Tu?¨®n de Lara
Los espa?oles estamos tirando la casa que no tenemos por la ventana de una democracia que no va, de momento, a ninguna parte. Carlos Mendo explica en este peri¨®dico, desde Londres, que el documento de Fernando el Cat¨®lico subastado en la Sotheby's se ha quedado en la galer¨ªa Picadilly, de aquella ciudad, por unas 500.000 p¨²as. Ese dinero, que se lo gasta cualquier ministro espa?ol en viajar a cualquier punto del mundo a que le digan que no a cualquier cosa, no ha podido ni sabido ni querido prevenirlo Espa?a para que la carta del rey viniera a enriquecer el testamento de la reina, como tesoro y venero de historiadores. ?Y c¨®mo se va a hacer historia, en Espa?a, si no guardamos los papeles? Aqu¨ª s¨®lo se hacen fasc¨ªculos.Historia. A¨²n hay espa?oles que hacen Historia de Espa?a, a mano, a brazo y por s¨ª mismos, como Cajal hizo ciencia en un pa¨ªs sin tradici¨®n cient¨ªfica. Tu?¨®n de Lara, tantos a?os exiliado, hoy catedr¨¢tico en Pau, Francia, es el hombre que mejor ha escrito y est¨¢ escribiendo nuestro pasado remoto, nuestro pasado reciente y nuestro presente remot¨ªsimo. Unos viven del exilio y otros viven del fasc¨ªculo. Ahora, cuando alguien ha querido poner en pr¨¢ctica la democr¨¢tica idea de otorgar c¨¢tedras a quien las merece, la Universidad de Palma de Mallorca acierta con la elecci¨®n de Camilo Jos¨¦ Cela como catedr¨¢tico de Literatura y Geograf¨ªa Populares, pero, puesto a concederle una c¨¢tedra de Historia a nuestro m¨¢ximo, m¨¢s vigente y vivo historiador, Tu?¨®n de Lara, se le niega la tribuna por nueve votos en contra, siete a favor y dos abstenciones. ?C¨®mo puede la Espa?a del fasc¨ªculo prescindir de uno de los pocos hombres capaces de ense?arnos a leer en nuestro propio pasado? Entre el fasc¨ªculo y el best-seller (S¨¢nchez-Drag¨® y su Dragontea), la cruda, ruda y nuda Historia de Espa?a sigue como in¨¦dita en su versi¨®n ¨²ltima.
Mediante el milagro espa?ol, que era un milagro nacional-cat¨®lico, Franco nos educ¨® en la moral del despilfarro, y ahora de nada sirve que la democracia quiera ahorrar gasolina o don Luis Coronel de Palma nos invite a meter nuestro porvenir en una hucha de barro, mediante d¨ªas universales y cosas, porque el espa?ol, ya, no s¨®lo despilfarra crudos, perritos calientes y minipimers, sino que despilfarra su Historia, su cultura y sus hombres, dejando que cuadros y documentos que nos constituyen se queden entre los oscuros anticuarios dickensianos de Londres, para hobby de coleccionistas, o prescindiendo de se?ores tan imprescindibles como Tu?¨®n de Lara, de quien primero nos priv¨® el totalitarismo deslustrado y ahora nos priva un arbitrismo provinciano.
Me escribe un lector desde Galicia para contarme que tambi¨¦n all¨ª se est¨¢ haciendo la guerra sorda y s¨®rdida al castellano, en algunos sectores, y ya tengo escrito que cuando el Bierzo se alza en armas de pimientos morrones contra el centralismo goticoleon¨¦s, hemos llegado al psicodrama auton¨®mico, al docudrama regionalista y estamos cayendo en una especie de zarzuela de izquierdas. Porque de lo que se trataba, parece, era de dar libertad y cultivo a las otras lenguas peninsulares, de hacer de Espa?a una variada gavilla cultural, no de discriminar pintorescamente el castellano como si s¨®lo fuera un argot de guardias y recaudadores de contribuciones. La moral del despilfarro, la ¨¦tica del derroche, que est¨¢ en Fourier, en Benjam¨ªn, en Baudelaire, en Bataille, como oposici¨®n al seco economicismo manchesteriano y puritano, la hemos entendido en Espa?a como un costumbrista echar la casa por la ventana. Por la ventana de este desmadre berciano estamos tirando hombres, idiomas, cuadros, documentos, cosas, pero luego el personal ¨¦pico se pone muy crispado y encabritado, muy tarasca y encampanado, si el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, decide desamortizar la calle de un piloto y devolv¨¦rsela a una santa como Santa Engracia, tampoco a ninguna Pasionaria. Ese es todo nuestro patriotismo de patria grande o chica: que no nos toquen al piloto.
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