Adi¨®s a un amigo
Profundamente emocionado por la p¨¦rdida inesperada y dram¨¢tica de un gran amigo -en realidad, nadie puede hablar de ¨¦l como su amigo: todos ¨¦ramos amigos suyos-, aprovecho un medio de comunicaci¨®n habitualmente ajeno a m¨ª para expresar nuestro dolor por su desaparici¨®n. F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, maestro en la divulgaci¨®n sobre temas de la naturaleza, en los que fue pionero en nuestro pa¨ªs, y personalidad mundialmente conocida por sus libros y por sus populares programas de televisi¨®n, se granje¨® innumerables amigos gracias a su humanidad y a su importante labor en el arte de la divulgaci¨®n cient¨ªfica, amigos que hoy comparten nuestro profundo pesar.Si es dif¨ªcil -pr¨¢cticamente Imposible- reemplazar a cualquier persona en su individualidad, va a ser muy dif¨ªcil -realmente imposible- olvidar a una persona de las cualidades de F¨¦lix: el F¨¦lix de los entusiasmos contagiosos, de la generosidad ilimitada, el F¨¦lix positivo, constructivo, con enormies ganas de vivir, el F¨¦lix artista, dotado de un gran sentido de la est¨¦tica, que tantas veces nos emocion o con sus bellas im¨¢ genesycon su rico, preciso y cautivador lenguaje, el F¨¦lix trabajador infatigable, entregado totalmente a su tarea y a las servidumbres que ¨¦sta comportaba.
La imagen de F¨¦lix en la pantalla no puede hacernos olvidar al trabajador concienzudo y responsable. Sus proramas televisivos apenas dejaban ver la punta de un colosal iceberg en cuanto a cap¨¢cidad de trabajo. F¨¦lix pose¨ªa el secreto de la f¨¢cil comunicaci¨®n. y su carisma llegaba al p¨²blico, que aceptaba y descubr¨ªa, a trav¨¦s de su palabra, emocionada y emocionante, un mundo casi desconocido y una actitud ejemplar ante ese mundo. Actitud que ha servido de lecci¨®n a toda una generaci¨®n de espa?oles: su amor a los animales. y a la naturaleza en general, se h¨¢ contagiado a millones de espa?oles que antes de F¨¦lix desconoc¨ªan dicha lecci¨®n.
Su amor a la naturaleza se difundi¨®, sobre todo, entre los ni?os, por quienes F¨¦lix sent¨ªa una especial predilecci¨®n. El tema de los ni?os le preocupaba apasionadamente, dando as¨ª muestras -una vez m¨¢s- de su gran sensibilidad. Recuerdo a F¨¦lix rodeado de ni?os a quienes firmaba aut¨®grafos infatigablemente. Recuerdo tambi¨¦n a F¨¦lix coment¨¢ndome que era a¨²n m¨¢s importante invertir en la educaci¨®n de los ni?os que en la de los nlayores. Y compruebo -por las numerosas cartas que a su nombre nos llegan cada d¨ªa- el gran amor y la enorme admiraci¨®n con que los ni?os le correspond¨ªan.
Esta labor pedag¨®gica de F¨¦lix -esta labor civilizadora- basta para elevarle a la categor¨ªa de gran educador. En este campo, F¨¦lix ha sido -sin duda alguna- uno de los hombres m¨¢s importantes que ha tenido Espa?a en los ¨²ltimos a?os, uno de los hombres que m¨¢s han hecho por Espa?a, por elevar su cultura, que es una forma de elevar el pa¨ªs. Y, ante esta evidencia, uno no puede por menos de preguntarse: ?Por qu¨¦ siempre se nos van los mejores?
F¨¦lix se ha ido..., pero su obra debe continuar. Es el mejor homenaje que podemos rendirle. Un homenaje permanente de atenci¨®n, amor y respeto a nuestros paisajes y a nuestros animales. Ser¨¢ una forma de tenerle todav¨ªa entre nosotros.
A F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente me un¨ªan m¨²ltiples afinidades, pero ¨²nicamente mencionar¨¦ la que inici¨® y ciment¨® nuestra amistad: el amor por la divulgaci¨®n, tarea pedag¨®gica de la que tan necesitado est¨¢ nuestro pa¨ªs, y en la que F¨¦lix sobresali¨® al atraer al gran p¨²blico hacia un tema en principio tan ingrato y a la vez tan sugestivo como son los temas cient¨ªficos. F¨¦lix, sin duda, ser¨¢ un modelo para los eruditos, cient¨ªficos y pedagogos que act¨²an en los grandes medios de difusi¨®n; eruditos y cient¨ªficos que frecuentemente envidiaron a F¨¦lix -F¨¦lix tuvo el honor de ser envidiado por muchos-, pero que si prosiguen el camino por ¨¦l desbrozado, podr¨¢n hacer llegar a todos nosotros no s¨®lo el contenido de la ciencia, sino tambi¨¦n el gesto y la voz adecuados para convertir la teor¨ªa en impulso vital. Tengo la seguridad de que este servicio cultural ser¨¢, a la larga, reconocido, de que ya se ha abierto una ruta que va a ser recorrida y prolongada por miles de adeptos.
Marcelle, la esposa de F¨¦lix, me dec¨ªa en el emocionado adi¨®s de Madrid: ?Tengo la sensaci¨®n de que F¨¦lix sigue vivo, de que simplemente ha emprendido un largo viaje del que tardar¨¢ en regresar.? Todos sus amigos y admiradores compartimos este sentimiento. Para m¨ª, F¨¦lix estar¨¢ siempre presente en los libres espacios de Africa, que tuve el privilegio de descubrir a su lado; estar¨¢ siempre presente en la pantalla de televisi¨®n, que ¨¦l supo utilizar tan sabiamente; estar¨¢ siempre presente en sus libros sobre la naturaleza, que tanto han ense?ado -y seguir¨¢n ense?ando- a sus apasionados lectores de medio mundo.
S¨ª, Marcelle ten¨ªa raz¨®n: un largo viaje, una prolongada auencia, que no ser¨¢ definitiva si imped imos que el olvido y la rutina aniden en nosotros. S¨®lo entonces estar¨¢n justificadas las ¨²ltimas palabras de F¨¦lix en televisi¨®n: ?Queridos amigos, muchas gracias.?
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