Coloquio sobre las ¨²ltimas tendencias de la poes¨ªa espa?ola
Jos¨¦ Mar¨ªa Alvarez, Ram¨®n Irigoyen y Luis Antonio de Villena participaron anteayer en la mesa redonda sobre las ¨²ltimas tendencias de la poes¨ªa espa?ola, coordinada por Fanny Rubio. Esta mesa formaba parte de las que durante el ¨²ltimo mes, y agrupadas en tomo a los dos g¨¦neros literarios m¨¢s sobresalientes, la poes¨ªa y la narrativa, ha organizado el Pen Club de Espa?a en colaboraci¨®n con el Instituto Iberoamericano de Cooperaci¨®n.Tras unas palabras de presentaci¨®n de la coordinadora, en la que explic¨® los posibles puntos de contacto, tal vez generacionales, de los integrantes de la mesa, intervino en primer lugar Luis Antonio de Villena, como el m¨¢s joven, con diez a?os de diferencia, de los presentes.
Luis Antonio de Villena explic¨® las razones de su elecci¨®n por una poes¨ªa hedonista, de un lado, y enraizada en determinadas tradiciones, de otro. Explic¨® que la novedad de una corriente literaria s¨®lo estriba en la combinaci¨®n determinada de elementos tradicionales, pero ce?idos a unas herencias culturales muy concretas, y utilizados y expresados conscientemente de una manera peculiar. Habl¨® de su propia experiencia juvenil respecto a los nov¨ªsimos -a los que tanto en ¨¦sta, como en el resto de las mesas se hizo constante alusi¨®n- y mostr¨® c¨®mo, en la pr¨¢ctica, las coincidencias son previas a las influencias. Se mostr¨® voluntaria y ferozmente elitista, se reclam¨® de los cl¨¢sicos latinos y, en general, heredero de la tradici¨®n helen¨ªstica.
Posiblemente en contra, en la pr¨¢ctica, Ram¨®n Irigoyen habl¨® de su propia pelea con el lenguaje, de la lucha con las malas palabras, del silencio de lo experiencial y del tiento necesario a la hora de hablar de generaciones po¨¦ticas, casi siempre dibujadas desde la editorial o el centro geogr¨¢fico. Y en este sentido, pero en plan infinitamente m¨¢s radical, estuvo Jos¨¦ Mar¨ªa Alvarez, quien habl¨® de la necesidad de que acabe esa suma de mediocridades que es la cultura espa?ola. Pidi¨® a los Estados que se dediquen a sus propias tareas y que olviden los terrenos culturales, y dese¨® para los poetas, puesto que pueden y han trabajado en cualquier condici¨®n pol¨ªtica, lo que, seg¨²n ¨¦l, de verdad necesitan para su trabajo: mecenas, y que les olvide la Administraci¨®n.
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