La apat¨ªa rayista facilit¨® el triunfo del Athl¨¦tic
La sorprendente apat¨ªa general del Rayo, de la que apenas se salvan Anero, Tanco, Custodio y Clares, y las facilidades defensivas, empujaron el c¨®modo triunfo de? Athl¨¦tic. El equipo bilba¨ªno no tuvo necesidad de esforzarse en demas¨ªa, y su triunfo lleg¨® por la ley del m¨ªnimo esfuerzo, y al amparo de los graves fallos rayistas.Pec¨® de ingenuidad y miedo el Rayo en San Mam¨¦s. Cuando cab¨ªa esperar un equipo, al menos aguerrido, voluntarioso y con af¨¢n por dejarse la piel en el campo, el Athl¨¦tic se encontr¨® con un rival facil¨®n, adormecido y con una m¨ªnima garra, impropia del equipo que se debate en zona de descenso con seis peligrosos negativos. Las arremetidas del lateral Urquiaga, la sapiencia de Rojo, y la peligrosidad adelante de Dan?, como siempre, bastaron al Athl¨¦tic para encarrilar ya en el primer tiempo su victoria. Dan?, pesadilla continua de Rocamora, volvi¨® a resultar decisivo.
Hubo una jugada, sin embargo, que pudo haber servido al Rayo como bal¨®n de ox¨ªgeno, y como incentivo para mejorar su corto esp¨ªritu. Fue en el minuto veintiocho, cuando Goicoechea cort¨® en falta, dentro del ¨¢rea, una acci¨®n de Morena. Garc¨ªa Carri¨®n, ¨¢rbitro que no suele arriesgar -dirigi¨® el Madrid-Real Sociedad- contemporiz¨® y pas¨® por alto la ?legalidad.
El tercer gol vasco, nada m¨¢s comenzar el segundo tiempo, supuso ya la confirmaci¨®n del triunfo local. Al Rayo no se le hab¨ªa intuido nunca capacidad para alborotar excesivamente, aunque la codicia de Clares y el buen hacer de Custodio propiciaron sus mejores minutos. Morena aprovech¨® un claro penalti de Urquiaga para sumar su gol n¨²mero veinte -se ha situado como ?pichichi? de Primera-, y sendos remates de Custodio y Salazar permitieron a Aguirreoa lucirse en dos magn¨ªficas intervenciones.
Las ocasiones vallecanas, si embargo, hab¨ªan ca¨ªdo m¨¢s com producto de la lentitud bilba¨ªna que como aciertos propios. Y en la pr¨¢ctica resultaron un espejismo aunque sirvi¨® para poner de manifiesto que el Athl¨¦tic no est¨¢, precisamente, para alardes. Fall¨® atr¨¢s, inconstante en la media, s¨®lo con la sempiterna habilida ofensiva de Dan?. Estas m¨ªnimas virtudes magnifican, por otro lado el pobre papel desempe?ado por e Rayo.
La abultada victoria acab¨® de consumarla un jugador especial, sorprendente. Se trata de Sarabia, futbolista de excelente t¨¦cnica individual, h¨¢bil regate y buena zancada, que volvi¨® a marcar un gol precioso, al estilo del que le hizo al Madrid.
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