La "ciudad de la chatarra" abandona Villaverde
La casi totalidad de las industrias chatarreras que todav¨ªa quedan junto a la carretera de Andaluc¨ªa, en el distrito de Villaverde, aceptaron ayer firmar las actas de desalojo por las que se obligan a trasladar los desguaces. En caso de que ma?ana -el decreto de expulsi¨®n se firm¨® hace dos meses-, las chatarras no hayan sido totalmente trasladadas, el Ayuntamiento ejercer¨¢ la acci¨®n sustitutoria y sancionar¨¢ con multas de hasta diez millones de pesetas a los propietarios.
A primera hora de la ma?ana -exactamente a las ocho-, en la Junta Municipal del distrito de Villaverde, el delegado municipal de obras, Juan Claudio de Ram¨®n, organizaba cuatro equipos formados por t¨¦cnicos de la delegaci¨®n y la Junta de Villaverde, que se encargar¨ªan de recorrer los 42 emplazamientos de chatarreros que a¨²n quedan en la zona, para levantar actas de clausura.
La polic¨ªa prohibe la entrada
Paralelamente, la Polic¨ªa Municipal y la Nacional colocaron vallas alrededor de todos estos focos industriales, prohibiendo la entrada de ning¨²n tipo de material. S¨®lo se pod¨ªa entrar para retirar. En las proximidades, varios centenares de vecinos de Villaverde se manifestaban para pedir que se acelerara el proceso de desalojo y se pusiera fin de una vez a unos focos de insalubridad y peligrosidad -ratas e incendios han sido una constante de queja-, cuya erradicaci¨®n la vienen exigiendo desde hace a?os.Pr¨¢cticamente sin oponer resistencia, a lo largo de la ma?ana, los chatarreros fueron firmando las actas de clausura. Muchos de ellos ya hab¨ªan empezado el traslado, ante el anuncio de que el Ayuntamiento iba a ejercer la acci¨®n sustitutoria. Solamente dos de estas industrias se negaron a firmar, ambas situadas en zona perteneciente a Carabanchel: Condesa, ubicada frente al Poblado Dirigido de Orcasita, y Comendasa, pr¨®xima a la anterior. Ambos propietarios fue ron advertidos por los t¨¦cnicos de la Delegaci¨®n de Obras de que en caso de que el lunes no hayan con cluido el traslado de toda la chatarra, ¨¦sta ser¨¢ retirada por el Ayuntamiento, con las correspondientes sanciones para los propietarios.
La mayor parte de los propietarios de estas industrias est¨¢n trasladando los desguaces a San Mart¨ªn de la Vega, localidad en la que existe un pol¨ªgono especial para la ubicaci¨®n de la chatarra, sin peligro de ninguna clase para el vecindario, aunque los m¨¢s retrasados en el traslado no saben d¨®nde ir¨¢n.
Emilio Garc¨ªa Horcajo, presidente de la Junta Municipal del distrito de Villaverde, dice que no sabe el total de kilos de chatarra que puede haber almacenada en todas estas industrias, pero que solamente en la que est¨¢ situada en la desviaci¨®n de la carretera de Andaluc¨ªa hacia Villaverde hay m¨¢s de 1.500 toneladas.
Precisamente es esta la industria m¨¢s grande y la que m¨¢s veces ha dado pie a las protestas vecinales por el peligro que supone la quema de residuos s¨®lidos en medio de importantes n¨²cleos de viviendas; sin hablar de los malos olores, proliferaci¨®n de ratas y delicias semejantes. Por todo ello, ya en octubre de 1977 hubo manifestaciones masivas de las asociaciones de vecinos de Villaverde, en las que, tras enfrentamientos con la polic¨ªa, hubo varios heridos.
Denuncias constantes
Por eso, las constantes denuncias han conseguido que la gris¨¢cea ciudad de autom¨®viles desaparezca de una zona verde en la que sus habitantes se hab¨ªan instalado incluso sin licencia. Alguno de ellos, al no poder construir oficinas desde las que dirigir su industria, lleg¨® incluso a comprar en Cuatro Vientos una avioneta de desecho que acondicion¨® con todo tipo de comodidades: ba?o, tel¨¦fono y dicen que incluso moqueta. Debajo de ella, un autob¨²s serv¨ªa de archivo, en el que centenares de carpetas estaban perfectamente colocadas. El se?or Humanes, propietario del invento, ha sido de los que ha optado por el traslado voluntario, y ayer ya s¨®lo quedaba la oficina como ¨²nico resto de su industria.En general, los chatarreros asentados en esta zona de manera menos ingeniosa quiz¨¢ que el se?or Humanes ten¨ªan instalados all¨ª sus despachos -pod¨ªa valer cualquier coche-, desde donde controlaban sus negocios. En algunos momentos, los desguaces han servido tambi¨¦n de ¨²ltimo recurso para gentes que se encontraban sin vivienda, de paso por la ciudad, e incluso han hecho las veces de escondrijo para actividades habitualmente poco celebradas.
La visita de ayer de los representantes del Ayuntamiento, reforzada por la presencia de la polic¨ªa, supone el final de una ciudad de autom¨®viles desguazados que, durante ocho a?os, ha provocado las iras de los vecinos de la zona y serv¨ªa de muestra de la miseria urbana de la periferia madrile?a
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