como para gobernar en solitario; HB debe probar su estabilidad como opci¨®n pol¨ªtica concreta; el PSOE necesita recuperar el terreno perdido en las¨²ltimas legislativas y en los comicios municipales, y Euskadiko Ezkerra y PCE esperan ver aumentado su peso pol¨ªtico en Euskadi, en tanto UCD tratar¨¢ de conseguir el voto moderado no nacionalista y AP procurar¨¢ mantener, al menos, su espacio.
Clarificaci¨®n de posiciones
En cualquier caso, la consulta del 9 de marzo debe ser una oportunidad de clarificaci¨®n de la actual correlaci¨®n de fuerzas, que se considera ha cambiado a ra¨ªz de las variaciones producidas en el panorama pol¨ªtico vasco en el ¨²ltimo a?o (aprobaci¨®n del Estatuto, crisis internas en PNV, PSOE y HB, aumento de la crisis econ¨®mica y el paro, recrudecimiento de la violencia -y, ligado a la misma, la intensificaci¨®n de medidas policiales-, desencanto en el proceso auton¨®mico por la falta de conquistas reales y consecuente mayor radicalizaci¨®n de algunos sectores).
Todos los grupos pol¨ªticos aspiran a comer terreno al contrario y la mayor parte de ellos destacan los defectos del rival como virtudes propias. Por ello, en esta campa?a electoral se van a utilizar -como ya se ha visto en la primera semanatoda clase de trapos sucios, flaquezas, errores pol¨ªticos del contrario a un nivel nunca superado. Se van a leer muchas ?cartillas?, se pasar¨¢n facturas y se va a afinar la punter¨ªa de los talones de Aquiles. Ausencia de fair-play, en definitiva.
De cara a la campa?a, todos los partidos tienen virtudes y defectos, ¨¦xitos y fracasos sobre sus espaldas, que pueden beneficiar o perjudicar, aumentar o reducir el apoyo electoral. Se da la paradoja de que en la mayor parte de los casos factores que resultan positivos de cara a un sector del electorado son, en igual medida, negativos de cara a otros sectores del mismo electorado. Tal es el grado de confusi¨®n existente.As¨ª el PNV, a quien nadie discute de antemano la victoria en las elecciones, tiene laureles y cicutas. En su contra puede jugar la ruptura de esa imagen de pi?a compacta que compon¨ªan militantes y simpatizantes en el pasado, tras la profunda crisis interna producida en el seno del partido en Vizcaya. Pese a la h¨¢bil maniobra de situar a Jes¨²s Mar¨ªa de Leizaola en la cabeza de la candidatura de esta provincia como elemento aglutinador de las dos corrientes en pugna, no se descarta que parte del electorado cercano a la corriente independentista de Ormaza pueda desplazarse a opciones como Euskadiko Ezkerra o, fundamentalmente, Herri Batasuna, si es que se llega a quebrar la tradicional fidelidad del voto nacionalista.
En contra puede tener tambi¨¦n el PNV su progresiva radicalizaci¨®n en los ¨²ltimos meses -justificada como una postura de fuerza ante Madrid-, con abandono del Parlamento y el ?congelamiento? de su actividad en el CGV y su posicionamiento poco firme en el tema de la violencia, que puede hacerle perder, en beneficio de UCD, apoyo de sectores no nacionalistas que hubieran apoyado el voto ¨²til con el PNV.
Precisamente esta actitud puede ser una condici¨®n favorable en otros sectores m¨¢s radicalizados para lo que el PNV sigue manteniendo la imagen de oposici¨®n, pese a su car¨¢cter de partido moderado. Como avales para solicitar el voto ¨²til de estas elecciones el Partido Nacionalista Vasco ofrece una historia y una decidida defensa del Estatuto de Autonom¨ªa vasco (para muchos su estatuto), del que es fiador el Pa¨ªs Vasco.
Desuni¨®n en Herri Batasuna
Herri Batasuna se presenta por primera vez a una consulta con la imagen de cohesi¨®n deteriorada por la reciente crisis interna y la salida -anunciada ya en el caso de LAIA y a punto de producirse de ESB- Este hecho, unido a un cierto desencanto en determinados sectores, ante la carencia de un programa concreto y consistente y ante las expectativas poco claras en tomo a su papel en el futuro Parlamento, podr¨ªan jugar en su contra desplazando votos a partidos de extrema izquierda o a la abstenci¨®n.
Estos factores negativos de cara a algunos sectores van a ser precisamente los que, desde otro prisma, van a ser valorados por una muy importante porci¨®n de la clientela de HB, y pueden ayudar a la coalici¨®n a mantener su peso en Euskadi. Para esa clientela, Herri Batasuna sigue siendo la fuerza rupturista, independentista y combativa por antonomasia. A su favor puede estar tambi¨¦n el desencanto producido por las escasas conquistas auton¨®micas logradas por los partidos que defend¨ªan el Estatuto de Autonom¨ªa la existencia de presos pol¨ªticos y el incremento de las medidas policiales.
Bipolarizaci¨®n
El PSOE quiere capitalizar para s¨ª el voto del electorado no nacionalista. Ha planteado su campa?a tratando de paralizar la pugna de las elecciones en dos opciones o modelos de sociedad futura: la nacionalista (que califica de reaccionaria y regresiva) y la socialista. Este extremo, unido a su actitud en el tema de Navarra y su progresivo alejamiento de planteamientos nacionalistas le invalidan ante un electorado de tradici¨®n vasquista, aunque no sea nacionalista. Su actuaci¨®n pol¨ªtica, demasiado encorsetada a la del PSOE estatal, y el pacto de la UGT-CEOE le pueden restar votos del electorado obrero no organizado, que, sin embargo, valora positivamente su decidida denuncia de la violencia y su oferta de un programa s¨®lido y una opci¨®n de izquierda viable a corto plazo.
En esa clientela, en la que hay mucha poblaci¨®n inmigrante, que teme un futuro de rechazo en una sociedad dirigida por los nacionalistas, el PSOE invoca el eslogan Una Euskadi para todos, que coincide con el de UCD: Un Pa¨ªs Vasco para todos. Hay, sin embargo, en esa oferta y en el contenido de los ataques que los socialistas est¨¢n haciendo en su campa?a al PNV (al que de antemano acusan de introducir una discriminaci¨®n entre la poblaci¨®n), adem¨¢s de una llamada de atenci¨®n necesaria, un peligro de que salga a flote y se acreciente esa eterna querella entre nacionalistas y espa?olistas, que desde antes de la guerra civil permanece m¨¢s o menos soterrada en el Pa¨ªs Vasco.
Ante esa bipolarizaci¨®n que plantea el PSOE (opci¨®n nacionalista identificada con un modelo de sociedad reaccionario y, posiblemente, discriminatorio u opci¨®n de clase y progresista), Euskadiko Ezkerra pretende ser la alternativa aglutinadora. EE (al que sus rivales definen como el eurocomunismo vasco) se presenta a estas elecciones como una ?opci¨®n nacional y de clase? m¨¢s consistente y concreta que la del 1 de marzo. A su favor puede estar su decidido apoyo al Estatuto, al euskera y a la incorporaci¨®n de Navarra, que le permiten aspirar a votos nacionalistas, e incluso obreros, que le achacan, sin embargo, su no clara desvinculaci¨®n de ETA (p-m). Como opci¨®n de clase carece, hoy por hoy, de un anclaje en el sector inmigrante y de una definici¨®n sindical clara.
El Partido Comunista de Euskadi parte en el handicap de una imagen de fracaso en las anteriores elecciones legislativas. Se presenta a esta consulta con la oferta de una izquierda necesaria en el Parlamento vasco para que el desarrollo del Estatuto sea progresista. Cuenta en su favor con la imagen de sindicato de izquierda de CCOO. Ha comprendido que disputa el mismo terreno que Euskadiko Ezkerra, ante el ¨¦xito de esta coalici¨®n en los ¨²ltimos meses en temas relacionados con las libertades (no en vano EE ha disputado con ¨¦xito a HB las banderas de la amnist¨ªa y la denuncia de las torturas), sin (abandonar su imagen de ?partido m¨¢s coherente en la lucha contra la violencia?, ha flexibilizado sus posiciones en temas como FOP y represi¨®n policial.
Por fin, UCD aparece como la opci¨®n m¨¢s clara de derechas en Euskadi (AP tratar¨¢ simplemente de mantenerse) ante la polarizaci¨®n creada por ETA, que empuja a sectores sociol¨®gicamente conservadores a cerrarse a la derecha. En este sentido, se muestra claramente desmarcado del PNV contra el que, de cara al electorado, esgrime los fantasmas de la independencia y la discriminaci¨®n de los no vascos de origen. Puede considerarse, a este respecto, ?voto ¨²til? en las pr¨®ximas elecciones, en las que quiz¨¢ le va a perjudicar el hecho de aparecer como un espejo del Gobierno en el tema auton¨®mico, y responsable, por tanto, del actual frenazo.
La gran inc¨®gnita de estas elecciones puede ser ESEI (Convergencia Socialista Vasca), de reducida implantaci¨®n, pero que cuenta con una alta cotizaci¨®n entre un sector de la clase pol¨ªtica, y en medios profesionales por su coherencia program¨¢tica y su densidad de cuadros, tan necesarios para la institucionalizaci¨®n de la autonom¨ªa. El prestigio de Ram¨®n Bajo, primer candidato por Alava, y el de Gregorio Monreal, cabeza de lista en Guip¨²zcoa, les podr¨ªa proporcionar, en opini¨®n de algunos observadores, uno o dos esca?os.
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