El PNV y las responsabilidades

LA DESIGNACION por el Parlamento vasco, elegido en las urnas hace un mes, de Carlos Garaikoetxea, como presidente del Gobierno de Euskadi es el pen¨²ltimo paso de la larga marcha, trabajosa y !rizada de peligros, hacia el establecimiento de las instituciones de autogobierno en aquel territorio aut¨®nomo. La formaci¨®n del Gobierno, prevista para la pr¨®xima semana, y la cristalizaci¨®n en un programa concreto de las intenciones y directrices generales expresadas por el nuevo lendakari significar¨¢ la culminaci¨®n de ese proceso.La sesi¨®n celebrada en la Casa de Juntas de Guernica es un buen motivo para reflexionar acerca del enorme trecho que todos hemos recorrido, los ciudadanos que viven en Euskadi como los que habitamos en el resto de Espa?a, en la b¨²squeda de f¨®rmulas de pacificaci¨®n social, de convivencia civil y de respeto, tanto a los derechos individuales como a los de las comunidades hist¨®ricas desde julio de 1976.

Las armas asesinas de los territorios contin¨²an sembrando la muerte y la desolaci¨®n; siguen produci¨¦ndose inicuas violaciones de los derechos humanos bajo el amparo de instituciones injustamente salpicadas por quienes dicen defender pero que con sus acciones las desprestigian y ensucian; no faltan tampoco s¨ªntomas de eventuales crispaciones entre las dos comunidades culturales e idiom¨¢ticas que conviven en Euskadi y que deber¨ªan fundirse, superando las tentaciones tribales, sin hegemon¨ªas ni subordinaciones; y la brecha de desconfianza abierta entre el Gobierno del Estado y el Partido Nacionalista Vasco s¨®lo podr¨¢ cerrarse si el desarrollo constitucional y la acci¨®n gubernamental no cercenan ni la letra ni el esp¨ªritu del Estatuto de Guernica, y, si el Gobierno vasco plantea con sensatez, esp¨ªritu comprensivo y posibilismo sus relaciones con la Administraci¨®n central. Sin embargo, simple recuerdo de que hace s¨®lo cuatro a?os la ikurri?a era un s¨ªmbolo ilegal, el PNV exist¨ªa en la clandestinidad y el, primer Gobierno de la Monarqu¨ªa se negaba a concebir siquiera la posibilidad de verdaderas instituciones de autogobierno en el Pa¨ªs Vasco, basta para poner de relieve el camino recorrido desde entonces. Tambi¨¦n puede servir de contrapunto, a la hora de hacer un balance positivo del tiempo transcurrido, se?alar c¨®mo s¨®lo hace a?o y medio los nacionalistas vascos se absten¨ªan en el refer¨¦ndum constitucional y hasta qu¨¦ punto las incertidumbres sobre el desenlace de las negociaciones entre el PNV y el Gobierno en tomo al Estatuto de Guernica, en el verano de 1979, mantuvieron en la crispaci¨®n a todo el pa¨ªs.

El Partido Nacionalista Vasco, a partir de la aprobaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa, ha entrado clara e irreversiblemente en la senda constitucional. El enorme hueco creado por el fallecimiento de Ajurriaguerra est¨¢ comenzando a ser cubierto por el liderazgo inteligente, responsable y valiente del lendakari Garaikoetxea y por la maduraci¨®n del grupo dirigente del PNV, hasta hace poco amenazado de inestabilidad por esa extra?a fusi¨®n de derechismo pol¨ªtico y de radicalismo nacionalista, que caracteriza al sector encabezado por Ormaza. Las sucesivas consultas electorales han afianzado y consolidado la hegemon¨ªa del nacionalismo vasco moderado, que ahora dispone de la mayor¨ªa relativa en el Parlamento vasco, de acuerdo. con los resultados electorales, y de la mayor¨ªa absoluta, si los diputados de Herri Batasuna persisten en su retirada.

De esta forma, la veterana formaci¨®n pol¨ªtica fundada por Sabino Arana se halla en condiciones de asumir las responsabilidades del poder y de demostrar, en los hechos, su capacidad para llevar adelante la dificil tarea de pacificar el Pa¨ªs Vasco, de hacer compatible la defensa del idioma y de las se?as de identidad cultural de los euskaldunes con el respeto al idioma y a la cultura de la poblaci¨®n inmigrada, y de crear las condiciones para la recuperaci¨®n econ¨®mica y el alivio de la grave crisis por la que atraviesa la industria vizca¨ªtia y guipuzcoana. El discurso del lendakari Garaikoetxea, demasiado complejo y matizado como para ser le¨ªdo a la ligera y necesitado, por lo dem¨¢s, de la concreci¨®n de su programa de gobierno para poder ser enjuiciado, apunt¨® ideas interesantes y sugerencias valiosas en esos terrenos.

En cualquier caso, el nuevo Gobierno de Euskadi, situado desde el comienzo en una peligrosa situaci¨®n de debilidad parlamentaria por el escas¨ªsimo margen de la votaci¨®n de investidura de su presidente, tiene todo el derecho a esperar de la sociedad vasca, de la opini¨®n democr¨¢tica del resto de Espa?a y de las instituciones del Estado el margen de confianza y las ayudas necesarias para iniciar y llevar adelante su labor. Entre otras cosas, porque s¨®lo si su empe?o tiene ¨¦xito la paz podr¨¢ volver al Pa¨ªs Vasco y el siniestro espectro de una colectividad humana dividida fratricidamente en dos comunidades culturales hostiles desaparecer¨¢ para siempre.