"El trasvase de los sectores pac¨ªficos a los partidarios de la lucha armada, o viceversa, depender¨¢ del desarrollo del Estatuto
Pregunta. Setenta y cuatro mil ciudadanos de Vizcaya, Guip¨²zcoa y Alava variaron el destino de su voto en un a?o (1 de marzo d e 1979 al 9 de marzo de 1980), para, abandonando otras opciones pol¨ªticas, generalmente de signo conservador, entregar su confianza al PNV. ?C¨®mo explica este fen¨®meno?Respuesta. Creo, que en buena medida, se debe al hecho de que el PNV ostenta una trayectoria honrada y consecuencia. Nadie podr¨¢ decir que hemos traicionado un planteamiento, roto un compromiso o cedido al oportunismo, vulnerando cuestiones de principio. Somos un partido serio y cumplidor. Nuestros planteamientos, firmes, pero moderados y realistas, lejos de tanta demagogia y utop¨ªa, tambi¨¦n acaban por prevalecer en una sociedad que se va serenando pol¨ªticamente. Desde otro punto de vista, es un partido popular, que agrupa a sectores bien diversos, con un objetivo espec¨ªfico, fundamental, como es la obtenci¨®n de las libertades nacionales del pueblo vasco. Es popular, en otro sentido, por la composici¨®n sociol¨®gica, ya que est¨¢ b¨¢sicamente integrado por la clase media y trabajadora. El PNV es un partido cuyos planteamientos calificar¨ªa yo sin vacilar (no hay m¨¢s que leer nuestras ponencias) de socialdemocr¨¢ticos, que no reniega de su adscripci¨®n originaria a la dem¨®cracia cristiana, cuya bien entendida inspiraci¨®n humanista invoca.
P. Sin embargo, al Partido Nacionalista Vasco se le considera, desde sectores de izquierda, ¨ªntimamente ligado al capital vasco.
R. Eso es mentira, y lo saben de sobra quienes lo afirman. Algunos de esos cr¨ªticos m¨¢s cualificados me han expresado a m¨ª, en privado, que suelen comentar en su partido que a la hora de la verdad hacemos una pol¨ªtica m¨¢s progresista que la de ellos y que ver una concentraci¨®n de 150.000 personas del PNV es el mejor exponente de lo que es el partido. Pero, como es l¨®gico, la mejor manera de ganar clientela entre los partidos de izquierda es tratando de integrar al PNV en la derecha y lig¨¢ndolo al capital.
?Que se enteren de una vez!, el gran capital nunca ha estado con nosotros, y s¨ª peque?os y medianos empresarios, que han aceptado nuestros planteamientos progresistas. Es mucho m¨¢s meritorio comprometer a ¨¦stos a un cambio social que persuadir a los estamentos menos favorecidos, que son mayor¨ªa en nuestro partido.
P. Algunos dirigentes y candidatos de su partido han utilizado en la campa?a electoral los calificativos ?peligro? y ?enemigo? a la hora de referirse al marxismo y comunismo. ?C¨®mo valora esta afirmaci¨®n?
R. Yo no recuerdo afirmaciones como las que usted me dice respecto del marxismo o comunismo. M¨¢s bien, lo que alguien hizo fue denunciar el ?criptocomunismo? de Euskadiko Ezkerra. Por supuesto, so somos ni marxistas ni comunistas, pero, de cualquier forma, no soy partidario de hacer declaraciones, como las hizo un cualificado candidato del PSOE de Euskadi, que afirm¨® que el PNV es el principal enemigo del pueblo vasco. Para m¨ª, nuestro peor enemigo hoy es el paro y la violencia.
"Hay independientes y autonomistas"
P. En gran parte del Estado Espa?ol, y fundamentalmente entre la clase pol¨ªtica espa?ola (y muy especialmente en los c¨ªrculos gubernamentales), se temen veleidades independentistas del PNV. ?Es independentista su partido? ?Est¨¢ para ustedes descartada la opci¨®n independentista?
R. En nuestro partido, es cierto, hay independentistas y tambi¨¦n autonomistas. Reconducir este nacionalismo complejo a una f¨®rmula que haga compatible un sistema de autogobierno y una garant¨ªa de defensa y desarrollo de la identidad e intereses nacionales vascos con un Estado plurinacional es una tarea que el poder central, m¨¢s que nadie, tendr¨ªa que agradecer. Porque, evidentemente, si no se garantiza esa compatibilidad, todo el nacionalismo podr¨ªa ser independentista y renegar de un Estado que no admite el hecho nacional vasco.
P. ?Qu¨¦ le sugiere el concepto ?Estado de las autonom¨ªas??
R. Un Estado de las autonom¨ªas, en la pr¨¢ctica -no tanto en el terreno de los principios- puede aportarnos un autogobierno similar al de un sistema federal. Incluso este ¨²ltimo puede servir de pretexto a. algunos para propugnar una f¨®rmula estatal, que imponga un nuevo sistema uniformista, en el que se pretenda desdibujar la realidad diferencial de las nacionalidades, mediante f¨®rmulas que signifiquen ?caf¨¦ para todos? (valga la expresi¨®n), con la esperanza de igualar por abajo y no por arriba, como yo suelo decir.
En cualquier caso, en el terreno de los principios, y suponiendo una concepci¨®n federal profunda y no artificiosa, establecida sobre las aut¨¦nticas nacionalidades que hoy componen el Estado, nosotros tenemos que declaramos m¨¢s partidarios del Estado federal.
P. ?Solicitar¨ªa, en alg¨²n caso, el Partido Nacionalista Vasco el derecho de autodeterminaci¨®n del pueblo vasco?
R. El derecho de autodeterminaci¨®n, en el terreno de los principios, me gustar¨ªa saber cu¨¢ntos son los partidos que lo rechazan y cu¨¢ntos lo aceptan en Espa?a. Otra cosa es que hayan considerado oportuno o no su encaje constitucional hoy y aqu¨ª. Nosotros, como nacionalistas, no podemos estar contra este principio, aunque sepamos hacer pol¨ªtica que considera todas las circunstancias y opciones existentes e intenta conciliar sus puntos de vista con los de las restantes fuerzas pol¨ªticas, en bien de la democracia.
P. Un sector de poblaci¨®n no nativa del Pa¨ªs Vasco teme la discriminaci¨®n de los nacionalistas en el poder, en raz¨®n de su origen, del desconocimiento del euskera. En este sentido, los recelos parecen ser especialmente frecuentes entre el funcionariado.
R. A ese sector al que usted se refiere, algunos partidos, especialmente UCD y PSOE, le han intentado asustar interesadamente, con objeto de adjudic¨¢rselo en exclusiva. Nosotros nunca repetiremos las. barbaridades que se hicieron con nuestra lengua y cultura y con el sentimiento vasquista. Jam¨¢s impondremos el euskera de forma irracional.
P. ?Qu¨¦ razones han movido al PNV a gobernar en solitario contando con una exigua mayor¨ªa parlamentaria? ?Ha barajado alguna otra f¨®rmula de Gobierno?
R. Tenemos una mayor¨ªa que nos permite gobernar en condiciones menos precarias que las que se dan en el Parlamento espa?ol. Creemos que el momento de nuestro pa¨ªs, que exige una gran resolutividad y operatividad, aconseja que este Gobierno sea monocolor.
P. ?Valor¨® la posibilidad de gobernar con UCD?
R. Si no dese¨¢ramos entendernos con el poder, ser¨ªamos est¨²pidos. Si lo hici¨¦ramos a base de claudicar en nuestros principios y planteamientos, no ser¨ªamos honrados. Respecto a UCD nos separan, hoy por hoy, bastantes, cosas. Hay discrepancias ideol¨®gicas evidentes -con s¨®lo repasar nuestros programas y ponencias ideol¨®gicas pueden verse- Frente a un posicionamiento claramente derechista de UCD, se contrapone un planteamiento claramente socialdemocr¨¢tico del PNV.
En el tema de Navarra se impone un gran esfuerzo de racionalidad por parte de todos los partidos pol¨ªticos, para que, con un profundo respecto a los navarros y a sus instituciones, se busquen f¨®rmulas de conciliaci¨®n que no signifiquen el aplastamiento, como ahora su cede, del sentimiento vasco creciente, como es f¨¢cil observar hoy en Navarra. Es este un problema que est¨¢ siendo distorsionado y manipulado por la derecha navarra y por quienes, desde el centro, pretenden romper, cuando menos un proyecto pol¨ªtico vasco, desgajando de ¨¦l una parte fundamental del territorio de Euskadi. Se est¨¢ manipulando el tema, insisto, al atizar un sentimiento navarrista que se sit¨²a como antag¨®nico de lo vasco, cuando lo navarro es consustancial con lo vasco, cuando Navarra es cuna y ra¨ªz de Euskadi. A partir de esta convicci¨®n, pero tambi¨¦n con pleno respeto a otras convicciones que puedan existir, creo y espero que al final se imponga una actitud m¨¢s racional de determinados partidos de derecha, y en particular de UCD, para que se busque una v¨ªa, aun que sea espec¨ªfica, de vinculaci¨®n de Navarra con el resto del Pa¨ªs Vasco, acabando as¨ª con este pleito que es, quiz¨¢, la cuesti¨®n pendiente m¨¢s delicada de lo que se ha dado en llamar el ?problema vasco?.
P. Crisis econ¨®mica y paro, violencia y desarrollo urgente y fiel del Estatuto son los tres problemas ¨ªntimamente relacionados entre s¨ª a los que usted aludi¨® en Guernica como claves del momento actual.?C¨®mo abordar¨¢ su Gobierno el primero de ellos?
R. Preferir¨ªa se?alar antes que nada, para no levantar falsas expectativas e ilusiones, que cualquier actuaci¨®n, plan o medida que en este sentido pongamos en marcha va a estar limitada por la existencia de una econom¨ªa vasca dependiente e interrelacionada con otros espacios econ¨®micos, y estrechamente interrelacionada con la aplicaci¨®n leal y profunda del esp¨ªritu y la letra del Estatuto.
Teniendo en cuenta estos condicionantes, el Gobierno vasco podr¨¢ marcar unas l¨ªneas de actuaci¨®n destinadas a reducir el paro y reajustar nuestra estructura econ¨®mica, que podr¨ªan resumirse en el establecimiento del sector p¨²blico del Pa¨ªs Vasco; pol¨ªtica de inversi¨®n p¨²blica, sectorial y territorialmente diferenciada, destinada a cubrir las diferencias estructurales en aquellos campos del gasto p¨²blico en los que la redistribuci¨®n y la equidad est¨¦n garantizadas, y en los que el efecto inductor del empleo opere efectivamente; apoyo fiscal y crediticio a la inversi¨®n en sectores con mayor efecto multiplicador en puestos de trabajo.
Por otra parte, el concierto econ¨®mico entre la comunidad vasca y el Estado permitir¨¢ determinar el grado de contribuci¨®n del Pa¨ªs Vasco a las, cargas generales del Estado y al fondo de compensaci¨®n interterritorial, liberando. al mismo tiempo, el volumen de ingresos suficientes para acometer una pol¨ªtica de inversi¨®n y gasto p¨²blico.
P. Aunque son muchas las personas que a la vista de la realidad sociopol¨ªtica de Euskadi consideran que, pese al proceso de auto gobierno que ahora se inicia, la situaci¨®n de violencia que este territorio vive va a persistir, de una u otra manera, en los pr¨®ximos a?os, no es menos cierto que un sector importante de la poblaci¨®n tiene depositada en el PNV la esperanza de que su intervenci¨®n haga posible la pacificaci¨®n. Para afrontar esa ser¨ªa responsabilidad, ?qu¨¦ plan de paz se ha marcado el PNV desde el Gobierno?
R. He repetido hasta la saciedad que, analizando la situaci¨®n pol¨ªtica de Euskadi, destacan dos tesis pol¨ªticas enfrentadas: la de los que creemos y estamos apostando fuerte por las v¨ªas pol¨ªticas e institucionales y, por tanto, por las v¨ªas pac¨ªficas, y la de quienes piensan que los objetivos pol¨ªticos (independencia, socialismo), que, por otra parte, no son ileg¨ªtimos en el terreno de los principios, s¨®lo pueden alcanzarse a trav¨¦s de la llamada lucha armada.
Aunque quienes apoyan esta ¨²ltima estrategia constituyen un sector minoritario, el mismo es de la suficiente relevancia como para que la lucha armada, el ejercicio de la violencia persista y adquiera cotas cada vez m¨¢s altas, que todo el aparato coercitivo del Estado ha sido incapaz de reprimir, incluso en las ¨¦pocas m¨¢s duras de la dictadura.
Por otra parte, el trasvase de los sectores nacionalistas pac¨ªficos a los partidarios de la lucha armada, o viceversa, estar¨¢ en funci¨®n de la autenticidad, rapidez y profundidad del desarrollo estatutario. Esto no tiene vuelta de hoja, guste o no guste.
La conciencia y voluntad nacional, creo, son mucho mayores en Euskadi que en Baviera o en cualquier cant¨®n suizo. Por ello, aunque alguien se enoje, debo decir que la responsabilidad de lo que aqu¨ª pueda suceder la tendr¨¢ quien en Madrid quiera pasarse de listo tratando de ?dar la vuelta? al estatuto por v¨ªa de leyes org¨¢nicas, o por v¨ªa de un desarrollo estatutario rampl¨®n.
P. Pero, pese a que se produzca un desarrollo fiel y estricto del estatuto y el autogobierno deje sentir sus beneficios, ?no va a resultar dificil poner en orden un Pa¨ªs Vasco en el que al menos 150.000 personas (200.000 si contamos a Navarra) no aceptan ese estatuto, ni las v¨ªas institucionales emanadas de la reforma y apoyaran (te una manera formal o moral la lucha armada mientras no sean satisfechas sus reivindicaciones m¨ªnimas recogidas en la alternativa t¨¢ctica de KAS o de Herri Batasuna, que tambi¨¦n propugna ETA Militar?
R. El problema de la alternativa KAS es m¨¢s un problema de realismo pol¨ªtico y sentido del equilibrio para cooperar en la consolidaci¨®n de un Estado democr¨¢tico que un problema de principios. En este terreno, no ya nosotros, sino cualquier dem¨®crata, dif¨ªcilmente puede anatematizar que se reivindique la legalizaci¨®n de todos los partidos (aunque sean independentistas), el derecho a la autodeterminaci¨®n, la sustituci¨®n gradual de las Fuerzas de Orden P¨²blico por otras aut¨®nomas o la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, objetivos estos ?ltimos que, por lo dem¨¢s, no son exclusivos de KAS o de Herri Batasuna.
P. Dentro de la alternativa KAS, asumida por Herri Batasuna, se incluye el punto de la amnist¨ªa para un sector importante del pueblo vasco, condici¨®n indispensable para una eventual pacificaci¨®n de Euskadi. No parece aventurado pensar que el tema va a plantearse en el Parlamento a corto plazo. ?Cu¨¢l ser¨¢ la postura de su Gobierno al respecto?
R. S¨®lo en el contexto de un aut¨¦ntico programa de paz, que suponga el cese previo de la lucha armada, se podr¨¢ hablar de un plan de medidas de gracia. Desgraciadamente, hablar de esto suena a cruel iron¨ªa cuando o¨ªmos noticias de nuevos atentados a nuestro alrededor.
P. ?Es consciente de que a medio plazo y si no se produce un cese de la violencia tendr¨¢ que ser el propio Gobierno vasco quien deba hacer frente a la misma?
R. Lo dije en mi discurso de Guernica y lo repito. La pacificaci¨®n habr¨¢ que lograrla por un camino u otro. Por el camino menos traum¨¢tico para todos -a partir del di¨¢logo y la reconciliaci¨®n, que deberemos intentar por encima de todo- o por la v¨ªa larga e inexorable del cumplimiento sistem¨¢tico de la ley, que el Gobierno tendr¨¢ que imponer siempre y sin excepci¨®n, empleando todos los medios leg¨ªtimos a su alcance.
P. ?Para cu¨¢ndo contar¨¢ el Gobierno vasco con una polic¨ªa aut¨®noma dispuesta a hacerse cargo del orden p¨²blico en las provincias vascas?
R. Yo deseo que la polic¨ªa aut¨®noma est¨¦ en marcha cuanto antes, pero tampoco deseamos improvisar. Vamos a poner de inmediato en marcha su embri¨®n inicial. Pero conviene hacerse a la idea que s¨®lo el plan de formaci¨®n indispensable de los diversos cuerpos determinar¨¢ un calendario que, inevitablemente, tiene que dilatarse algo.
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