Amistades peligrosas
?Quienes hablan de buena vecindad entre EL PAIS y la embajada rusa o entre Juan Luis Cebri¨¢n y Carrillo han tenido ocasi¨®n de comprobar cu¨¢ntas informaciones tendenciosas circulan hoy por el mundo impreso. El joven Juan Luis, en esa tribuna que concierta el pasado de la piel aristocr¨¢tica con el futuro de un siglo porvenir, y en el que los partidarios de la justicia esperamos que la aristocracia de relumbr¨®n tenga pocos palillos que tocar, ha hablado de La Espa?a radical, no hurt¨¢ndose al latiguillo ling¨¹¨ªstico de moda: "A nivel de..." Y ha paseado por esa Espa?a el concepto decimon¨®nico de felicidad, junto a otros sociol¨®gicos como el "miedo que atenaza", sin faltarle las b¨ªblicas referencias al "becerro de oro". Hablando, hablando, Cebri¨¢n ha citado la corrupci¨®n en la Administraci¨®n los escondites del antiguo r¨¦gimen y el derrumbamiento general de la prensa escrita".Pues bien, Carrillo, que no perdona y sabe j... -como dir¨ªa un nicarag¨¹ense, y yo no escribo-, cuando termin¨® Juan Luis su "lecci¨®n", dijo, muy serio: "Ha dicho muchas de las cosas que yo estoy diciendo, desde hace alg¨²n tiempo, en este pa¨ªs." ?S¨®lo a Carrillo puede ocurr¨ªrsele acusar de plagio a Cebri¨¢njunior! El rubor del inteligente Cebri¨¢n al ser acusado por el autor de repetir en p¨²blico sus ideas ha debido ser enorme. Los oyentes s¨ª que habr¨¢n podido asistir al "derrumbamiento" de un conferenciante. ?Y todav¨ªa habr¨¢ quien sostenga que entre EL PAIS y Carrillo hay l¨ªnea directa! i Menuda faena acaba de hacerle el secretario del PCE al divorcista director del matutino! ?
23 de febrero
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