H¨¦ctor J. C¨¢mpora: "Los proyectos pol¨ªticos" de las fuerzas armadas argentinas resultan inviables"
El doctor H¨¦ctor J. C¨¢mpora, el hombre que facilit¨® la tercera presidencia del general Juan Domingo Per¨®n aun a costa de su propia carrera pol¨ªtica, posee, para muchos argentinos, la virtualidad de persona honesta y respetuosa con la libertad que aquel pa¨ªs sure?o a?ora. Despu¨¦s de tres a?os y medio largos de asilo pol¨ªtico, en la embajada de M¨¦xico en Buenos Aires, C¨¢mpora se recupera ahora en la capital azteca de una afecci¨®n cancerosa en la garganta. La siguente entrevista constituye la primera declaraci¨®n hecha por el ex presidente argentino desde que abandon¨® Buenos Aires, gracias a las gestiones de Gobierno de Jos¨¦ L¨®pez Fortillo.
Pregunta. ?C¨®mo ve usted, desde la perspectiva de su libertad, la realidad pol¨ªtica, social y econ¨®mica de su pa¨ªs?
Respuesta. Desde mi punto de vista, la Rep¨²blica Argentina s¨®lo podr¨¢ superar su actual situaci¨®n pol¨ªtica, social y econ¨®mica con el triunfo definitivo del movimiento nacional y popular, que no es otro que el movimiento peronista, el que, desde 1946, ha representado la mayor¨ªa del pueblo argentino, como ha quedado demostrado cada vez que ha sido convocado a elecciones.
En Argentina no hay vida pol¨ªtica, y el pueblo ha sido marginado de esa actividad que le corresponde y a la que nunca renunci¨®. Las decisiones que comprometen su futuro no las tienen en cuenta. Esto no debe ser as¨ª, pues el pueblo debe ser due?o de su destino, aun cuando eso involucre la posibilidad de equivocarse. Adem¨¢s, la ausencia de control popular de la labor del Gobierno favorece la ejecuci¨®n de una pol¨ªtica econ¨®mica al servicio de los intereses de minor¨ªas privilegiadas, y esto tambi¨¦n es muy negativo, pues conforma una estructura social b¨¢sicamente injusta, por la concentraci¨®n de la riqueza en manos de unos pocos.
P. En su opini¨®n, ?qu¨¦ motivaciones impulsaron a los integrantes de la Junta Militar para negarle, sistem¨¢ticamente el permiso de salida de su pa¨ªs?
R. Creo que han actuado con soberbia y obstinaci¨®n. El origen de su motivaci¨®n es que no me perdonar¨¢n nunca el hecho de que, interpretando las aspiraciones populares, haya conducido el proceso que culminara con el regreso del general Per¨®n, en noviembre de 1972. Asimismo ha influido mi lealtad a Per¨®n, por la que renunci¨¦ a la presidencia de la Rep¨²blica para posibilitar su tercera presidencia.
?El pa¨ªs ha soportado la violencia demasiado tiempo?
P. Los militares que gobiernan Argentina ya han reconocido que la guerra contra la subversi¨®n, de la que se consideran victoriosos, exig¨ªa un alto precio. ?Cree usted que ha sido de alguna utilidad el pago de ese precio (muertes, desapariciones, torturas, exilios ... ) en funci¨®n de los resultados conseguidos?
R. El pa¨ªs ha soportado la violencia demasiado tiempo. Es un proceso que es consecuencia de la injusticia social y de la falta de democracia pol¨ªtica, que se ha generado en Gobiernos militares, especialmente desde 1966. Pacificar el pa¨ªs es una necesidad, y as¨ª lo desea la inmensa mayor¨ªa de nuestro pueblo.
Podemos afirmar que la espiral de violencia es consecuencia de la acci¨®n de la represi¨®n, de la que la mayor¨ªa de los argentinos ha sido su v¨ªctima principal.
Cuando tuve la responsabilidad de enfrentar el problema, en 1973, al asumir la presidencia, dije: ?Nuestro pa¨ªs ha vivido largos a?os de su historia reciente bajo toda clase de reg¨ªmenes de excepci¨®n, que afectaron principalmente los derechos humanos. El valor moral de la democracia y la sustantividad del Estado de derecho residen justamente en que esos principios deben aplicarse hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Nadie tiene derecho a suprimirlos con el pretexto de defender la democracia y la libertad.?
Sigo creyendo ahora que el enfrentamiento y la guerra no son m¨¦todos adecuados para pacificar el pa¨ªs. Es preciso democratizarlo y promover la justicia social. Establecer de una vez para siempre un sistema pol¨ªtico representativo, que suponga asegurar el respeto a la voluntad de la mayor¨ªa, en un marco de pluralismo pol¨ªtico.
Es mi convicci¨®n que no existe prop¨®sito, designio u objetivo que justifique pagar el precio de conculcar los derechos humanos.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n te merece el ? proyecto pol¨ªtico? dado a conocer por las fuerzas armadas argentinas?
R. Cuando las fuerzas armadas, que son una instituci¨®n b¨¢sica del Estado, irrumpen en la pol¨ªtica, lo hacen invocando los intereses permanentes de la naci¨®n. Pero en el ejercicio del poder adoptan medidas que el pueblo rechaza. Cuando, en definitiva, el Gobierno debe volver a los civiles a trav¨¦s de la consulta electoral, que proponen los mismos militares, el pueblo, que ha sido lesionado en sus intereses, reacciona negativamente. Esta es la raz¨®n por la cual estos proyectos pol¨ªticos de las fuerzas armadas resultan inviables, pues involucran una contradicci¨®n imposible de superar.
Es por lo anterior que un proyecto nacional, que no se sustenta en la decisi¨®n popular, democr¨¢titamente expresada, jam¨¢s puede ser exitoso. Es el pueblo quien conscientemente debe decidir sobre las formas jur¨ªdico-institucionales m¨¢s apropiadas para garantizar la democracia en el futuro, y, para ello, es menester que pueda expresarse con libertad y autodeterminaci¨®n. Ning¨²n sector social tiene derecho a imponerse por la fuerza al conjunto de la sociedad argentina.
P. ?Sigue siendo usted peronista?
R. Por supuesto. Nunca tuve otra filiaci¨®n pol¨ªtica ni la tendr¨¦. Abrac¨¦ el movimiento en sus albores y sigo creyendo, como entonces, que es el mejor para el pa¨ªs. El peronismo supone el gobierno de los m¨¢s para los m¨¢s, y es la respuesta real a los anhelos nacionales y populares. Como militante peronista he desempe?ado todas las jerarqu¨ªas, desde las m¨¢s humildes hasta las de mayor relieve. A todas ellas llegu¨¦ por el voto del pueblo. Por ello se me han dirigido algunas imputaciones, con las que se me pretende adjudicar ideolog¨ªas que no comparto o actividades que nunca practiqu¨¦. Resultan no s¨®lo falsas, sino tambi¨¦n rid¨ªculas.
Respeto todas las ideolog¨ªas, pero tengo derecho a reafirmar mi propia identidad pol¨ªtica, una identidad que todo el pueblo argentino conoce y que s¨®lo algunos pocos, con fines inconfesables, han procurado tergiversar. Toda mi vida he sido peronista, y como tal he luchado, por medios democr¨¢ticos, alcanzar sus ideales, que se traducen en la felicidad de nuestro pueblo y la grandeza de nuestra naci¨®n. Quienes practican la violencia han pretendido adjudicarme sus propias pr¨¢cticas. Quienes nunca fueron leales peronistas se atrevieron a poner en duda mi ideolog¨ªa de siempre. Pero el pueblo argentino, que me conoce, sabe qui¨¦n soy, qu¨¦ pienso y c¨®mo act¨²o.
P. En su d¨ªa, muchas personas, dentro y fuera de su pa¨ªs, aseguraron que el fallecido general Per¨®n utiliz¨® la lealtad que usted le profesaba, sin la menor consideraci¨®n hacia usted, y que le dej¨® en la estacada en el preciso momento en que no le consider¨® ¨²til. ?Es cierta esta impresi¨®n?
R. Pienso todo lo contrario y estoy, a conciencia, plenamente convencido de que es una versi¨®n falsa y, en muchos casos, interesada. No es mi proceder competir con nadie los afectos que pueda haber prodigado el general Per¨®n. Pero los 33 a?os que estuve a su lado, ejerciendo importantes funciones institucionales y partidarias, hasta haber desempe?ado, para mi honor, la presidenta se?ora viuda de Per¨®n evidenian la incontrastable confianza, seguridad y amistad que recibiera de ¨¦l.
?La posibilidad pol¨ªtica futura es el peronismo?
P. En su opini¨®n, ? tiene la ex presidenta se?ora viuda de Per¨®n alguna posibilidad pol¨ªtica futura?
R. Ante todo, creo que la posibilidad pol¨ªtica futura es del movimiento peronista y, dentro de ¨¦l, de aquellos que sean elegidos por, la voluntad de la mayor¨ªa de sus adherentes.
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