La m¨²sica, una laguna en el plan de estudios del bachillerato
Los profesores de m¨²sica de los institutos nacionales de bachillerato han vuelto a pedir a la Administraci¨®n que se adopten las medidas necesarias para sacarlos de su estado de perpetua interinidad. Los dirigentes de su asociaci¨®n nacional creen que el hecho de que el Ministerio de Educaci¨®n desoiga sistem¨¢ticamente sus ya viejas reivindicaciones demuestra la escasa consideraci¨®n que parece merecerle un aspecto fundamental de la formaci¨®n integral de nuestros bachilleres.
En m¨¢s de una ocasi¨®n, los representantes de estos profesores han escuchado a alg¨²n director general comentarios harto peyorativos sobre la entidad de la m¨²sica, y hasta un alto responsable del Ministerio de Educaci¨®n se ha mostrado p¨²blicamente convencido de que ?la m¨²sica no es obligatoria?.Sin embargo, la m¨²sica tiene rango de asignatura fundamental desde la ley general de Educaci¨®n, en cuyo art¨ªculo 24 se la incluye entre las materias comunes del bachillerato, y desde el curso 1975-1976 constituye un aspecto fundamental del ¨¢rea de la formaci¨®n est¨¦tica.
Hasta la promulgaci¨®n de la ley, la m¨²sica no exist¨ªa formalmente como asignatura, ni en la ense?anza primaria ni en el bachillerato. En todo caso, y por lo que concierne a este nivel acad¨¦mico, formaba parte de las llamadas ?ense?anza de hogar?. Encomendada a las profesoras de la secci¨®n femenina, la m¨²sica era un complemento de las clases de costura, y se reduc¨ªa, en el mejor de los casos, al aprendizaje de canciones y bailes regionales. La formaci¨®n est¨¦tica era ?cosa de mujeres?, y aprender a hacer un ojal, bastante m¨¢s importante que la propia formaci¨®n est¨¦tica.
Muy probablemente, estos or¨ªgenes pol¨ªticos deben tener su importancia a la hora de explicar la actitud de la actual Administraci¨®n hacia esta materia educativa. Actitud que cuenta con la complicidad de muchos profesores de las restantes materias, las llamadas ?asignaturas serias?, que suelen mirar con un cierto desprecio a quienes imparten esta ense?anza y que deploran, por ?excesivas?, las dos horas semanales que se dedican actualmente a la m¨²sica en los institutos.
Naturalmente, no en todos los institutos la m¨²sica es v¨ªctima de este trato infamante y, desde luego, no en todos los institutos se imparte formalmente la ense?anza de la m¨²sica, pese a su condici¨®n de asignatura fundamental y obligatoria.
En realidad, y seg¨²n los datos de que disponen los profesores agrupados en la citada asociaci¨®n nacional, la m¨²sica s¨®lo se imparte formalmente en unos doscientos institutos de toda Espa?a, que son aquellos en los que la materia es ense?ada por un especialista, es decir, un profesor titulado por el Conservatorio Superior de M¨²sica. En los restantes, cerca de un millar, o no se da o es impartida por profesores, numerarios o no, de asignaturas que el ministerio llama ?afines?, como es el caso de filosof¨ªa, historia o dibujo.
?Las clases de m¨²sica" afirma Guadalupe Poncela, Presidenta de la Asociaci¨®n Nacional de Profesores de M¨²sica de Instituto, ?constituyen un excelente recurso para aquellos profesores que necesitan justificar horas para la percepci¨®n del complemento de dedicaci¨®n exclusiva?. Los profesores titulados de m¨²sica, por el contrario, desde este curso no pueden ejercer jefaturas de seminario y encargos de c¨¢tedra, como hab¨ªan venido haciendo en los dos cursos anteriores. ?A la hora de hacer econom¨ªas, el ministerio piensa que lo l¨®gico es reducir los sueldos de unos profesores que, a fin de cuentas, impartimos una materia que si figura desde hace a?os en el plan de estudios, es m¨¢s por cubrir apariencias que por un verdadero convencimiento de que la calidad de la ense?anza es algo m¨¢s que una bella frase?.
Quien as¨ª se expresa es Marina G¨®mez, secretaria de la mencionada asociaci¨®n nacional, que narra algunas experiencias conocidas directamente por ella sobre c¨®mo imparten la ense?anza de la m¨²sica algunos profesores de ?asignaturas afines?: ?Hay de todo: desde quien entra en clase entonando el Asturias, patria querida, como ejemplo singular de canci¨®n regional, hasta el que explica la sinfon¨ªa de turno leyendo la funda de un disco, que luego los alumnos pondr¨¢n una y otra vez durante la clase, mientras el profesor se ausenta?.
La mejor de las interpretaciones que puede encontrarse sobre lo que debe ser la clase de m¨²sica es la de aquellos profesores que parten de la audici¨®n de una obra musical para estudiar despu¨¦s la biograf¨ªa de su autor y su contexto.
Es evidente que los objetivos se?alados por el ministerio no son esos. El pre¨¢mbulo del decreto ministerial de 23 de enero de 1975, donde se perfila la programaci¨®n del bachillerato, se propone como objetivos ?un conocimiento general del hecho art¨ªstico, educar la sensibilidad del alumno para una valoraci¨®n de las obras y arte y proporcionarle las destrezas constructivas Y t¨¦cnicas adecuadas para estimular la creatividad?.
Los profesores que proceden del conservatorio creen que el posterior desarrollo del programa concreto de la asignatura olvid¨® por completo aquellos objetivos. Y que los programas actuales pecan, en general, de un excesivo historicismo. Por otra parte, la norma general de que siempre que se ignoran los instrumentos t¨¦cnicos de una materia que se quiere ense?ar se recurre a contar su historia.
En cuanto al profesorado id¨®neo para ense?ar la m¨²sica, en una orden ministerial de julio del a?o 1976 se daban las razones por las que se consideraba que deber¨ªa ser impartida por un profesorado especializado. Pero los profesores titulados en el conservatorio, mientras ¨¦ste no tenga rango de facultad universitaria, se ver¨¢n impedidos de acceder a los cuerpos docentes actualmente existentes.
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