La izquierda ser¨¢ muy minoritaria en el Parlamento vasco
La ausencia de los diputados de la coalici¨®n abertzale acentuar¨¢ la distorsi¨®n relativa que el sistema d'Hont y la asignaci¨®n del mismo n¨²mero de representantes a cada provincia -independientemente de su poblaci¨®n- introduce respecto a la relaci¨®n de fuerzas realmente expresada. PNV, UCD y AP, con el 50,6% de los votos -lo que supone el 30,4% del. censo- contar¨¢n con el 66 % de los esca?os. Si se a?aden los votos de los partidos que no han obtenido representaci¨®n parlamentaria, la relaci¨®n real derecha-izquierda es, sin embargo, sensiblemente igual a la que se expres¨® ya el 15 de junio de 1977, y que otorgaba a la primera una exigua mayor¨ªa del 52% frente al 48% de la segunda. Pero entonces la relaci¨®n de fuerzas en la Asamblea de Parlamentarios vascos, de la que surgir¨ªa un Consejo General presidido por el Socialista Ram¨®n Rubial, era de diecis¨¦is a trece.Los socialistas, en la encrucijada
Desde aquellas primeras elecciones democr¨¢ticas, los socialistas han perdido en Euskadi 138.440 votos, pasando de suponer el 19,4% del censo. a representar actualmente a tan s¨®lo el 8,4% del electorado potencial. Seguramente los l¨ªderes socialistas tienen raz¨®n cuando atribuyen esta p¨¦rdida al crecimiento espectacular de, la abstenci¨®n. Pero no es menos cierto que el reducir ¨¦sta era precisamente el objetivo de la campa?a socialista para las elecciones del pasado domingo.
Los esfuerzos espec¨ªficos dedicados por el PSOE a tratar de hacer comprender a la clase obrera de origen inmigrante que la autonom¨ªa s¨ª ten¨ªa algo que ver con ella, no ha bastado para convencer a este sector social de que sus aspiraciones e intereses concretos pod¨ªan tener su expresi¨®n y ser defendidos con eficacia en el ¨®rgano legislativo vasco.
Desde el punto de vista interno, la distinta interpretaci¨®n dada al retroceso de los socialistas en las elecciones del 1 de marzo de 1971 estuvo en el origen de la paulatina cristalizaci¨®n de dos tendencias -o m¨¢s bien dos orientaciones- representadas, respectivamente, por Txiki Benegas y Ricardo Garc¨ªa Damborenea. Este ¨²ltimo, secretario general de Vizcaya, convencido de que la recuperaci¨®n del PSOE est¨¢ ¨ªntimamente ligada al reencuentro con la tradici¨®n antinacionalista del PSOE de preguerra, ha imprimido a la campa?a, en esta provincia, un car¨¢cter particularmente agresivo c¨¢ntra el PNV, dando ocasi¨®n a la acusaci¨®n de ?neolerrouxismo?, lanzada desde distintos sectores. En Guip¨²zcoa, donde es mayoritaria la posici¨®n m¨¢s flexible, representada por Benegas, la campa?a ha sido, en este sentido, m¨¢s moderada. Para el secretario general del Partido Socialista de Euskadi, la existencia del problema nacional oscurece las contradicciones. de clase, por una parte, e introduce, por otra, un factor de divisi¨®n de los trabajadores. Para evitar este riesgo y posibilitar la hegemon¨ªa futura de la izquierda, Benegas ha solido defender la necesidad de una colaboraci¨®n con todas las fuerzas autonomistas, PNV incluido, de forma que se despejen.cuanto antes los factores de distorsi¨®n que introduce en el panorama pol¨ªtico la existencia de la problem¨¢tica nacional.
Por ello mismo, la postura representada por Benegas ha solido ser muy matizada a la hora de definir el papel de oposici¨®n que los socialistas podr¨ªan jugar en las instituciones vascas. La eventual participaci¨®n, como minor¨ªa dentro de un Gobierno mayoritariamente peneuvista tendr¨ªa, en esa l¨®gica, el sentido de evitar que los nacionalistas hagan cristalizar sin oposici¨®n unas instituciones hechas a su imagen y semejanza que ser¨ªan luego muy dif¨ªciles de desmontar por una eventual izquierda triunfante.
La posici¨®n representada por Damborenea pondr¨ªa el acento, por el contrario, en la necesidad de desmarcarse totalmente del PNV, dejando que ¨¦ste asuma ¨ªntegramente sus responsabilidades, en la esperanza de que se queme en la tarea y deje al descubierto en ella su car¨¢cter conservador.
Para nadie era un secreto que del resultado de las elecciones del domingo depend¨ªa la decantaci¨®n de la orientaci¨®n futura del partido. Sin embargo, el hecho de que la p¨¦rdidas relativas hayan sido sen sibiemente iguales en Vizcaya y Guip¨²zcoa (del 29% y 30%, respectivamente) parece indicar que la pol¨¦mica sobre las dos orientaciones se prolongar¨¢, agudizada quiz¨¢, en los pr¨®ximos meses.
La pugna Herri Batasuna-Euskadiko Ezkerra
Las dos coaliciones representativas de la izquierda abertzale -t¨¦rmino hoy ya demasiado gen¨¦rico para designar a dos fuerzas tan dispares- han aumentado el n¨²mero de votos obtenidos. Este aument¨® ha sido proporcionalmente mayor en Euskadiko Ezkerra (que gana 10.000 votos, lo que supone una mejora del 12,4%) que en HB (cuyo aumento de 2.527 votos supone un ascenso del 1,65). Sin embargo, en las condiciones concretas en que se ha desarrollado la consulta, el mantenimiento con ligero auinento de HB es probablemente m¨¢s significativo que el afianzamiento de la coalici¨®n rival. Para empezares m¨¢s inesperado. Y ello no s¨®lo porque los sondeos m¨¢s favorables le ¨¢tribu¨ªan dos esca?o! menos de los que ha obtenido, sino porque la reciente escisi¨®n de dos de sus partidos componentes parec¨ªaanunciar un inevitable retroceso.
La salida de LAIA y ESB -especialmente la de este, ¨²ltimo partido, probablemente el m¨¢s estructurado de los componentes iniciales de HB- ha acentuado los rasgos populistas de la coalici¨®n, cada vez menos identificable con un proyecto pol¨ªtico definido. Sin embargo, esa circunstancia no se ha traducido ni en una p¨¦rdida de vo tos ni, lo que es igualmente signifi cativo, en una disminuci¨®n de la audiencia obtenida.
La heterogeneidad pol¨ªtica, e incluso ideol¨®gica, que la diversidad de origen de los partidos fundacionales otorgaba a la coalici¨®n, no ha disminuido con la reducci¨®n de las siglas componentes. El peso indudable que en HB tienen figuras aparentemente tan contradictorias como un Monz¨®n y un Letamend¨ªa, no hace sino ilustrar esta heterogeneidad que hace particularmente arriesgada cualquier lectura pol¨ªtica de los resultados obtenidos y cualquier pron¨®stico sobre su desarrollo futuro. El hecho de que en Bermeo, principal feudo de la facci¨®n Ormaza, el PNV haya perdido casi un millar de votos, muchos de los cuales podr¨ªan haber ido a engrosar los obtepidos por la lista de HB, podr¨ªa ser otro ¨ªndice de esa heterogeneidad caracter¨ªstica de la coalici¨®n abertzale.
Altamente significativo resulta, en este sentido, el llamamiento impl¨ªcito al sector Ormaza, lanzado recientemente por Jos¨¦ Luis Alvarez Emparantza, txillardegi. Este intelectual, antiguo fundador de ETA y muy influyente en HB, en cuyas listas figuraba, conclu¨ªa un art¨ªculo publicado hace dos meses en la revista Enbata, considerando que dicho sector del PNV, al que calificaba como la derecha abertzale, ?no est¨¢ lejos de Herri Batasuna?.
Por su parte, el que algunos de los principales l¨ªderes de Euskadiko Ezkerra se mostrasen particularmente prudentes a la hora de valorar su ¨¦xito del domingo, parece una actitud doblemente justificada. Y ello porque, a pesar de ser quiz¨¢ la ¨²nica fuerza que ha mejorado sistem¨¢ticamente posiciones en cada sucesiva confrontaci¨®n electoral, su afianzamiento como alternativa pol¨ªtica est¨¢ directamente relacionada con su capacidad para desplazar de su espacio a Herri Batasuna, disput¨¢ndole su actual hegemon¨ªa en el seno de la izquierda abertzale.
La desaparici¨®n de los peque?os
Sea cu¨¢l seala opini¨®n que se tenga sobre el significado pol¨ªtico de Herri Batasuna, parece evidente que ha comido casi todo el terreno a las fuerzas que en Europa occidental suelen designarse con la expresi¨®n ?extrema izquierda?. Estos partidos dif¨ªcilmente superan en pa¨ªses como Francia, Italia o Gran Breta?a porcentajes superiores al 4% ¨® 5% del electorado. Estas cifras son, por otra parte, similares a las obtenidas globalmente por partidos com6 el PTE, MC y LCR en el conjunto del Estado.
Herri Batasuna ha obtenido el domingo el 16,32% de los votos emitidos, lo que supone casi el 10% sobre el censo. Los tres partidos antes citados apenas han superado, por su parte, los 20.000 votos en Euskadi, qued¨¢ndose en el 2,11% del total contabilizado, o en el 1,24% respecto al censo. A su vez, estas cifras suponen la p¨¦rdida de m¨¢s de 7.000 votos respecto al 1 de marzo y bastantes m¨¢s si se toma como referencia el 15 de junio, lo que pawce expresar una clara tendencia al estrechamiento,del espacio pol¨ªtico de estas corrientes.
El caso de ESEI, partido que, con el reclamo de dos ex senadores de la primera legislatura de la transici¨®n, se presentaba por primera vez en solitario, es tambi¨¦n digno de menci¨®n. Su oferta electoral, basada en su posici¨®n de posible bisagra entre la izquierda abertzale y la izquierda tradicional representada por el PSOE y el PCE, no ha obtenido eco alguno en el electorado. Este resultado parece ilustrar hasta qu¨¦ punto la polarizaci¨®n entre nacionalismo y no nacionalismo (a menudo identificado con ?espa?olismo? o ?antivasquismo?) dificulta, hoy por hoy, cualquier intento,de comunicaci¨®n entre las dos corrientes.
Esta polarizaci¨®n ha perjudicado probablemente tambi¨¦n al PC de Euskadi, que, aunque en mucha menor medida que el PSOE, tambi¨¦n ha perdido votos (8.000 respecto al 1-M).
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