Lecciones y consecuencias del accidente de la central nuclear de Three Mile Island
Hace ahora un a?o, los 15.000 millones de curios de radiactividad que estaban en el n¨²cleo del reactor de Tliree Miles Island pudieron haber salido de forma totalmente incontrolada al medio ambiente.Para dar una idea de lo que esta cifra representa, basta decir que una fuente de un curio requiere un blindaje de medio metro de cemento para poder ser transportada y almacenada.
Se estuvo entonces cerca del desastre, pero no se lleg¨® al mismo. Las cantidades masivas de radiactividad que salieron del n¨²cleo a trav¨¦s de sus circuitos de refrigeraci¨®n fueron retenidas en los tanques y recintos de la central y sus edificios auxiliares. En comparaci¨®n con lo que hab¨ªa dentro, s¨®lo cantidades insignificantes de radiactividad salieron al entorno. El informe Keineny, elaborado para el presidente Carter, reconoc¨ªa que el impacto m¨¢s importante para la poblaci¨®n que viv¨ªa alred¨¦dor de la central hab¨ªa sido de car¨¢cter psicol¨®gico.
Pero hecho de que se hubiese evitado lo peor no implicaba que los probiemas hubiesen terminado. Econ¨®micamente, una inversi¨®n de 100.000 millones de pesetas quedaba inutilizada. Y adem¨¢s hab¨ªa que enfrentarse con un edificio de contenci¨®n que estaba fuertemente contaminado. Los productos de fisi¨®n responsables de esta contaminaci¨®n se encuentran en las aguas y en el aire del interior de la central y continuar¨¢n siendo altamente radiactivos durante siglos.
La idea de convertir la central en una gigantesca fosa radiactiva ad aeternum fue pronto abandonada, y se opt¨® por la alternativa m¨¢s racional de tratar de descontaminar la, la cual debe de enfrentarse, sin embargo, con las dificultades siguientes:
Secarece de experiencia en una operaci¨®n de este tipo y envergadura.
Aunque resulta aventurado estimar sus costes econ¨®micos, el informe Kemeny los cifraba entre 18.000 y 35.000 millones de pesetas.
La operaci¨®n va a ser tambi¨¦n altamente costosa, en t¨¦rminos de las dosis radiactivas que recibir¨¢n los trabajadores que la efect¨²en. Muchos de ellos tendr¨¢n en pocas horas, o quiz¨¢ minutos, las dosis m¨¢ximas legalmente admitidas. Despu¨¦s de un a?o, los niveles ra.diactivos dentro de la central contin¨²an siendo letales.
Con independencia del riesfo permanente de escapes incontro ados, la descontaminaci¨®n exigir¨¢ la evacuaci¨®n controlada al entorno de productos radiactivos. Esto implicar¨¢, como m¨ªnimo, nuevos costes psicol¨®gicos para la poblaci¨®n circundante.
El primer paso de la descontanfinaci¨®n exige evacuar los gases y las aguas radiactivas. Para hacerlo es preciso purificarlas previamente para retener la radiactividad. La dificultad de la purificaci¨®n var¨ªa: de unos productos radiactivos a otros. En ning¨²n caso se logra el ciento por ciento, aunque, dependiendo delos costes que se quieran pagar, es posible aproximarse esta cifra. El kripton, por ejemplo, presenta grandes dificultades de purificaci¨®n; pero el hecho de que deje de ser radiactivo en seguida hace que se pueda l¨ªberar al entorno sin peligro cantidades importantes (del orden de miles de curios) de este gas. Para otros productos radiactivos la historia es totalmente diferente.
Las causas reales
Adem¨¢s del informe Kemeny, ha aparecido ya otro informe de la Comisi¨®n de Regulaci¨®n Nuclear (NCR) norteamericana, conocido como informe Rogovin.
De ambos se desprende que, con independencia de los acontecimientos t¨¦cnicos concretos, los or¨ªgenes aut¨¦nticos del accidente tuvieron las siguientes causas:
1?. La compa?¨ªa el¨¦ctrica propietaria no ten¨ªa ni experiencia, ni personal, ni conocimientos para operar un reactor nuclear.
2.? Ni el vendedor, Babcock & Wilcox, ni el propietario dieron suficiente atenci¨®n a la seguridad nuclear ni se preocuparon de sacar experiencias de accidentes similares previos.
3.? El entrenamiento y formaci¨®n de los operadores de la central eran insuficientes e inadecuados.
4.? La NRC, por sus enfoques, prejuicios, personal y organizaci¨®n, fall¨® en su misi¨®n de garantizar un nivel aceptable de seguridad. .
5.? Para la NRC, los intereses econ¨®micos de las compa?¨ªas el¨¦ctricas pesaban m¨¢s que las exigencias de seguridad especialmente a la hora de aplicar requisitos nuevos a plantas ya en operaci¨®n.
6.? Los planes de evacuaci¨®n de emergencia eran, en Estados Unidos, o inexistentes o, como en el caso de Harrisburg, inadecuados.
Perspectivas para la opci¨®n nuclear
Es ahora evidente que Harrisburg represent¨® para la opci¨®n nuclear un fuerte golpe, pero no uno de tipo mortal o de efectos irrecuperables.
Como consecuencia del mismo, las instituciones y organismos que regulan la seguridad nuclear est¨¢n siendo potenciados y reestructurados en todo el mundo. La tendenes a acentuar al m¨¢ximo las exigencias de seguridad, tanto en las centrales de operaci¨®n como en los nuevos dise?os, y tambi¨¦n a aumentar el control p¨²blico sobre este tipo de energ¨ªa.
Al mismo tiempo, los emplazamientos de las nuevas centrales tendr¨¢n siempre que localizarse en zonas alejadas de las concentraciones de poblaci¨®n.
De las alternativas que existen para la generaci¨®n de electricidad, el petr¨®leo se sigue considerando inviable por sus continuas y, previsiblemente, incesantes alzas.
La alternativa del carb¨®n ha resultado, indudablemente, potenciada, y lo seguir¨¢ siendo mientras sus efectos sobre la salud, causados por el azufre y el clima, debidos al CO2, no lleguen a ser in¨ªolerables.
Los grandes programas nucleares que se elaboraron sobre el papel a principios de los a?os setenta han tenido que ser replanteados. En general, ni los gobernantes ni el pueblo, cuando ha sido consultado, han optado por abandonarlos del todo, especialmente en los casos de centrales en operaci¨®n o construcci¨®n, o en los proyectos en los que hab¨ªa ya comprometidas importantes sumas en equipos. El caso de la central austriaca de Zwentendorf es pr¨¢cticamente la ¨²nica excepci¨®n a esta regla.
Lo razonable parece ser el mantener la opci¨®n nuclear como un sistema complementario para la producci¨®n de electricidad y continuar su desarrollo a ritmo moderado. El hacer depender a una sociedad posindustrial exclusivamente de la energ¨ªa nuclear ser¨ªa irresponsable, pues en una situaci¨®n de crisis igual o peor que la de Harrisburg podr¨ªa exigirse el cierre de todos los reactores en operaci¨®n, y esto conducir¨ªa directamente al caos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.