Verg¨¹enza ajena
La p¨¦rdida de tiempo de que ayer hizo gala el Congreso de los, Diputados puede pasar a la historia de las inutilidades parlamentarias. La credibilidad en la instituci¨®n legislativa no ha salido fortalecida tras la hora y media de votaci¨®n y escrutinio sobre los seis consejeros de RTVE, con resultado que previamente se sab¨ªa infructuoso. Si el n¨²mero de votantes era menor que el exigido para ser elegido, ?c¨®mo no se evit¨® al pa¨ªs el espect¨¢culo de un acto pol¨ªtico in¨²til, pero oneroso para los espa?oles representados en un Parlamento que, por otra parte, tiene una recargada agenda de trabajo pendiente?Los grandes grupos parlamentarios, centristas y socialistas, se arrojan mutuamente la culpabilidad de esta votaci¨®n ins¨®lita, expresi¨®n de la incapacidad de UCD y PSOE para ponerse de acuerdo en este momento sobre seis personas que pongan orden en RTVE, cuando fueron capaces de consensuar hace s¨®lo dos a?os toda una Constituci¨®n. Sea cierta la voluntad obstruccionista de UCD o la tozudez y exigencias excesivas del PSOE, lo cierto es que el espect¨¢culo dado ayer por el Congreso de los Diputados fue de aut¨¦ntica verg¨¹enza ajena para quienes tuvimos que contemplarlo.
Los se?ores diputados, sin embargo, no parecieron inmutarse. Siete de ellos aprovecharon la oportunidad para hacer bromas con la votaci¨®n, colocando en las papeletas nombres inveros¨ªmiles o ir¨®nicos, en un divertimiento que ser¨ªa feliz si no se hiciera a costa de una instituci¨®n pagada con dinero p¨²blico y echando balones fuera cara al necesario saneamiento del m¨¢s poderoso medio de comunicaci¨®n social. La actitud m¨¢s coherente la protagonizaron los diecisiete diputados que, puestos en la tesitura de votar, lo hicieron en blanco.
Esperemos que nuestros pol¨ªticos, cuando lean ahora en los peri¨®dicos que los representantes del pueblo ocupan sus horas en ridiculizar el futuro consejo de administraci¨®n de RTVE mediante nominaciones esperp¨¦nticas, no acusen a los periodistas de denigrar la instituci¨®n parlamentaria. Una vez m¨¢s, la informaci¨®n es un espejo de la realidad.
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