Sempr¨²n, Hortelano y Bengio analizan la obra de Boris Vian
Terminan las Jornadas Literarias de Barcelona
Jorge Sempr¨²n, Abraham Bengio y Juan Garc¨ªa Hortelano intervinieron en la mesa dedicada a Boris Vian por la editorial Bruguera, en una de sus ¨²ltimas jornadas literarias en Barcelona. Los escritores fueron coordinados por Ricardo Mu?oz Suay, que llev¨® la mesa con agradecido sentido del humor.Comenz¨® Jorge Sempr¨²n haciendo un retrato personal y pol¨ªtico del escritor franc¨¦s y de su c¨ªrculo surrealista. La nocturnidad, el jazz, la placita cercana a la rue Bonaparte, el Tabou, un chiringuito donde Vian hac¨ªa m¨²sica, daban el ambiente de una ¨¦poca en la que, seg¨²n Sempr¨²n, encontraba su primer final el tiempo extraordinario que sigui¨® en Par¨ªs a la guerra y la resistencia. Nombr¨® alrededor de Vian a Camus, a Sartre, A Merleau-Ponty, y se?al¨® que en una ¨¦poca en que pod¨ªa haber hombres que sab¨ªan hacer de todo -desde canciones a novelas, desde teatro a casi todo- pudieron aparecer estas figuras que, como Sartre, con la representaci¨®n, la encarnaci¨®n del intelectual universal. Una ¨¦poca en que el fen¨®meno existencialista era masivamente seguido por curiosidad, y cuando, con otro tipo de mass media, las revistas populares y del coraz¨®n segu¨ªan cada movimiento de esta gente. ?Incluso?, dijo, ?el comunismo parec¨ªa posible?.
Respecto al propio Vian, dijo que ?no nos d¨¢bamos cuenta de la importancia de lo que escrib¨ªa?. Y a nivel de ideas, esta importancia, asimilada por los j¨®venes posteriores al mayo de 1968, estriba en dos temas fundamentales: el primero, emblematizado en una frase: ?Lo que me interesa no es la felicidad de todos los hombres, sino la de cada uno en particular?, que ten¨ªa su corolario en otra tambi¨¦n del propio Vian: ?Las masas se equivocan. S¨®lo los individuos tienen raz¨®n?. La segunda idea, contrapuesta al esp¨ªritu de restauraci¨®n de la posguerra, era su odio al trabajo, considerado ?sin complejos?, dijo, ?como una maldici¨®n, como una enajenaci¨®n?. Abraham Bengio, director del Instituto Franc¨¦s de Madrid y especialista en Boris Vian, hizo un discurso sobre su personalidad desde terrenos psicoanal¨ªticos y cr¨ªticos. El vitalismo de Vian, su temprana muerte, su plenitud vital y las paradojas que han llenado su vida se mostraban, seg¨²n el se?or Bengio, en el contraste entre el supuesto pacifismo de su obra y la verdadera violencia brutal, entre el supuesto sentimentalismo de sus novelas y el escepticismo terrible de sus verdaderas posiciones, entre lo que llam¨® ?el mito de Saint Germain des Pres? y la necesidad vianesca de vivir una sola vida, y la especie de maldici¨®n de incomprensi¨®n: ?El terrible privilegio de que no le tomen a uno en serio?.
El novelista Juan Garc¨ªa Hortelano cubri¨® su tiempo con esa especial habilidad para el relato oral que le caracteriza. Si la suya fue la intervenci¨®n m¨¢s larga -lo hac¨ªa en un papel ins¨®lito: como traductor de El oto?o en Pek¨ªn para Bruguera-, el p¨²blico numeroso no la sinti¨® como tal. El tema de su disertaci¨®n era Por qu¨¦ nos gusta Boris Vian, y en ella retom¨® el relato de Sempr¨²n y lo desmitific¨® primero con alusiones a la gauche divine de los a?os sesenta catalanes; despu¨¦s de todo, dijo: ?Tan parecidos en las noches los circuitos cerrados sentimentales y el alcohol?. Despu¨¦s se centr¨® en nue Boris Vian es un autor divertido, lo que le servir¨ªa m¨¢s tarde para compararle ocasionalmente con Thomas Mann y destrozar respetuosamente la figura del autor de La monta?a m¨¢gica con esa forma de maldad del propio Borges.
De Vian dijo que ?era muy simp¨¢tico, muy listo, pero no muy inteligente?, para concluir que, en realidad, ?los novelistas no suelen ser muy inteligentes, y es conveniente que no lo sean?, porque la cosa creativa va m¨¢s por otros terrenos que el de la inteligencia: los de la sensibilidad. Naturalmente, la manera de hacer de Boris Vian ? no se pod¨ªa comprender entonces, porque no estaban ellos para entenderlo?. ?En cada ¨¦poca?, pensaba, ?hay siempre un Vian, y esto pone nerviosos a los que estamos en el oficio, y pone tambi¨¦n nerviosos a los editores?. Concluy¨® que el franc¨¦s fue un escritor de enorme lucidez, mayor que su inteligencia, y que a ella se deb¨ªa esa violencia particular, cercana a la del Quijote, y tambi¨¦n ese trabajo fundamental de Vian como inventor de lenguas. ?No fue quiz¨¢ un gran escritor, pero, sin duda, fue un gran manipulador del lenguaje?.
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