Los jardineros municipales se quejan de que el Ayuntamiento no les da trabajo
La comisi¨®n de representantes de los trabajadores de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Madrid ha vuelto a denunciar p¨²blicamente lo que, seg¨²n ellos, constituye un claro despilfarro de los medios econ¨®micos municipales en el mantenimiento de los parques de la ciudad y en la utilizaci¨®n de los medios humanos de que dispone el correspondiente departamento.
El Ayuntamiento de Madrid tiene integrados en su departamento de parques, jardines y est¨¦tica urbana -que forma parte, a su vez, de la Delegaci¨®n de Saneamiento y Medio Ambiente- un total de 61 operarios, que te¨®ricamente tienen como misi¨®n el mantenimiento de todos aquellos elementos de la v¨ªa p¨²blica o de las instalaciones municipales susceptibles de deterioro. Los columpios, los bancos de las calles o los cristales de los edificios de la Corporaci¨®n son los destinatarios de sus cuidados.Sin embargo, seg¨²n denuncia la citada comisi¨®n -y comprob¨® un redactor de EL PAIS-, la mayor parte del tiempo laboral de esos operarios est¨¢ dedicado a no hacer nada, porque no tienen qu¨¦ hacer. Diariamente se redacta un parte del trabajo realizado y la mayor¨ªa de los d¨ªas el parte en cuesti¨®n reza: ?Sin trabajo?.
Pero lo cierto es que el trabajo que deber¨ªan realizar esos trabajadores existe: los columpios de los parques se deterioran, las casetas destinadas a los jardineros han de ser pintadas o simplemente los bancos se rompen. Sin embargo, los columpios son almacenados en la zona del parque del Retiro conocida como las estufas, y despu¨¦s, vendidos como chatarra. Los herrajes de los bancos corren el mismo destino, en tanto que la madera de los asientos o de los repaldos es convertida en virutas. Y cuando una caseta de jardineros de cualquier parque ha de ser reparada en las goteras que han aparecido, del trabajo se encarga una empresa que, mediante la correspondiente contrata, le cobra al Ayuntamiento una cantidad de dinero muy superior a la que el propio Ayuntamiento le est¨¢ pagando a sus operarios, que deber¨ªan encargarse de ese mismo trabajo.
En esta situaci¨®n se encuentran dieciocho carpinteros, siete alba?iles, siete cerrajeros, diecis¨¦is fontaneros, cuatro pintores, cuatro electricistas, dos vidrieros, dos canteros y un guarnicionero.
Los ejemplos de adjudicaciones a diferentes contratas de trabajos que podr¨ªan haber realizado los propios operarios municipales no faltan: en el a?o pasado, las casetas de operarios de la zona norte de la ciudad precisaron ser revisadas y reparadas de los distintos desperfectos que presentaban: pintura, colocaci¨®n de calentadores de agua o de radiadores fueron las obras m¨¢s comunes realizadas en las veinte casetas situadas en esa zona. Por esas obras el Ayuntamiento pag¨®, con cargo a su presupuesto, 4.596.465 pesetas a la empresa Promisa.
La conservaci¨®n de veintis¨¦is de los parques existentes en Madrid est¨¢ encargada por el Ayuntamiento a tres empresas privadas -Pedro de Diego, Construcciones y Contratas y Construcciones y Conservaciones Raga-, que, por un tanto determinado mensual, realizan todos los trabajos -con su propio personal- derivados de esa conservaci¨®n. No corren por su cuenta, sin embargo, la mayor¨ªa de las plantaciones: las plantas que se siembran en los parques madrile?os, en sustituci¨®n de las que se van agostando, proceden ¨ªntegramente de los viveros municipales o de compras realizadas por el Ayuntamiento con ese exclusivo fin.
En esos contratos suscritos entre el Ayuntamiento y las citadas empresas figura expl¨ªcitamente cu¨¢nto personal deber¨¢ dedicarse a la conservaci¨®n de cada parque en concreto. Sin embargo, en ninguno de los parques visitados por un redactor de este peri¨®dico se cumpl¨ªan las previsiones contractuales de personal.
De esta forma, mientras el personal de conservaci¨®n del parque Norte -junto al barrio del Pilar- debe estar compuesto -seg¨²n el contrato- por dieciocho personas, la realidad es que est¨¢ atendido por s¨®lo seis, esto es, una tercera parte de lo contratado. Otro ejemplo: para el parque de Moratalaz est¨¢n previstas ocho personas; s¨®lo hay cinco. Otro: en el de Entrev¨ªas deber¨ªa haber diez jardineros; s¨®lo trabajan, cinco.
Naturalmente, las inspecciones municipales es algo que entra dentro de lo previsible por parte de estas empresas. Si en un momento determinado se espera una inspecci¨®n -cosa de la que no les resulta demasiado dif¨ªcil enterarse por adelantado-, nada m¨¢s sencillo que desplazar a los jardineros de un parque a otro para que, por lo menos, hagan bulto frente a la inspecci¨®n y parezca que realmente est¨¢n todos los que tendr¨ªan que estar.
Adem¨¢s, seg¨²n el mismo contrato, las empresas concesionarias de la conservaci¨®n se comprometieron a mantener, al menos, una persona durante las veinticuatro horas del d¨ªa en cada uno de los parques, para prevenir cualquier tipo de contingencia que pudiera surgir en ellos. Tal persona, brilla por su ausencia.
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