"Alfonso XIII muri¨® a causa de sus problemas dentarios"
El rey Alfonso XIII falleci¨® a causa de una afecci¨®n card¨ªaca, en estrecha relaci¨®n, seg¨²n numerosas escuelas cl¨ªnicas, con problemas infecciosos de tipo dentario. Julio Gonz¨¢lez Iglesias es un odont¨®logo, estomat¨®logo e historiador espa?ol que ha investigado en profundidad el tema de la salud dentaria de Alfonso XIII, a trav¨¦s de la figura del entonces dentista del Rey, Florest¨¢n Aguilar, pionero de la odontolog¨ªa cient¨ªfica espa?ola e influyente personaje cerca del monarca, hacia el que el doctor Gonz¨¢lez Iglesias muestra una profunda admiraci¨®n.
Estando un d¨ªa Alfonso XIII jugando al polo en Gran Breta?a sinti¨® repentinamente un hondo malestar. Era el primer amago de la causa que habr¨ªa de conducirle a la muerte. Un documento dirigido a Jacobo Elizagaray, redactado en el palacio de la Magdalena, describe as¨ª el hecho: ?Recordar¨¢ usted que al regresar de su viaje a Londres, el 25 de julio del corriente a?o, su majestad me inform¨® de que en los d¨ªas que hab¨ªa pasado en Inglaterra, hab¨ªa sido examinado por el doctor Mortin Smart, de Londres, por cuyo consejo le fue hecho un electrocardiograma por un especialista de coraz¨®n, en Londres (el doctor X), y una exploraci¨®n radiogr¨¢fica de los dientes por el doctor Hally Smith, de Par¨ªs, y su majestad me mostr¨® el electrocardiograma, juntamente con las radiograf¨ªas dentales y una carta en la que el doctor Smart formula su diagn¨®stico respecto a una cardiopat¨ªa padecida por su Majestad de car¨¢cter infeccioso y originada por un foco dentario. ?La figura que aparece a todo lo largo de la vida del monarca, unida a ¨¦ste por una profunda amistad, es la de Florest¨¢n Aguilar, el destista del Rey. Sin embargo, Florest¨¢n Aguilar fue m¨¢s que el odont¨®logo del Rey; fue una de esas figuras semisilenciosas y discretas que aparecen unidas a los poderosos. Estamos ante un ejemplo m¨¢s de ese tipo de personajes que ejercen el poder influyendo sobre los que lo tienen de hecho.
Quien ha llamado la atenci¨®n sobre este fascinante personaje es Julio Gonz¨¢lez Iglesias, m¨¦dico espa?ol, estomat¨®logo e historiador, premio nacional del Consejo General de Odont¨®logos y Estomat¨®logos, adem¨¢s.
?Este tema de los dientes?, comenta el doctor Gonz¨¢lez Iglesias, ??cu¨¢ntos sufrimientos ha acarreado a la humanidad!... ?Cu¨¢ntos miedos, cu¨¢ntas fobias, cu¨¢ntas fantas¨ªas.... se construyen en tomo al mundo de los dientes... y los dentistas! ?
Los dientes tambi¨¦n son s¨ªmbolo de vanidad. ?A qui¨¦n no le duele perder un diente, no s¨®lo por el dolor f¨ªsico de una extracci¨®n o por el malestar previo y subsiguiente de los procesos infecciosos, sino por esa herida narcisista que supone vernos m¨¢s viejos, m¨¢s descompuestos, menos ¨ªntegros? Al parecer, el rey Alfonso XIII de Espa?a no escapaba a estas vanidades del siglo. Hombre de mundo, el monarca espa?ol no estaba dispuesto a abandonar facilmente cinco de sus piezas dentarias a la voracidad de los dentistas de la ¨¦poca.
Tendencia extirpadora en la odontolog¨ªa
Era el final de la d¨¦cada de los veinte. En el mundo odontol¨®gico corr¨ªa la fiebre extirpadora, en palabras del doctor Gonz¨¢lez Iglesias, de an¨¢logo modo a como, con similar simplicidad, tantas veces ha invadido el mundo cl¨ªnico la tendencia obsesiva a extirpar am¨ªgdalas. Extirpar muelas, extirpar am¨ªgdalas... Estamos ante la postura de quienes piensan que el objeto malo, el enemigo, es algo localizado, concreto, con cuya aniquilaci¨®n todo se soluciona.
Sin embargo, en el caso del rey Alfonso XIII, algo era evidente: la enfermedad de su coraz¨®n ten¨ªa un origen dentario. Especialistas de la ¨¦poca, como V¨¢zquez o Lombret, o internistas como Abrami, menos influenciado que Smart por las teor¨ªas de Hunter y Rosenow sobre la influencia de las infecciones focales dentarias en las cardiopat¨ªas, consideraban la imprescindible necesidad de suprimir todos los dientes sospechosos. Alfonso XIII ten¨ªa que extirparse cinco piezas dentarias. ?Por qu¨¦ no lo hizo?
?Los focos infecciosos?, explica el doctor Gonz¨¢lez Iglesias, mientras le brillan los ojos de entusiasmo hacia la figura de Florest¨¢n Aguilar, el dentista del Rey, ?eran pilares de puentes fijos. La preocupaci¨®n y cautela de Aguilar radicaba en el hecho de que si el Rey se hac¨ªa extraer tales dientes, el monarca se ver¨ªa en la necesidad de recurrir a los removibles.? En otras palabras, si Alfonso XIII se quitaba las muelas afectadas, tendr¨ªa que llevar toda la dentadura postiza, cosa a la que, al parecer, no estaba dispuesto. Porque, una vez contra¨ªda la afecci¨®n cardiaca, ?serv¨ªa de algo la extirpaci¨®n?
A esta pregunta, el doctor Gonz¨¢lez Iglesias me responde que no est¨¢ claro: ?Florest¨¢n Aguilar prefer¨ªa cerciorarse si la cardiopat¨ªa del Rey estaba producida por el estreptococo Viridans, mediante cultivo en animales... No sabemos si estas piezas fueron o no extra¨ªdas, pero lo que s¨ª conocemos son los inicios de la enfermedad cardiaca del Rey, que acab¨® con ¨¦l, en Roma, en 1942.?
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