Mrs. Thatcher: la austeridad, a prueba
EN LOS ¨²ltimos treinta a?os, Inglaterra ha acumulado un enorme retraso econ¨®mico respecto a sus m¨¢s pr¨®ximos vecinos y competidores. Actualmente, la cantidad de bienes y servicios producidos por los 24,6 millones de ingleses, hombres y mujeres, que componen su poblaci¨®n activa, no llegan ni siquiera a la mitad de lo producido por el mismo n¨²mero de alemanes de la Rep¨²blica Federal; mientras que veinte millones de franceses activos producen, a su vez, un tercio m¨¢s que toda la fuerza laboral brit¨¢nica. Para quienes se pregunten c¨®mo es posible que un pa¨ªs vencedor en la segunda guerra mundial y que fue un ejemplo de coraje y sacrificio se haya adentrado por una senda en que sus resultados econ¨®micos han sido desastrosos e incomparablemente inferiores a los de los otros pa¨ªses industriales, s¨®lo hay una respuesta: Inglaterra ha estado viviendo por encima de sus posibilidades. A?o tras a?o, la sociedad inglesa no ha sido capaz de actualizar sus inversiones, no s¨®lo en cantidad, sino muy especialmente en calidad. Los resultados de la industria brit¨¢nica son hoy mucho m¨¢s pobres que los de sus competidores franceses, italianos o alemanes.Los males se han agravado ¨²ltimamente. Desde la crisis del petr¨®leo, el crecimiento de la econom¨ªa brit¨¢nica no ha llegado al 1% anual (Espa?a ha tenido como media anual un modesto 3%), su balanza de pagos arroja d¨¦ficit continuados que s¨®lo el petr¨®leo del mar del Norte consiguen remediar parcialmente, mientras la inflaci¨®n se eleva a cotas superiores al 16% en los ¨²ltimos cinco a?os. Estas circunstacias y una ininterrumpida conflitividad laboral debieron influir de modo decisivo en las ¨²ltimas elecciones brit¨¢nicas, cuando la balanza se inclinaba con fuerza del lado de la se?ora Thatcher, es decir, una pol¨ªtica poco conocida, que no promet¨ªa. nuevas abundancias, sino serias y dolorosas disciplinas.
El Gobierno de la se?ora Thatcher hasta ahora ha realizado lo prometido y, a fines de marzo, con ocasi¨®n de la presentaci¨®n del nuevo presupuesto, el Ministerio de Hacienda ha propuesto al Parlamento una estrategia financiera que no se limita al a?o fiscal, sino que se extiende al medio plazo. La prioridad de este nuevo planteamiento consiste exclusivamente en reducir la tasa de inflaci¨®n desde el 16,5% actual (que tiene adem¨¢s muchas probabilidades de elevarse hasta el 20% en el segundo trimestre del a?o) hasta un 5% ¨® 6% en 1982-1983. Este r¨¢pido descenso se pretende conseguir a trav¨¦s de una continua reducci¨®n de la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero, apoyada en una progresiva reducci¨®n del gasto p¨²blico. No hay alusiones a una pol¨ªtica de rentas.
Las perspectivas de la econom¨ªa brit¨¢nica para 1980 son bastante sombr¨ªas. La producci¨®n total, medida a trav¨¦s de la tasa de evoluci¨®n del PIB real, se prev¨¦ que caer¨¢ en un 2,5%; es decir, la ca¨ªda mayor desde la segunda guerra mundial. El paro crecer¨¢ desde 1,4 a 1,8 millones de trabajadores, en un per¨ªodo de doce meses a contar desde ahora. Sin embargo, el Gobierno anuncia y mantiene su decisi¨®n de cortar los gastos p¨²blicos, a diferencia de lo que los Gobiernos anteriores, conservadores y laboristas, hab¨ªan practicado. Desde su punto de vista, el aumento del gasto p¨²blico y de la cantidad de dinero no reanima recursos ociosos o suscita inversiones productivas; simplemente produce inflaci¨®n e incentiva la ineficacia.
La prioridad del programa ingl¨¦s se centra en reducir la inflaci¨®n monetaria, lo que implica que la inflaci¨®n de costes y su consiguiente traducci¨®n en p¨¦rdida de competi tividad no va a desaparecer de hoy para ma?ana. El mensaje del ministro de Hacienda se?ala el prop¨®sito del Gobierno de no manipular el tipo de cambio para incrementar pasajeramente la competitividad de las empresas y, al mismo tiempo, anuncia su decisi¨®n de limitar al m¨¢ximo las ayudas en favor de la tesorer¨ªa de las empre sas p¨²blicas. Los est¨ªmulos s¨®lo vendr¨¢n por una dismi nuci¨®n en los tipos de inter¨¦s, que es lo que permitir¨¢ ayudar a las empresas en expansi¨®n que necesitan y merecen cr¨¦ditos para sus proyectos, y que naturalmente ser¨¢n aquellas que han controlado de modo razonable sus costes y su consiguiente traducci¨®n en p¨¦rdida de competirios, acostumbrados a los cr¨¦ditos de socorro y las subvenciones de emergencia convertidas en perinanen tes. Para los trabajadores supone m¨¢s paro si los niveles de peticiones salariales se mantienen como hasta ahora.
Los riesgos de una pol¨ªtica as¨ª son grandes, pero de alg¨²n modo limitados. El petr¨®leo del mar del Norte supone una buena v¨¢lvula de seguridad si la crisis se desboca y hubiera entonces que echar mano de un aumento del gasto p¨²blico para combatir el paro masivo o la recesi¨®n total. El ministro de Hacienda ha tratado de quitar importancia a los ingresos del petr¨®leo, reiterando que s¨®lo suponen un 6% del PIB del Reino Unido, con la intenci¨®n de poner a los brit¨¢nicos ante la disyuntiva de que el filo de la navaja que se les ofrece es un camino que conduce hacia la inversi¨®n y la libre iniciativa. La opci¨®n que plantean los nuevos conservadores es la de buscar un sentido a una sociedad que, de alg¨²n modo, est¨¢ confundiendo el arte de vivir y de la innovaci¨®n creadora, con una especie de resignaci¨®n vegetativa. Del ¨¦xito de esta pol¨ªtica y de su aceptaci¨®n o no por el electorado, los pr¨®ximos meses rendir¨¢njusta cuenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.