Alegaci¨®n de un funcionario acusado de negligencia en la fuga de los "grapo" de la c¨¢rcel de Zamora

?Lo m¨¢s c¨®modo, obviamente, es elegirme a m¨ª como cabeza de turco en unos hechos en los que no tengo ninguna responsabilidad, pero que son muy dif¨ªciles de explicar a la opini¨®n p¨²blica?. En estos t¨¦rminos est¨¢ presentada la alegaci¨®n del funcionario del penal de Zamora Jes¨²s Domingo Guerra contra la propuesta de sanci¨®n remitida d¨ªas atr¨¢s por el inspector general de Instituciones Penitenciarias, Emilio Tavera, atribuy¨¦ndole la responsabilidad, por negligencia, de la fuga de cinco dirigentes de los Grupos Revolucionarlos Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) de la c¨¢rcel de Zamora, ocurrida el 17 de diciembre del pasado a?o.

Emilio Tavera, designado instructor especial en la investigaci¨®n abierta para esclarecer la fuga de los cinco grapo, remiti¨® recientemente una propuesta de sanci¨®n contra el entonces director del penal, Pedro Romero (cesado a ra¨ªz de la evasi¨®n); el subdirector, Miguel Mart¨ªn, y el funcionario Jes¨²s Domingo Guerra. La sanci¨®n consist¨ªa en diez, ocho y quince d¨ªas sin sueldo, respectivamente (v¨¦ase EL PA?S del pasado d¨ªa 12).Los afectados resultaron muy sorprendidos por esta decisi¨®n, en tanto declararon que eran ?el ¨²ltimo e involuntario eslab¨®n de una cadena de irregularidades, cuya responsabilidad corresponder¨ªa a las altas instancias del Ministerio de Justicia?. En base a este criterio, Jes¨²s Domingo insiste en su escrito de alegaci¨®n sobre la idea de que ¨¦l ha sido elegido como uno de los cabezas de turco, porque ?mucho m¨¢s dif¨ªcil resultar¨ªa, como es l¨®gico, buscar responsabilidades a otros niveles, suponiendo que las haya, tema este?, a?ade, ?en el que, por razones elementales, yo no voy a entrar de momento?.

Estas responsabilidades de ¨ªndole superior quedaban en parte reflejadas en el informe de Tavera, cuando alegaba que ?la Polic¨ªa Nacional, encargada del orden interior de la prisi¨®n, no ha resultado todo lo eficaz que hubiera sido de desear? que ?las dos garitas destinadas a la Guardia Civil a¨²n no hab¨ªan sido ocupadas? y que ?los perros utilizados por la Benem¨¦rita en sus rondas no se apercibieron de la fuga la noche de los hechos?. Han sido cuestionadas a nivel oficial, por tanto, las presuntas responsabilidades directas del Ministerio del Interior. Sin embargo, nada se mencionaba en el informe citado de la parte de responsabilidad que pudiera corresponder al Ministerio de Justicia.

Anomal¨ªas tales como la posibilidad de abrir las cancelas que dan al patio de la c¨¢rcel con el simple mango de una cuchara; la muy escasa dotaci¨®n de luz; la reducid¨ªsima plantilla de funcionarios para tratar a una poblaci¨®n reclusa compuesta fundamentalmente por terroristas grapo; el bien dotado taller ?para trabajos manuales? con que contaban, con todo tipo de herramientas, y las propias caracter¨ªsticas de construcci¨®n del penal, con numerosos espacios muertos desconocidos para los funcionarios, son expuestos detalladamente en el escrito de alegaci¨®n de Jes¨²s Domingo, quien afirma en otro apartado que ?la libertad de movimientos de que gozaban los presos de los GRAPO fue el determinante de la fuga. Esta libertad ven¨ªa impuesta? dice textualmente, ?por ¨®rdenes superiores, que hab¨ªan establecido un r¨¦gimen interno para estos presos, de mayor libertad que la que tienen los presos comunes?.

En la alegaci¨®n, el citado funcionario adjunta fotocopia de diversas peticiones a la Direcci¨®n General de Prisiones, denunciando, mucho antes de la fuga, estas irregularidades y demandando mayores medidas de seguridad, ante la posibilidad real de una fuga. Seg¨²n los funcionarios, tales peticiones fueron deso¨ªdas sistem¨¢ticamente por la direcci¨®n general.

A Jes¨²s Domingo le considera Tavera culpable de negligencia a la hora de efectuar los recuentos de los reclusos el mismo d¨ªa de la fuga y por haber descuidado el cierre de la cancela que comunica con el patio. Respecto a este ¨²ltimo punto, el funcionario afectado responde que era tarea encomendada a un compa?ero suyo, Guilerm¨® Juli¨¢n, y que efectivamente fue cerrada, al tiempo que recuerda la facilidad con que esta puerta pod¨ªa ser abierta por los propios reclusos. Y en cuanto a los recuentos, asegura que ¨¦stos se afectuaron seg¨²n el procedimiento habitual.