Doscientos a?os despu¨¦s
Lenz fue un autor alem¨¢n del Sturm und drang (Asalto y empuje, seg¨²n una traducci¨®n posible), que supon¨ªa una renovaci¨®n de la sociedad por el arte literario: era sat¨ªrico, crudo, agresivo, y las historias literarias le tienen por un precursor del realismo. Su obra El preceptor, que tiene ahora casi doscientos a?os (1774), ejerci¨®, como todas las suyas, una influencia sobre todo el teatro posterior, hasta Brecht, que hizo una adaptaci¨®n. La vida de Lenz fue una ilustraci¨®n de la pasi¨®n de su obra: hubo tiempos en los que los escritores viv¨ªan con arreglo a lo que escrib¨ªan, no conceb¨ªan una diferencia entre vida y arte. Leriz, ahuyentado por Goethe, en cuyo entorno vivi¨®, fue declarado loco y muri¨® en absoluta pobreza en Mosc¨² (fue hallado muerto en la calle).El preceptor, pasado por Brecht, trabajado por Ferm¨ªn Cabal, Vicente Cuesta y Francisco Heras, que se responsabilizan de este texto -Heras y Cuesta, tambi¨¦n de la direcci¨®n- llega ahora a El Gayo Vallecano. Las modificaciones son grandes; la intencionalidad a?adida, tambi¨¦n. Al sarcasmo de Leriz, criticando las costumbres de su tiempo -no s¨®lo por costumbres, sino por sistema de esclavitud-, se le ha a?adido caricatura, quiz¨¢ para hacer m¨¢s soportable algo de su terror -una autocastraci¨®n en escena, por ejemplo-, quiz¨¢ por a?adir el efecto de distanciamiento brechtiano. Tambi¨¦n por necesidades de escenario, de cambios de ambiente y situaci¨®n.
El preceptor, de Ferm¨ªn Cabal, Vicente Cuesta, Francisco Heras, sobre la obra de Lenz, traducida por Manolo Heredia
Int¨¦rpretes: Vicente Cuesta, Alfonso Vallejo, Laura Palacios, Pedro Mart¨ªnez, Miguel Gallardo, Luis Infante, Antonio Chapero, Teresa S¨¢nchez, Alfonso Asenjo. M¨²sica de Pedro Ojesto. Escenograf¨ªa y Vestuario, Gerardo Vera. Direcci¨®n, Francisco Heras. Sala el Gayo Vallecano. 27 defebrero.
Est¨¢ conseguido con fortuna desigual: hay escenas excelentes, otras malogradas. El a?adido de canciones, a la manera brechtiana, es nefasto. Un personaje de la obra recuerda que la m¨²sica es la m¨²sica, y ni siquiera el alcohol y la alegr¨ªa de la Navidad tienen por qu¨¦ hacer desafinar: no quisiera parecerme a la rid¨ªcula austeridad del personaje, pero la verdad es que una cosa es la cancioncilla recitada con buen gusto, medio cantada por unos actores profesionales -y en el Berliner siempre se cantaron bien las canciones de Brecht-, y otra es desafinar hasta ese punto. Sobre todo cuando sin canciones pod¨ªa pasar la obra mejor que con ellas. Cierto que la interpretaci¨®n, en general, es muy deficiente. Con la excepci¨®n de Vicente Cuesta, que da sentido y profundidad a su caricatura, y la eficacia de Alfonso Vallejo.
La obra pasa, a pesar de su longitud. El p¨²blico especializado de la sala El Gayo Vallecano recogi¨® bien todas las alusiones y aplaudi¨® con br¨ªo.
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