"R¨¦cord" y ruina de un navegante solitario
David Scott, navegante solitario, culmin¨® ayer su proeza de dar la vuelta al mundo en yate y regresar a sus or¨ªgenes: la costa inglesa. Cuando lleg¨® a Plymouth, el se?or Scott estaba m¨¢s satisfecho por haber vuelto a casa que por haber alcanzado dos r¨¦cords mundiales.
El se?or Scott, relajado y sonriente, hizo el viaje en 249 d¨ªas, veintitr¨¦s menos que quien le precedi¨® en parecida haza?a. El otro r¨¦cord batido por ¨¦l fue el de haber sido el navegante que m¨¢s tiempo ha estado solo en el mar.Entre la gente que recibi¨® a David Scott en la marinera ciudad de Plymouth, famosa por las regatas internacionales de las que sirve de puerto de referencia, hab¨ªa un personaje que no se enter¨® que estaba recibiendo a un h¨¦roe: Freddie, hijo del se?or Scott, de veinti¨²n meses. Las autoridades locales organizaron para el navegante una recepci¨®n que hubiera envidiado el aviador Lindberg.
La aventura de David Scott se produce pocos meses despu¨¦s de que Naomi Jones, la que le precedi¨® en el establecimiento de uno de estos r¨¦cords, hiciera su famosa traves¨ªa en solitario.
Naomi Jones fue m¨¢s afortunada que David Scott, sin embargo, porque cuando lleg¨® a tierra se hall¨® con un contrato sustancioso para contar su vida en un libro. David Scott se ha encontrado, al llegar a puerto, con que tendr¨¢ que vender su barco para poder seguir viviendo.
De momento no le alivia su horror al inmediato futuro el hecho de haber sido recordman por partida doble. David Scott, como decimos, es hoy el navegante solitario que m¨¢s tiempo ha pasado en el mar en un per¨ªodo continuado de tiempo. En 1976, sir Francis Chichester estableci¨® esa plusmarca en 226 d¨ªas.
La ruina econ¨®mica que el viaje le ha supuesto la ha dado por bien empleada el ?nuevo rey de los oc¨¦anos?, como se llama ya al se?or Scott en Gran Breta?a. ?Vali¨® la pena hacer el viaje hasta el ¨²ltimo penique?.
Otra de las compensaciones de llegar a tierra, despu¨¦s de tantos meses en el mar, ha sido la de regresar a la comida cotidiana y fresca de su casa: ?Estoy harto?, dijo David Scott, ?de estar tanto tiempo comiendo alimentos enlatados. Es un asco?.
De todas formas, David Scott ya se halla recopilando comida enlatada para el futuro, porque piensa repetir la larga experiencia que acaba de concluir. Para animarle acudi¨® a Plymouth la australiana Naomi Jones, quien declar¨® que no lamentaba haber perdido, en beneficio de tan experto navegante, su anterior r¨¦cord mundial.
?La haza?a de Scott?, dijo la se?ora Jones, ?ha sido fant¨¢stica. El record estaba ah¨ª para que alguien pudiera romperlo, y estoy contenta de que David Scott lo haya conseguido?.
Mientras hac¨ªan estos elogios sobre su traves¨ªa, David Sdott reconsideraba la rentabilidad de su barco: se llama Ocean Bound (rumbo al oc¨¦ano ser¨ªa una traducci¨®n aproximada), tiene doce metros de longitud y est¨¢ valorado en 80.000 libras esterlinas (m¨¢s de catorce millones de pesetas).
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