Ted Kennedy: "Las cosas van a cambiar"
Ted Kennedy lleg¨® a las diez de la noche del martes al cuartel general de su partido en Boston, donde se hab¨ªa preparado una fiesta electoral. Unas mil personas, que abarrotaban el local, irrumpieron en aplausos al grito un¨ªsono ?I love you, Ted? (?Te quiero, Ted?). El senador, acompa?ado de su esposa, Joan, y de sus hijos y sus sobrinos (una amplia representaci¨®n del clan Kennedy), subi¨® al escenario del teatro del hotel Plaza Park, de Boston, entre los v¨ªtores y los aplausos. Ted levant¨® el pu?o (al estilo de Felipe Gonz¨¢lez) mientras gritaba: ??Hemos ganado! ? Inmediatamente despu¨¦s se dirigi¨® a las personas que le aplaud¨ªan, diciendo: ?Si algo tiene de significativo esta victoria es que muestra que las cosas van a cambiar en Am¨¦rica, y de manera especial, la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica.?Ted Kennedy, mirando fijamente a m¨¢s de una docena de c¨¢maras de televisi¨®n, aprovech¨® la oportunidad de la victoria para lanzar un duro ataque contra el presidente Carter, sobre su flanco m¨¢s d¨¦bil: la situaci¨®n econ¨®mica. Kennedy insisti¨® en que el paro, la inflaci¨®n y el d¨¦ficit del presupuesto constituyen el mayor mal de Am¨¦rica del Norte y que los temas internacionales ocultan por el momento el debate de fondo de esta campa?a, influenciada por las crisis de Ir¨¢n y Afganist¨¢n.
La fiesta de Kennedy se prolong¨® hasta muy entrada la noche, aunque dos horas despu¨¦s del cierre de los colegios electorales ya se sab¨ªa que el candidato hab¨ªa obtenido el 65% de los votos dem¨®cratas, frente al 29% de los conseguidos por el presidente Carter. El presentador del banquete electoral (animado intermitentemente por una orquesta de rock and roll) confirmaba cada media hora la estabilidad del porcentaje obtenido por Kennedy. No daba, sin embargo, resultado alguno sobre las primarias de Vermont, en las que el presidente Carter triplicaba en votos a Kennedy. El triunfo de Massachusetss, desde luego m¨¢s importante, fue la noticia de la noche en el campo dem¨®crata, donde se recuper¨® algo la esperanza de que Kennedy pueda continuar su campa?a.
En el mismo hotel donde estaba el cuartel general de Kennedy, Carter y George Bush ten¨ªan tambi¨¦n sus centros electorales de la noche. En el cuartel de Bush, su hijo Marvin intentaba justificar el resultado diciendo que el empuj¨®n de Anderson era simplemente pasajero. Pero ello no parece cierto. Todos los comentaristas pol¨ªticos han resaltado la victoria del candidato liberal republicano.
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