Espa?a 1980 y 1936
?Desde el momento en que el general¨ªsimo Franco falleci¨®, en noviembre de 1975, terminando as¨ª una dictadura que dur¨® cuarenta a?os, los profetas del desastre pronosticaron que la infantil democracia espa?ola no llegar¨ªa a la adolescencia y mucho menos a la edad adulta. Este fue el destino de la II Rep¨²blica, que sigui¨® a la dictadura de Primo de Rivera. ( ... ) Sus cinco a?os de historia fueron tumultuosos, marcados por cambios de la izquierda a la derecha y con episodios de terror y violencia. Espa?a se fragment¨® y dividi¨®. ( ... ) Los regionalismos acentuaron la divisi¨®n del pa¨ªs. Econ¨®micamente, la situaci¨®n fue desastrosa. Se ha argumentado con cierto fundamento que s¨®lo un hombre duro y autoritario como Franco pod¨ªa haber unido esta naci¨®n despedazada.Ahora, despu¨¦s de cuatro a?os de democracia bajo el h¨¢bil liderazgo de Adolfo Su¨¢rez, se vuelve a hablar de la II Rep¨²blica. Terror y violencia son lugares comunes. Los vascos separatistas han asesinado a diecinueve personas este a?o y ocho asesinatos han sido cometidos por la extrema derecha. Los partidos pol¨ªticos han comenzado a proliferar, hay una fuerte competencia entre el sindicato de los socialistas y de los comunistas, el paro y las tasas de inflaci¨®n son relativamente altos, los hombres de negocios tienen poca confianza en el Gobierno y los estatutos de autonom¨ªa han suscitado aspiraciones econ¨®micas irrealizables. Por otra parte, la burocracia y la justicia son todav¨ªa franquistas, y la Iglesia est¨¢ en guerra contra el divorcio y la educaci¨®n. ( ... )
Al mismo tiempo, los partidos a la izquierda y a la derecha del centro de Su¨¢rez se polarizan. Los socialistas y comunistas piden la ilegalizaci¨®n de Fuerza Nueva y la derecha exige la supresi¨®n de los partidos vascos que apoyan a los terroristas de ETA. James Markham, del diario The New York Times, recoge la opini¨®n de un funcionario espa?ol: ?As¨ª empezaron las cosas en 1930. ?
Todo esto parece muy sombr¨ªo; sin embargo, hay diferencias significativas entre la Espa?a de 1936 y la de 1980. Por una raz¨®n, los tres partidos m¨¢s grandes: Uni¨®n de Centro, de Su¨¢rez; socialistas, de Felipe Gonz¨¢lez, y comunistas, dirigidos por Santiago Carrillo, han trabajado al un¨ªsono en asuntos importantes y cr¨ªticos, incluyendo la econom¨ªa. Con toda probabilidad continuar¨¢n trabajando juntos en un futuro previsible. Tambi¨¦n hay una creciente inversi¨®n de capitales occidentales en Espa?a. Esto, junto con la importancia estrat¨¦gica del pa¨ªs, es un incentivo suficiente para Occidente para ayudar a salvar a la democracia espa?ola. La Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ haciendo todo lo que puede para hundir la democracia, ayudando a los terroristas vascos. ( ... )
Es importante que el Gobierno y el pueblo espa?ol sepan que pueden contar con el apoyo unido de Occidente, lo que no le ocurri¨® a la II Rep¨²blica en 1936. ( ... ) Espa?a deber¨ªa ser bien recibida en el Mercado Com¨²n, sin exigirle condiciones demasiado onerosas, y si los espa?oles deciden unirse a la OTAN, se les debe abrir las puertas de par en par. Ambos pasos estar¨ªan claramente en el inter¨¦s de Occidente.?
, 22 de febrero
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