La larga espera de los familiares de los rehenes de la embajada norteamericana en Teher¨¢n
En el s¨¦ptimo piso del Departamento de Estado, en Washington, un grupo de mujeres, esposas, madres o hermanas de algunos de los cincuenta rehenes detenidos en la embajada de Estados Unidos en Teher¨¢n coordinan sus esfuerzos para mantener cierta unidad de acci¨®n frente al clima de incertidumbre que pesa sobre la libertad de las personas detenidas en la capital iran¨ª desde el pasado 4 de noviembre, cuando un grupo de estudiantes revolucionarios isl¨¢micos ocup¨® la embajada de Estados Unidos en Teher¨¢n, acci¨®n destinada a obtener la extradici¨®n del ex sha Mohamed Reza Pahlevi y condenar la vinculaci¨®n del Gobierno norteamericano con el antiguo r¨¦gimen dictatorial iran¨ª.
?Hasta cu¨¢ndo durar¨¢ la espera?, ?c¨®mo soportan el largo cautiverio los detenidos en Teher¨¢n? ?Todas las nacionalidades del mundo deber¨ªan sublevarse contra tal acci¨®n, que, ahora o m¨¢s tarde, puede afectar a diplom¨¢ticos de cualquier nacionalidad ?, comenta a EL PA?S Louise Kennedy, una de las esposas que espera, espera, sin saber hasta cu¨¢ndo. No le falta raz¨®n cuando, es un hecho, la acci¨®n de los estudiantes iran¨ªes parece haber desencadenado una ola de agresiones contra representaciones diplom¨¢ticas.Es la teor¨ªa de los domin¨®s. Despu¨¦s de Teher¨¢n vino el asalto de la embajada de EEUU en Islamabad, en Pakist¨¢n; sigui¨® la entrada de los libios en la embajada de Francia en Tr¨ªpoli. Todo el mundo recuerda el tr¨¢gico balance de 39 muertos, entre personal diplom¨¢tico espa?ol y campesinos guatemaltecos, tras la intervenci¨®n de la fuerza militar en la embajada de Espa?a en Guatemala, seguida poco despu¨¦s por la ocupaci¨®n de la delegaci¨®n diplom¨¢tica espa?ola en El Salvador, las sedes diplom¨¢ticas de B¨¦lgica y Dinamarca en M¨¦xico -temporalmente, por estudiantes-, y ahora, la de la Rep¨²blica Dominicana en Colombia.
El proceso est¨¢ en marcha y, como ocurri¨® en los a?os sesenta con el secuestro de aviones, cabe esperar nuevas iniciativas en tal sentido. Hasta tal punto que en Washington la Administraci¨®n exterior encuentra cada vez m¨¢s reticencias entre su personal para que acepten puestos calificados de ?peligrosos?. La imagen del diplom¨¢tico tranquilo, organizador de cocteles y cenas fr¨ªvolas, est¨¢ cambiando en el mundo.
Los diplom¨¢ticos, sus sedes, amparadas hasta hace poco en el sacrosanto principio de la inviolabilidad, respetada en toda circunstancia, sufren la ola de violencia de activistas pol¨ªticos que desean atraer la atenci¨®n del mundo o presionar a sus Gobiernos para cambiar el destino de unos pa¨ªses muchas veces sumergidos en unos ambientes caracterizados por la ausencia de libertades democr¨¢ticas.
Los rehenes, los detenidos, ocupan, en general, la primera plana de la actualidad. Sus familias quedan siempre en un segundo plano a la espera de la noti cia, del m¨ªnimo indicio que puede levantar una esperanza que concluya con el mal momento.
Moral elevada
?Desde principios de a?o he recibido cinco cartas?, dice la se?ora Kennedy. Sabe que sus cartas est¨¢n censuradas, y por ello evita describir con seguridad una serie de detalles. Me dice que mantiene la moral y pide que haga lo mismo. ?En familia, mis cuatro hijos siguen la vida normal de todos los d¨ªas. Van a la escuela y procuran vivir con toda normalidad. Est¨¢n muy orgullosos de su padre?, afirma.
??C¨®mo imagina usted que su marido logra soportar su obligada estancia en la embajada de EEUU en Teher¨¢n??
?S¨¦ que es un hombre moralmente muy fuerte y profundamente religioso, tiene una memoria extraordinaria y puede recordar ciertos libros, casi palabra por palabra, que ley¨® hace veinte a?os. Habla ocho idiomas, incluido el ¨¢rabe. Hizo su tesis doctoral sobre el Cor¨¢n y la ley isl¨¢mica. ?
Mike Kennedy, de 49 a?os de edad, se encontraba en la embajada de EEUU en Teher¨¢n en ?misi¨®n temporal?, como agregado en temas econ¨®micos. Su esposa y sus cuatro hijos fueron evacuados, junto con las dem¨¢s familias del personal diplom¨¢tico, a primeros de 1979, cuando la revoluci¨®n isl¨¢mica se implant¨® en Ir¨¢n.
Louise Kennedy fue la primera en formar el grupo que mantiene contacto directo con todas las familias de los rehenes. ?Somos doce voluntarias que hablamos cada d¨ªa con todas las familias. La primera labor fue localizar a cada miembro instalado en el territorio de Estados Unidos. Nuestra intenci¨®n fue mantener la unidad y poder informar a las familias antes que los medios de comunicaci¨®n social, con un car¨¢cter m¨¢s personal. En varias ocasiones, los familiares han venido a la sede del Departamento de Estado, aqu¨ª, en Washington, lo que permite conocerse entre todos y apoyarse mutuamente en espera de un feliz desenlace.?
Paciencia. Tal es el principal lema que intentan imponerse las familias de los rehenes en Estados Unidos ante un hecho tan ins¨®lito como el secuestro en un local diplom¨¢tico de cincuenta personas, desde el pasado 4 de noviernbre. ?Pedimos a todos que guarden su ritmo de vida cotidiano, contin¨²en sus trabajos, se mantengan unidos entre s¨ª. Unidad que se ha proyectado, en realidad, al conjunto del pueblo norteamericano, que nos apoya de una manera extraordinaria con el env¨ªo masivo de postales en Navidad, con la campa?a de cintas amarillas en todas partes para expresar el apoyo p¨²blico, con todo lo que pueda simbolizar la unidad de un pueblo frente a una situaci¨®n tan desagradable.?
Otra inc¨®gnita grave para las familias es saber en qu¨¦ medida la privaci¨®n de libertad afectar¨¢ el futuro de los rehenes una vez recuperen el ritmo de una vida normal. ?No tengo ninguna idea espec¨ªfica sobre el particular. Habr¨¢ que esperar?, afirma Louise Kennedy, que considera que ?es infantil? pensar, como pretenden los estudiantes iran¨ªes, que en la embajada de EE UU en Teher¨¢n hab¨ªa s¨®lo esp¨ªas. Prefiere no entrar en detalles ni apreciaciones de orden pol¨ªtico en unos momentos de negociaci¨®n que deber¨ªan concluir con la liberaci¨®n de los detenidos. En cuanto al futuro, la se?ora Kennedy considera que pertenece a su marido decidir si aceptar¨¢ ?nuevas misiones en el extranjero? despu¨¦s de la dura experiencia vivida en Teher¨¢n.
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