El respaldo del 22% del electorado convierte al PNV en el partido clave del Pa¨ªs Vasco
Las elecciones al Parlamento vasco han confirmado dos procesos pol¨ªticos paralelos, cuyo arranque puede encontrarse en las elecciones generales del 15 de junio de 1977: progresivo descenso del grado de participaci¨®n pol¨ªtica y deslizamiento del electorado vasco hacia posiciones nacionalistas o claramente abertzales. De esta forma, la proyecci¨®n del sistema pol¨ªtico espa?ol sobre el Pa¨ªs Vasco queda reducida a los dieciocho esca?os -sobre un total de sesenta- logrados por fuerzas tan dispares como Alianza Popular, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, Partido Socialista y Partido Comunista.
En esta p¨¢gina figuran cuadros y gr¨¢ficos suficientes como para efectuar extensos an¨¢lisis de los resultados de las elecciones, comparaci¨®n con situaciones anteriores e incluso previsiones sobre el funcionamiento de dos posibles mayor¨ªas en el Parlamento vasco: la de nacionalistas y abertzales frente a ?partidos de ¨¢mbito estatal?, o la de fuerzas que pueden considerarse de centro y derecha frente a fuerzas de izquierda, en un entendimiento m¨¢s cl¨¢sico del enfrentamiento pol¨ªtico.Una y otra manera de entender la pol¨ªtica vasca tiene un protagonista com¨²n, el PNV, que estar¨¢ en mayor¨ªa. act¨²e con quien act¨²e, aunque no haya alcanzado la mitad m¨¢s uno de los diputados. Esto ¨²ltimo le habr¨ªa proporcionado completa libertad de maniobra, si bien la anunciada retirada de Herri Batasuna del Parlamento otorga al PNV incluso la posibilidad de una mayor¨ªa de facto.
Radicalizaci¨®n
El conjunto del modelo pol¨ªtico vasco, tal como ha quedado configurado, tiende a la radicalizaci¨®n: al igual que lo que dec¨ªamos en el -caso andaluz (v¨¦ase EL PAIS, 1 de marzo de 1980), pero filtrado todo ello por los tintes m¨¢s dram¨¢ticos del problema vasco, la franja moderada del electorado tiende a estrecharse. Una parte de la misma se ha abstenido y probablemente alg¨²n sector se ha pasado al PNV. En cambio, aumentan los extremos, con las l¨®gicas diferencias de dimensiones en uno y otro caso: por la derecha, Alianza Popular recupera implantaci¨®n -aunque no pasa del nivel de 44.000 votos y dos esca?os-, mientras Herri, Batasuna y Euskadiko Ezkerra re¨²nen m¨¢s de 240.000 votos y suman quince esca?os.
Una cierta contenci¨®n de la radicalizaci¨®n es la experimentada por Herri Batasuna, que, a¨²n consolidando su voto del a?o pasado, apenas gana electores nuevos. Por el contrario, aumentan los sufragios de los, autonomistas menos radicalizados -PNV y Euskadiko Ezkerra-, lo cual supone, al menos, un respaldo a los partidos defensores del Estatuto de Autonom¨ªa.
De todas formas, el peso de la v¨ªa radical en el Pa¨ªs Vasco contin¨²a siendo muy grande, y Herri Batasuna pasa a ser la segunda fuerza de Euskadi, no tanto por el aumento de sus votos como por el hundimiento de los partidos de ?¨¢mbito estatal? -UCD, y en menor medida, el PSOE-, que ocupaban hasta ahora los lugares tercero y segundo, respectivamente, entre las fuerzas vascas.
La cat¨¢strofe de UCD
La situaci¨®n del partido del Gobierno en Euskadi es de una enorme precariedad. Si se consultan los cuadros que publicamos al pie de esta p¨¢gina, puede comprobarse la magnitud del desastre centrista. La fuerza pol¨ªtica que domina el Gobierno del Estado ha perdido m¨¢s de la mitad de su electorado en un a?o -obtuvo 168.000 votos en las elecciones generales del 1 de marzo de 1979, que se han convertido ahora en 78.000-, lo cual abona la tesis de una verdadera cat¨¢strofe. Ocurre que se han evaporado casi dos tercios del electorado centrista en Vizcaya, y en Guip¨²zcoa ha perdido m¨¢s de la mitad, e incluso en Alava, la provincia que por sus caracter¨ªsticas podr¨ªa haber tenido un, comportamiento distinto, tambi¨¦n UCD ha perdido votos.
En lo que se refiere al PSOE, es el ¨²nico partido de ?¨¢mbito estatal? que ha resistido un poco mejor el tir¨®n de las fuerzas autonomistas, y gracias a ello se conforma con perder s¨®lo un tercio de sus votantes en el conjunto de las provincias vascas.
La comparaci¨®n se vuelve desastrosa para el Partido Socialista al observar lo que queda hoy de aquel electorado que el 15 de junio de 1977 configur¨® al PSOE como el segundo partido de Euskadi, a muy escasa distancia del PNV -e igualados a esca?os-; los socialistas se han dejado 137.000 votos en el camino y conservan algo menos del 50% de la fuerza que ten¨ªan en 1977.
Ambos procesos -acelerada derrota de UCD y descenso m¨¢s contenido del PSOE- fundamentan la tesis que indic¨¢bamos al principio de este trabajo, en el sentido de que la franja moderada del electorado, vinculada a partidos de ?¨¢mbito estatal?, se encuentra en trance de ser destruida. Para confirmar a¨²n m¨¢s ese dato, el Partido Comunista experimenta una leve pero sostenida p¨¦rdida, y tan s¨®lo Alianza Popular recupera algunos votantes. Por cierto, esta es la primera vez que AP se presenta con sus siglas en las tres provincias vascas, despu¨¦s de las m¨²ltiples etiquetas con que ha concurrido a las urnas en a?os anteriores.
Y, sin embargo, votan cada vez menos
La comparaci¨®n de ganancias o p¨¦rdidas de votos ser¨ªa incompleta o distorsionada si no se tuviera en cuenta la important¨ªsima incidencia de la abstenci¨®n, cuyo crecimiento est¨¢ arrojando fuera del sistema pol¨ªtico vasco -y en esto, Euskadi s¨ª se parece bastante al conjunto de Espa?a- a grandes n¨²cleos de personas. De hecho, la participaci¨®n camina hacia los niveles alcanzados en el refer¨¦ndum de la reforma pol¨ªtica de 1976, momento de m¨¢xima incidencia de las peticiones de abstenci¨®n (en la que coincidieron tanto la izquierda ?estatal? como muchos nacionalistas).
As¨ª, la verdad es que el PNV, pese a sus magn¨ªficos resultados, representa desde el domingo pasado al 22% del electorado vasco, y Herri Batasuna, a pesar de su importante n¨²cleo de votantes, constituye algo menos del 10% del electorado de Euskadi. Claro que otros est¨¢n peor: UCD tiene hoy la confianza de un escaso 5% de vascos mayores de dieciocho a?os, por ejemplo.
Fragmentaci¨®n
Estos datos son pol¨ªticamente significativos, porque revelan no s¨®lo el progresivo apartamiento del pueblo respecto a la actividad pol¨ªtica -m¨¢s relevante en unas elecciones auton¨®micas que en unas elecciones legislativas realizadas en todo el Estado-, sino la considerable fragmentaci¨®n sociol¨®gica del electorado, que se traduce de forma bastante exacta en el Parlamento.
Ello se debe, en gran parte, a que el sistema electoral no ha distorsionado la, representaci¨®n pol¨ªtica del pueblo vasco: el procedimiento de reparto de esca?os es bastante justo (con independencia de la falta de adecuaci¨®n entre n¨²mero de esca?os y total de la poblaci¨®n en las diversas provincias, pero aunque hubiera sido m¨¢s ajustada habr¨ªa dado una relaci¨®n entre partidos muy similar) y no cabe hablar de distorsiones electorales de importancia.
Integraci¨®n versus ericacia
Todo ello contribuye poco a la integraci¨®n pol¨ªtica del pueblo vasco y es un factor de relativa inestabilidad, si no fuera porque las complejas circunstancias que concurren en Euskadi convierten las cuestiones puramente pol¨ªticas en un simple factor entre otros muchos.
Ahora bien, si la integraci¨®n interna del pueblo vasco no es muy grande, la mayor¨ªa alcanzada por el Partido Nacionalista Vasco le basta; aproximadamente un tercio de las personas que acudieron a votar el pasado domingo depositaron la papeleta del PNV, lo cual supone un 22% en relaci¨®n con el total del censo. Esa cifra es suficiente como para intentar una gesti¨®n pol¨ªtica eficaz desde las instituciones de autogobierno, a trav¨¦s de los veinticinco parlamentarios y del Gabinete aut¨®nomo de Euskadi. Literalmente ocurre que un resultado importante, pero no espectacular, como es el conseguido por el PNV, 1, convierte en la clave pol¨ªtica indiscutible del Pa¨ªs Vasco.
Y si no le bastara, tiene dos posibilidades te¨®ricas para incrementar su eficacia pol¨ªtica, como indicamos en el gr¨¢fico que representa la com posici¨®n del Parlamento: una alianza con partidos abertzales o un pacto con fuerzas de derecha; por ejemplo, UCD. De una u otra forma, todas las soluciones pol¨ªticas de Euskadi pasan por el PNV, y en ello reside la importancia de su relativa victoria.
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